Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Todos los ríos van a la mar que es el pesar de los ahogados
Cuando despertó, el río todavía seguía agrietándose allí, vibrando con áridas palpitaciones: Lo que alguna vez estuvo abultado de carne ahora es un pellejo, lo que fue una piel tersa se convirtió en una apariencia carcomida con uñas invisibles. Así se forjó la primera arruga sobre una Barbie, una injusticia sobre los que no murieron siendo bellos, amándolo tendrán que perderlo, impotentes para conservarlo lo sentirán mil veces carcomido. Redimiendo a todos los feos que no lograron salir en ninguna portada, pues igual recibirán el inmerecido descanso y la aclamación de los gusanos.
Cuando despertó, el río todavía seguía agrietándose allí, vibrando con áridas palpitaciones: Lo que alguna vez estuvo abultado de carne ahora es un pellejo, lo que fue una piel tersa se convirtió en una apariencia carcomida con uñas invisibles. Así se forjó la primera arruga sobre una Barbie, una injusticia sobre los que no murieron siendo bellos, amándolo tendrán que perderlo, impotentes para conservarlo lo sentirán mil veces carcomido. Redimiendo a todos los feos que no lograron salir en ninguna portada, pues igual recibirán el inmerecido descanso y la aclamación de los gusanos.
Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Entre nosotros navega el corazón
Cuando despertó la herida parecía una cicatriz, una perdiz que volaba de los labios en un navío al fondo submarino. Súbitamente, completamente hundido hasta la raíz, las cicatrices dormidas también despertaron, en un cuerpo extraño, soñando con salir a la superficie. Ignorando lo que estaba sano, ni lo que estaba herido, navegaba entre ambos.
Cuando despertó la herida parecía una cicatriz, una perdiz que volaba de los labios en un navío al fondo submarino. Súbitamente, completamente hundido hasta la raíz, las cicatrices dormidas también despertaron, en un cuerpo extraño, soñando con salir a la superficie. Ignorando lo que estaba sano, ni lo que estaba herido, navegaba entre ambos.
Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Encuentro fantástico de madrugada
Los dos pusimos las manos en el frasco de mayonesa al mismo tiempo. Era lo último que quedaba del frasco y un completo misterio cuando lo volverían llenar, lo más probable es que sería cuando la comida estuviera fría. Ninguno se amedrentaría por la mirada fiera del otro. Nuestras manos regordetas comenzaron a tirar ligeramente, ocultando nuestra verdadera fuerza. Habían pasado más de quince minutos en esa lucha ante la expectativa del resto de comenzales. Nadie se acercaba, temerosos de tener que contener más de doscientos cincuenta kilos de fibra generosamente envuelta en grasa. De no haber sido por ese viejo enclenque que me metío un escobazo en la nuca... Alcancé a verlo pintar su cuarto de pollo con ese elixir de los dioses, salió sujetando su pantalón con una mano y su plato con la otra mientras el viejo seguía metiéndome escobazos, pidiéndole que se apurara porque el gigante parecía recobrar el conocimiento. Me pareció escuchar que lo llamó "Sancho", aunque también pudo haberlo llamado "Chancho".
Los dos pusimos las manos en el frasco de mayonesa al mismo tiempo. Era lo último que quedaba del frasco y un completo misterio cuando lo volverían llenar, lo más probable es que sería cuando la comida estuviera fría. Ninguno se amedrentaría por la mirada fiera del otro. Nuestras manos regordetas comenzaron a tirar ligeramente, ocultando nuestra verdadera fuerza. Habían pasado más de quince minutos en esa lucha ante la expectativa del resto de comenzales. Nadie se acercaba, temerosos de tener que contener más de doscientos cincuenta kilos de fibra generosamente envuelta en grasa. De no haber sido por ese viejo enclenque que me metío un escobazo en la nuca... Alcancé a verlo pintar su cuarto de pollo con ese elixir de los dioses, salió sujetando su pantalón con una mano y su plato con la otra mientras el viejo seguía metiéndome escobazos, pidiéndole que se apurara porque el gigante parecía recobrar el conocimiento. Me pareció escuchar que lo llamó "Sancho", aunque también pudo haberlo llamado "Chancho".
Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Así que chancho, ¿eh?
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
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Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Besos que matan
Pegó los labios, cerró los ojos y desenredó su torpe lengua. Babeó demasiado y murió de un coma diábetico. Ignoraba el peligro de practicar con una paleta de caramelo.
Pegó los labios, cerró los ojos y desenredó su torpe lengua. Babeó demasiado y murió de un coma diábetico. Ignoraba el peligro de practicar con una paleta de caramelo.
Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
El autógrafo
Calzoncillo con quemada de llanta busca a su dueño en la lavandería. Así persiguen los malos libros a sus autores.
Calzoncillo con quemada de llanta busca a su dueño en la lavandería. Así persiguen los malos libros a sus autores.
Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Con la de lavanderías exprés que han aparecido en los últimos años, normal que el dueño no encuentre sus calzoncillos
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Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Cambiando de canal
La programación de ese martes le pareció una basura. Guardó el control remoto, recogió su antena, dobló la caja y se cambió de esquina. Le encantaba imaginar que miraba la televisión mientras pedía limosna.
La programación de ese martes le pareció una basura. Guardó el control remoto, recogió su antena, dobló la caja y se cambió de esquina. Le encantaba imaginar que miraba la televisión mientras pedía limosna.
Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Arriba es adentro
Subían y se lanzaban desde lo más alto -que también era lo más hondo- las palabras hacia la hoja en blanco. Sus vísceras salpicaban fuera de los márgenes de la historia y su significado se perdía. Las palabras que saltan nunca pueden regresar al diccionario.
Subían y se lanzaban desde lo más alto -que también era lo más hondo- las palabras hacia la hoja en blanco. Sus vísceras salpicaban fuera de los márgenes de la historia y su significado se perdía. Las palabras que saltan nunca pueden regresar al diccionario.
Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
Amores que matan.
Todos sabíamos que aquel amor entre el camaleón y el saltamontes no tenía futuro. No nos equivocamos, todo acabó con el primer beso con lengua.
Todos sabíamos que aquel amor entre el camaleón y el saltamontes no tenía futuro. No nos equivocamos, todo acabó con el primer beso con lengua.
Aquí puedes encontrar mis libros electrónicos: https://www.amazon.es/Jose-Vicente-Ruiz ... elinks2-21
En papel: https://www.edicionesatlantis.com/autor ... uiz-panos/
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Re: Mil y un microcuentos de amor (Microrrelatos)
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