Apenas unos milímetros - Sara Mesa

[Sue_Storm]

APENAS UNOS MILÍMETROS
Sara Mesa

Decíamos ayer... que ya es hora de abrir hilo al cuento del Miniclub de esta semana. Es un relato de la española Sara Mesa (Madrid, 1976) que desde niña reside en Sevilla y que ha publicado varias novelas, además de numerosa narrativa breve. Los comentarios, a partir del viernes día 22, aquí, en este hilo

[jilguero]

[jilguero]

Para mi gusto, un relato que va de más a menos. Me enganchó esa descripción inicial de la casa del protagonista y el personaje me hizo acordarme de El hijo roto de Veneranda Murte (de Tocornal). Pero luego el desarrollo se me ha hecho un pelín pesado y el desenlace no me ha convencido porque le veo cierto toque de moralina que .

Por otro lado, me habría gustado mucho más que el relato se centrara más en el adolescente inválido y no tanto en los escrúpulos de la narradora. Conclusión, la situación elegida podría haber dado más juego. Vamos que el relato podría haber sido mucho mejor de lo que es. No digo que esté mal, pero no me convence el enfoque elegido.

[Kansas]

Por otro lado, me habría gustado mucho más que el relato se centrara más en el adolescente inválido y no tanto en los escrúpulos de la narradora. Conclusión, la situación elegida podría haber dado más juego. Vamos que el relato podría haber sido mucho mejor de lo que es. No digo que esté mal, pero no me convence el enfoque elegido.

Totalmente de acuerdo con tu reflexión, a mi empezó gustándome pero a medida que avanzaba se me fue haciendo un poco coñazo por todo ese darle vueltas a lo mismo de la narradora, centrada en su empecinamiento y apenas se le presta atención al chico enfermo. Al final acabé un poco harta, sobre todo de la narradora.

[Gretogarbo]

Pues coincido con jilguero y, consecuentemente, con Kansas. Las siete primeras páginas, las del examen y las de la recomendación de un libro, me atraparon pero a partir de ahí el relato se me hizo repetitivo y cansino ante la disyuntiva moral de la profesora. No obstante, entiendo su zozobra final porque me imagino que a mí me hubiese sucedido lo mismo.

[Arden]

A mí se me ha gustado. Efectivamente el enfoque podría haber sido el del chico, sería entonces otro relato, pero no creo que desmerezca el hecho de que la narradora sea la profesora.

Después de centenares de charlas sobre diversidad sexual, LGTBfobia, etc..., en los institutos a alumnos de 4º de la ESO y 1º de Bachillerato principalmente, me sentí totalmente identificado con ella, sabes que la catástrofe está a un pelo de que se produzca porque la leona de turno y el cani maleducado van a estar ahí, y es probable que la líen y la armen, con 0 sensibilidad y nada de empatía. Pero la cuestión para mí es ¿Cuál ha sido la intención de la autora con este relato? Me llamó mucho la atención esa pretensión de normalidad de la madre, todo sonrisas, de la pedagoga, del director, ese buenismo, cuando es algo que no es en absoluto normal, y que puede convertir al chico más en un show que en otra cosa, por ese lado seguía del lado de la narradora, ella misma había adaptado el examen, o sea que era el mismo examen para todos pero bajando el nivel a todos, y esas descripciones de lo costoso que es todo, las horas, los equipos, la gente, el dinero,..., se hace mucho hincapié en todo eso, y también en que todo parece realizarse por ese ser políticamente correcto, el caso del director.

Pero, ¿y el chico? ¿Y si realmente él es consciente de que es todo un circo pero prefiere ese circo e incluso que se le humille por parte de esos compañeros como les pasará a otros que serán sus víctimas en la misma clase a quedarse encerrado permanentemente y para toda su vida? Y de ahí también su respuesta final entiendo yo, para él todo eso forma parte de la vida y es maravilloso, igual no piensa tanto en que él no va a tener una vida sexual y es como ponerle el caramelo en la boca y que no pueda comérselo sino que el ir a esa clase ya es en sí maravilloso.

[jilguero]

Pues yo, Arden, he dado por hecho que el chaval es consciente del circo pero que tiene tal grado de madurez (ocurre a veces en quienes tienen mucho tiempo para reflexionar) que es capaz de representar su papel sin crear problemas. Y me he quedado con las ganas de conocer su punto de vista, que posiblemente era el más interesante de todos.

Os dejo aquí un cachito de un relato que me encanta, de Funes el Memorioso:
Funes, de espaldas en el catre, en la sombra, se figuraba cada grieta y cada moldura de las casas precisas que lo rodeaban. (Repito que el menos importante de sus recuerdos era más minucioso y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico.) Hacia el Este, en un trecho no amanzanado, había casas nuevas, desconocidas. Funes las imaginaba negras, compactas, hechas de tiniebla homogénea; en esa dirección volvía la cara para dormir. También solía imaginarse en el fondo del río, mecido y anulado por la corriente.

Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos.

La recelosa claridad de la madrugada entró por el patio de tierra.

Entonces vi la cara de la voz que toda la noche había hablado. Ireneo tenía diecinueve años; había nacido en 1868; me pareció monumental como el bronce, más antiguo que Egipto, anterior a las profecías y a las pirámides. Pensé que cada una de mis palabras (que cada uno de mis gestos) perduraría en su implacable memoria; me entorpeció el temor de multiplicar ademanes inútiles.

En relación con lo que comentas de la madre, la experiencia me dice que a veces los padres se colocan una venda en los ojos y se acaban creyendo que sus hijos, pese a sus limitaciones, son unos más en la clase. Conozco a una madre de una niña con síndrome de Down que llegó un día al trabajo indignada porque cuando había ido a recoger a su hija de clase de vela, se la había encontrado que estaba con el profesor de su colegio jugando a otra cosa. Yo conozco a la niña (ahora es una mujercita) y creo que haberla montado con un compañero (eran aún niños) en un barquito hubiera sido más bien temerario. Imagino que la llevaron no obstante hasta el embarcadero con el resto de la clase para hacer las menos diferencias posibles, pero que a la hora de la verdad, su profesor había preferido quedarse jugando con ella. En lugar del profesor yo había hecho lo mismo y creo que su madre, si fuese capaz de analizar la situación con objetividad, habría optado también por la seguridad de su hija. Es un tema muy complicado.

[Gretogarbo]

... igual no piensa tanto en que él no va a tener una vida sexual y es como ponerle el caramelo en la boca y que no pueda comérselo sino que el ir a esa clase ya es en sí maravilloso.

Yo creo que esa es la clave, Arden. El chaval disfruta de la visita al colegio y punto porque en lo referente a lo que escuche sobre educación sexual y la experiencia sexual del resto de alumnos se la refanfinfla ya que no ha tenido ni tendrá jamás una relación sexual. Este chico es un cerebro en un cuerpo totalmente inerte e insensible por lo cual lo del caramelo en la boca ni lo contemplo porque yo creo que una persona así, vegetativa desde el nacimiento, desconoce totalmente el placer de una simple excitación, por citar la experiencia sexual más primaria e, incluso, involuntaria.

Es un tema muy complicado.

Mucho, jilguero. Y cada caso es diferente a otro. Las personas con capacidades diferentes, que creo que es el término correcto ahora mismo, tienen que ser consideradas individualmente dentro de esa supuesta normalidad con la que tienen todo el derecho a ser tratados.
Edito para concordar en género un sujeto y su adjetivo y sustituir una preposición por otra.

[jilguero]

Y cada caso es diferente a otro. Las personas con capacidades diferentes, que creo que es el término correcto ahora mismo, tienen que ser considerados individualmente dentro de esa supuesta normalidad de la que tienen todo el derecho a ser tratados.

Por supuesto. En el fondo todos tenemos capacidades diferentes. El dilema para mí es encontrar el equilibrio entre "normalizar" y el propio confort del individuo, el no exponerlo a situaciones que le resulten de un estrés innecesario. Bueno, en el fondo es que yo estoy en contra de darle tanto peso a la normalidad definida como lo que hace la mayoría versus la normalidad definida en función de capacidades de cada individuo.

[Gretogarbo]

El dilema para mí es encontrar el equilibrio entre "normalizar" y el propio confort del individuo, el no exponerlo a situaciones que le resulten de un estrés innecesario.

Ese confort deben establecerlo los propios individuos siempre que tengan la capacidad de hacerlo, secundados por sus familiares.

Bueno, en el fondo es que yo estoy en contra de darle tanto peso a la normalidad definida como lo que hace la mayoría versus la normalidad definida en función de capacidades de cada individuo.

Ya sabes que en esto coincido totalmente contigo, independientemente de que seamos total o parcialmente capaces.

[magali]

Coincido bastante con la opinión de @Arden, en el sentido de que lo vemos y lo que le interesa a la narradora es el punto de vista de la profesora: sus acciones, sus temores, su propia ética. De ahí que el sentir del joven no sea lo que se nos narra; no es eso lo que la autora quería mostrar. Al menos así es cómo yo lo he entendido.

Y en ese sentido, creo que el cuento está bien conseguido: las dudas, los problemas que la profesora ve venir y sus inquietudes están bien planteadas... Y la culpa.

[M. Corleone]

Menuda sorpresa más agradable. No porque el cuento sea "agradable" (que no lo es...) sino porque mi anterior experiencia con Sara Mesa fue desastrosa ("Cicatriz" me pareció horrible) y le había cogido una manía tremenda. Y resulta que este cuento me ha encantado, de hecho me parece le mejor de lo que llevamos hasta ahora de miniclub.

Incómodo, bien escrito, muy bien resuelto (para mi gusto), original en cuanto a que está centrado en una narradora un poco diferente... vamos, que me ha encantado, y me tuvo un viaje en metro totalmente absorto y revolviéndome en el asiento. Tendré que darle otra oportunidad a Sara Mesa, la había crucificado (mentalmente) después de "Cicatriz"...

No sé quién propuso este relato, pero MUY BIEN, oye.

[clachalote]

Creo que lo que más me gustó del relato es el nombre, tan bien plantado.
De alguna forma extraña, también me gustó cómo están escritos los diálogos.

Sobre el cuento en sí, creo que da a mucha discusión, aunque soy más bien de la idea de que siempre tendremos muchas opiniones, pero "otra cosa es con guitarra". Siento que me inclino más

por la posición del director, la paranoia de la profesora me molestó un poco,

pero es mi punto de vista, como se dijo, es algo del caso a caso.

Igual como alguien dijo, me gustó el cuento en la primera parte, pero después no sentí que aportara mucho. No sentí que hubiera

una evolución en el personaje de la profesora, por ejemplo, sino mas bien cierto conformismo, pero nada de fondo.

También me quedé con la impresión de que no supe cuál era la intención de la autora.