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Te adjunto el breve comentario que puse en el hilo correspondiente:
"Bartleby Un ejemplo de resistencia pasiva a la vida, una pulsión que seguro todos llevamos dentro y a la que en determinados momentos, nos dejaríamos ir con agrado---Preferiría no hacerlo...y yo tampoco pero ando siempre haciendo cosas que no deseo, paradoja vital total.
Santo nihilista".
Pues si me gusto y tenía bastante curiosidad por conocerlo después de leer el libro de Enrique Vila-Matas Bartleby y compañía
Te adjunto el breve comentario que puse en el hilo correspondiente:
"Bartleby Un ejemplo de resistencia pasiva a la vida, una pulsión que seguro todos llevamos dentro y a la que en determinados momentos, nos dejaríamos ir con agrado---Preferiría no hacerlo...y yo tampoco pero ando siempre haciendo cosas que no deseo, paradoja vital total.
Santo nihilista".
Pues si me gusto y tenía bastante curiosidad por conocerlo después de leer el libro de Enrique Vila-Matas Bartleby y compañía
Pues gracias. No recordaba haber visto tu comentario.
jose2v escribió:A mí tanto bujianos, como bujienses o bujeño, me parecen correctos, y más saliendo de la imaginación de jilguero.
Que cada quien elija.
Pues si el estudioso del diccionario de la RAE le parece bien, no se hable más. Para el pájaro serán bujianos (al menos por ahora) y el resto cada cual lo que le plazca.
Y aprendiz de gentilicios, ¡que no se te olvide!
Me han gustado gentilicios como saturnienses o el de los habitantes de Jerusalén, hierosolimitano, o algo así.
Pero es que me agradó también la vez que coincidi con uno de Agallas y no se sabía su gentilicio ( este resolvió mi duda y la suya), y otra vez que coincidi con una de Tandil y tampoco lo sabía, (esta no).
Y es que a veces uno por querer saber se queda igual de ignorante. Cosas de la vida.
Entre otras cosas porque el español no recoge todos los gentilicios del planeta.
Recoge el gentilicio:
sampedrano, na
1. adj. Natural de San Pedro, departamento del Paraguay, o de su capital. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a San Pedro o a los sampedranos.
jose2v escribió:¿Monologuista yo? Que va, imposible. ¡Con la de palabras que me quedan por aprender!
Otra palabra aprendida. Correveras.
¿Quién puede aburrirse con el español?
¿Pues cómo denominarías tú al método discursivo en el que uno mismo se hace las preguntas y se las responde? Cierto es que yo prefiero la palabra de soliloquio, como ese soliloquio que tuve que escribirle a la protagonista de la nueva Judit porque me hacía sentirme en deuda con ella. Igua, JoseW, después del soliloquio de la tía Pepa (a ver cuando tengo tiempo e inspiración), le escribo un soliloquio al séneca foril. Si me das permiso, claro .
No he conocido nunca a nadie que use la palabra correverás o corriverás. No sé si se podría considerar como un equivalente a autómata.
Debemos conocer algunas de nuestras limitaciones para no repetir el intento vano de llegar a ningún sitio, y repetir el intento indefinidamente, el problema es cuando no las conocemos y nos empeñamos en querer ser algo para lo que no tenemos capacidades ni nunca las hemos tenido, ni las tendremos.
Hoy, Cata, el desayuno ha sido la mar de divertido. Como posiblemente ya te haya contado, los fines de semana acudo a un bar un tanto cutre. La elección no fue libre sino que me vino determinada por ser el único bar del barrio que está abierto a las siete de la mañana incluso los días feriados. Eso hace que los habituales de esas horas seamos siempre los mismos, ya todos nos conozcamos de vista y, por ende, nos reconozcamos cuando nos damos los buenos días. Y hoy han coincidido el limpiacristales, de nombre Juan y que es extremadamente bajito y friki (en versión muy hortera); Antonio, que es un profesor de yoga, pero que no debe tener mucho trabajo porque es sevillano y, sin embargo, casi siempre anda por Cádiz; y Carlos, el hacedor de crucigramas, que se entrega a completar estos con una profesionalidad encomiable, y con el cual me cruzo a menudo los días laborables porque, cuando yo voy para mi trabajo, él viene camino del bar dispuesto a iniciar el suyo con el instrumento laboral, el crucigramero, bajo el brazo (supongo que está ya jubilado). Son todos ya maduritos y lo habitual es que, tras saludarse, cada uno vaya a lo suyo, así como que se marchen mucho antes de que yo lo haga. Pero hoy andaban nostálgicos y se han reunido en un recuncho del bar donde han montado una especie de karaoke cantando flojito canciones de The Bee Gees, The Beatles, Nino Bravo, Los Relámpagos, etc. Y a la hora de venirme, allí se han quedado, felices como niños canturreando las baladas de sus años mozos.
Mi nombre no lo saben ni tampoco tienen clara mi profesión. Me suelen ver leyendo o anotando cosas en un folio y sé que les pica la curiosidad. A veces se han dirigido a mí como dando por hecho que soy profesora, aunque creo que tampoco tienen claro si es a la escritura a lo que me dedico. Y es que otro habitual es un escritor de literatura infantil y verán cierto parecido en nuestra conducta y por eso les entra la duda. Y como el mundo está lleno de esas casualidades que tanto me gustan, resulta que el bar del que te hablo está aquí, en Cádiz, en el barrio donde está la comisaría de tu geranio, mientras que donde yo trabajo es en el campus universitario, que está en el municipio de Puerto Real; y aun así, cuando a media mañana salgo un cuarto de hora a desayunar, a veces me encuentro con el escritor de cuentos del bar que va con su perro a pasear justo por el pinar que rodea en parte al gallinero en el que trabajo y cuyo mascarón de proa era ayer Cleopatra 1 y 2. Cuandos nos cruzamos nos saludamos con la complicidad de quienes se reconocen, aunque sin saber prácticamente nada el uno del otro. El pastor alemán, en cambio, no me conoce de nada (nunca lo trae al bar) y eso hace que nos ignoremos mutuamente.
Me gustan, Cata, estos entrecruzamientos de caminos, estas relaciones un tanto etéreas y leves que son la imagen especular de lo que ocurre en el foro: mientras que aquí ignoramos los continentes pero sabemos algo del animula de los demás; en este otro caso es justo al revés, puesto que nos conocemos por el continente pero nada (o casi nada) sabemos del animula que cada cual alberga dentro. Y ambos tipos de entrecruzamientos me parecen enriquecedores porque son una manera de compartir con los otros fragmentos de nuestra vida sin que medien los compromisos que, a la larga, suelen ser tan tediosos. Encuentros fortuitos y superfluos y que, precisamente por eso, porque no responden a una necesidad, se convierten en una especie de regalo recíproco que nos hacemos los unos a los otros. Y es que, como ya nos dijo Margarita Yourcenar en Memorias de Adriano, esos contactos ligero y superficiales bastan a menudo para contentarnos (máxime en el caso de los pájaros). Porque ese otro modo de compartir que también nos describe ella, ese fundirse con el otro hasta la confusión de los yoes, está bien experimentarlo alguna vez en la vida para saber qué se siente cuando intentamos atravesar a nado ese mar desconocido que es el otro. Pero vivir en ese estado implicaría tal enajenación y tal esclavitud que, si durase mucho, nos acabaría resultando insufrible y nos llenaría de hartazgo. Para sentir y disfrutar los humanos necesitamos los contrastes, y ni siquiera este asunto es una excepción por mucho que nos quieran convencer de lo contrario los espíritus más románticos. De ahí que un instante de éxtasis sea maravilloso, pero vivir instaurado en él, si eso fuese posible, además de castrante, sería también insoportable.
Yourcenar dixit: En el caso de la mayoría de los seres, los contactos más ligeros y superficiales bastan para contentar nuestro deseo, y aun para hartarlo. Si insisten, multiplicándose en torno de una criatura única hasta envolverla por entero; si cada parcela de un cuerpo se llena para nosotros de tantas significaciones trastornadoras como los rasgos de un rostro; si un solo ser, en vez de inspirarnos irritación, placer o hastío, nos hostiga como una música y nos atormenta como un problema; si pasa de la periferia de nuestro universo a su centro, llegando a sernos más indispensable que nuestro propio ser, entonces tiene lugar el asombroso prodigio en el que veo, más que un simple juego de la carne, una invasión de la carne por el espíritu.
Última edición por jilguero el 05 Ene 2021 13:56, editado 6 veces en total.
hexagono69 escribió:Debemos conocer algunas de nuestras limitaciones para no repetir el intento vano de llegar a ningún sitio, y repetir el intento indefinidamente, el problema es cuando no las conocemos y nos empeñamos en querer ser algo para lo que no tenemos capacidades ni nunca las hemos tenido, ni las tendremos.
Qué curioso, Hexa, que hayas dejado este comentario mientras yo intentaba defender la levedad frente a tomarnos las cosas demasiado en serio...
Totalmente de acuerdo contigo en lo de que debemos conocer nuestras limitaciones, y también las limitaciones de los demás, por aquello de no pedirle peras al olmo, ya sea al propio o al ajeno. Es lo que yo llamo vivir con los ojos abiertos y es fundamental para no andar frustrándose un día sí, y el otro también. Otra cosa es que, a sabiendas de que no llegaremos a ninguna parte, si el asunto nos divierte, ¿por qué no jugar a ello?
Dice Jilguero: Otra cosa es que, a sabiendas de que no llegaremos a ninguna parte, si el asunto nos divierte, ¿por qué no jugar a ello?
Que susto me has dado con esta pregunta, yo buscando una respuesta y no la encontraba a mi gusto, hasta que me he dado cuenta de que era una pregunta retórica.
hexagono69 escribió:Dice Jilguero: Otra cosa es que, a sabiendas de que no llegaremos a ninguna parte, si el asunto nos divierte, ¿por qué no jugar a ello?
Que susto me has dado con esta pregunta, yo buscando una respuesta y no la encontraba a mi gusto, hasta que me he dado cuenta de que era una pregunta retórica.
Sí, Hexa, muy bonita y acorde con esta mañana otoñal en todos los sentidos. Obrigada, .
Y sí, era una pregunta retórica. Con todo, ya sabes que el pájaro puede ser a veces imprudente sin quererlo, debido a que en esta tierra tendemos a la extroversión. Pero, llegado el caso, nada de susto, te vas por los cerros de Úbeda o, si te mola el flamenco, te arrancas por peteneras y asunto arreglado.
jose2v escribió:¿Monologuista yo? Que va, imposible. ¡Con la de palabras que me quedan por aprender!
Otra palabra aprendida. Correveras.
¿Quién puede aburrirse con el español?
¿Pues cómo denominarías tú al método discursivo en el que uno mismo se hace las preguntas y se las responde? Cierto es que yo prefiero la palabra de soliloquio, como ese soliloquio que tuve que escribirle a la protagonista de la nueva Judit porque me hacía sentirme en deuda con ella. Igua, JoseW, después del soliloquio de la tía Pepa (a ver cuando tengo tiempo e inspiración), le escribo un soliloquio al séneca foril. Si me das permiso, claro .
No he conocido nunca a nadie que use la palabra correverás o corriverás. No sé si se podría considerar como un equivalente a autómata.
Y a Lucilo, a Galion, a Sereno, a Paulino, a Polibio también, si gustas.
Nombres extraídos del libro, Los siete libros de la sabiduría, Séneca. Título tan pretencioso que dudo que fuera el propio Séneca quién se lo pusiera.
Cita de dicho libro.
"El mejor día de la primera edad es el primero que huye a los mortales".
Los siete libros de la sabiduría.
Séneca.
Soñar... ¡Donosa locura!
Blanca de los Ríos Nostench.
Erase una persona tan despistada que se quedó una semana en su casa encerrada pues sus llaves no encontraba.
Mi sabiduría no tiene el nivel necesario para entender a los sénecas, ; imagino que el mejor día de mi primera edad debió ser cuando comencé a tener conciencia de mí misma y me supe una niña querida.
Hexa, ¿le abriste hilo al subliminal de L. Mlodinow o le has dejado ese honor al pájaro? Me dispongo a hincarle el diente a ver cómo capeo esa dureza de la que me hablaste
La dentadura bucal la he tenido toda la vida pésima y cada vez peor. Pero la dentadura mental no la tengo maleja. De hecho, ya en el prólogo me ha hecho entender cierto comportamiento atípico que tenemos los adultos que antes fuimos niños asilvestrados.
Si no le veo calidad, dejo los libros sin acabar sin dudarlo (poco porque selecciono mucho) Si tienen calidad y me sublevan también (por ejemplo, uno de Aranguren porque las muertes gratuitas de ETA me pueden); y si es que se me hace pesado, aunque lo encuentre bueno, lo acabo leyendo a salto de mata .
Y los bares a esa hora tienen para mí un encanto especial, siempre que no sean visitados por los que van de recogida (los amantes de la noche no me suelen interesar) sino por los madrugadores.
Edito: hoy estaba Felipe, un señor que yo diría es bordeline y que me ha ofrecido si quería leer su periódico .
Las cavilaciones de Juan Mute 
Cierto es que yo prefiero la palabra de soliloquio, como ese soliloquio que tuve que escribirle a la protagonista de la nueva Judit porque me hacía sentirme en deuda con ella. Igua, JoseW, después del soliloquio de la tía Pepa (a ver cuando tengo tiempo e inspiración), le escribo un soliloquio al séneca foril. 
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; imagino que el mejor día de mi primera edad debió ser cuando comencé a tener conciencia de mí misma y me supe una niña querida. 
la he tenido toda la vida pésima y cada vez peor. Pero la dentadura mental no la tengo maleja. De hecho, ya en el prólogo me ha hecho entender cierto comportamiento atípico que tenemos los adultos que antes fuimos niños asilvestrados.
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