El bujío de Santa Catalina 1 (Bordeando la realidad)
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Pajarini, si se fueran a destruir todos los libros del mundo (que la diosa de la literatura no lo quiera, por favor, solo de pensarlo me entran arritmias) ¿a cuál salvarías?
Por un cachito de la mar de Cai les cambio el cielo que han prometío.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
No me hables justos de arritmias, Niña Guadiana .Estrella de mar escribió: ↑03 Mar 2019 11:34 Pajarini, si se fueran a destruir todos los libros del mundo (que la diosa de la literatura no lo quiera, por favor, solo de pensarlo me entran arritmias) ¿a cuál salvarías?
Imposible destruir a Sierva María, o destruir al teniente Drogo (El desierto de los tártaros), o los personajes de El tiro de Gracia, o los de El último encuentro, o Amok de Zweig, o al minotauro de La casa de Asterión (Borges) o a ese lector de La continuidad de los parques (Cortázar), ni mucho menos a Funes el memorioso o esa panadería donde hacen El pan dormido (Soler Puig), o ...
No, Niña Guadiana, no me pides que mutile mi vida, mis recuerdos, de esa manera .
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Después de comer, Cata, vuelvo a Gades y espero que a mi cotidianidad.
A modo de despedida, me he dado un paseo por el barrio. Este no es el barrio donde vivimos cuando los asilvestrados se vieron obligados a migrar a la ciudad y a vivir "encarcelados". No, este no es el barrio del que tantas anécdotas te he contado, sino en el compramos un piso, mucho más adelante, en un edificio con ascensor, para que nuestra santa catalina y el pescador pudieran vivir con cierta comodidad, que bien se la habían ganado a pulso sacando adelante a seis retoños.
Da la casualidad de que en este barrio está la iglesia donde Jilguero hizo la Confirmación. Recuerdo aquel día como si me hubiesen llevado al extrarradio de Hispalis, a una zona donde había chalets de gente adinerada y una iglesia en medio de ellos que se llamaba del Corpus Christi. Me trajeron aquí y todavía recuerdo a la jilguerita, con blusa blanca, falda plisada y calcetines altos, haciendo fila para besarle el anillo al señor obispo (creo que era un obispo aquel señor orondo y ataviado con ropajes tan vistosos e historiados). Cuando llegó el momento, vi, con terror, que un monaguillo limpiaba con un trapito (siempre el mismo) el suntuoso anillo y que la regordeta mano se adelantaba para que yo besara aquella superficie húmeda. Sentí un asco tremendo, pero hice lo que se esperaba de mí (posiblemente una de las últimas veces que hice lo que los demás esperaban de mi) y lo besé.
Hoy, al salir a pasear, decidí que el paseo pasara justo por ese templo que, desde entonces, no había visitado. Ha sido una agradable vuelta al pasado. Pero, a parte de eso, al ver el confesionario que te incluyo, me he acordado de Hexa, de los que no contó en sus memorias inconexas que temporalmente llevo en mi firma:
En mi barrio, el único que puedo llamar realmente así y que ya no existe, había muchas iglesias antiguas: San Francisco, San Andrés, La Paloma y más.
Recuerdo que hace poco pasé por allí y entré en una que se llama San Nicolás: por la calle Segovia, subes unas escaleras como es menester, atraviesas grandes puertas y te encuentras con lo que parece una tienda de antigüedades del Rastro: Nazarenos con cuero cabelludo natural, cuadros de vírgenes y santos, un pandemonium de calidades diversas y malsanas; pues bien, allí, como si hubiera aterrizado una nave espacial, un par de confesionarios herméticos con calefacción, supongo, y asiento mullido para las posaderas del cura, hecho de madera barnizada y cristal, sin ninguna adorno: un espanto enorme; y me ha venido a la memoria porque, cuando el cura está esperando algún alma en pena que le cuente sus inexistentes pecados, tiene una luz encendida para atraerle lo mismo que una luciérnaga.
(Hexa dixit)
En este caso, los cojines para las posaderas y los riñones, y un calefactor para los pies, estaban presentes, pero el confesionario era antiguo o al menos lo imitaba .
A modo de despedida, me he dado un paseo por el barrio. Este no es el barrio donde vivimos cuando los asilvestrados se vieron obligados a migrar a la ciudad y a vivir "encarcelados". No, este no es el barrio del que tantas anécdotas te he contado, sino en el compramos un piso, mucho más adelante, en un edificio con ascensor, para que nuestra santa catalina y el pescador pudieran vivir con cierta comodidad, que bien se la habían ganado a pulso sacando adelante a seis retoños.
Da la casualidad de que en este barrio está la iglesia donde Jilguero hizo la Confirmación. Recuerdo aquel día como si me hubiesen llevado al extrarradio de Hispalis, a una zona donde había chalets de gente adinerada y una iglesia en medio de ellos que se llamaba del Corpus Christi. Me trajeron aquí y todavía recuerdo a la jilguerita, con blusa blanca, falda plisada y calcetines altos, haciendo fila para besarle el anillo al señor obispo (creo que era un obispo aquel señor orondo y ataviado con ropajes tan vistosos e historiados). Cuando llegó el momento, vi, con terror, que un monaguillo limpiaba con un trapito (siempre el mismo) el suntuoso anillo y que la regordeta mano se adelantaba para que yo besara aquella superficie húmeda. Sentí un asco tremendo, pero hice lo que se esperaba de mí (posiblemente una de las últimas veces que hice lo que los demás esperaban de mi) y lo besé.
Hoy, al salir a pasear, decidí que el paseo pasara justo por ese templo que, desde entonces, no había visitado. Ha sido una agradable vuelta al pasado. Pero, a parte de eso, al ver el confesionario que te incluyo, me he acordado de Hexa, de los que no contó en sus memorias inconexas que temporalmente llevo en mi firma:
En mi barrio, el único que puedo llamar realmente así y que ya no existe, había muchas iglesias antiguas: San Francisco, San Andrés, La Paloma y más.
Recuerdo que hace poco pasé por allí y entré en una que se llama San Nicolás: por la calle Segovia, subes unas escaleras como es menester, atraviesas grandes puertas y te encuentras con lo que parece una tienda de antigüedades del Rastro: Nazarenos con cuero cabelludo natural, cuadros de vírgenes y santos, un pandemonium de calidades diversas y malsanas; pues bien, allí, como si hubiera aterrizado una nave espacial, un par de confesionarios herméticos con calefacción, supongo, y asiento mullido para las posaderas del cura, hecho de madera barnizada y cristal, sin ninguna adorno: un espanto enorme; y me ha venido a la memoria porque, cuando el cura está esperando algún alma en pena que le cuente sus inexistentes pecados, tiene una luz encendida para atraerle lo mismo que una luciérnaga.
(Hexa dixit)
En este caso, los cojines para las posaderas y los riñones, y un calefactor para los pies, estaban presentes, pero el confesionario era antiguo o al menos lo imitaba .
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Qué lindo conocerlo de niño, Cata ese niño es hermano de una gran persona y amiga, estoy feliz de verlos a los dos en tu rinconcito. El pajarillo ya le puso un nombre bujiano, como hace con todos nosotros, sus asilvestrados. Ese niño está en el corazón de una familia y les ha dejado bellísimos recuerdos, que nuestra amiga seguramente, cuando pueda y quiera, compartirá con nosotros
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Ese niño, que luego fue hombre, ese Panerito bujiano, ha conseguido desde la distancia calarle hondo al pajarito, posiblemente por el cariño con que sus hermanas le han hablado de élMegan escribió: ↑03 Mar 2019 20:07Qué lindo conocerlo de niño, Cata ese niño es hermano de una gran persona y amiga, estoy feliz de verlos a los dos en tu rinconcito. El pajarillo ya le puso un nombre bujiano, como hace con todos nosotros, sus asilvestrados. Ese niño está en el corazón de una familia y les ha dejado bellísimos recuerdos, que nuestra amiga seguramente, cuando pueda y quiera, compartirá con nosotros
Megan, aunque me abrí una cuenta en facebook para poder contactar con un antiguo amigo y compañero de carrera y con un forero que ya no entraba al foro, ahora no la uso para nada: el foro es la única ventana cibernética que uso . |
PD: Aprovechando que hoy es aquí fiesta, voy a ver, Cata, que nos cuenta esta otra niña Catalina
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Jilgue has vuelto o no a tomar cafe.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Hoy el Bar de los Taciturnos estaba cerrado, pero el hijo de Milagros, la mesera, ha abierto un bar en mi misma calle y he estado en él. De momento café descafeinado de máquina que todavía no está el horno para bollos más contundentes. Ya se verá más adelante.
Los primeros días fue duro arrancar cada jornada sin cafeina pero a día de hoy te diría que ya no noto la diferencia. |
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Pues que suerte tener esa capacidad.
Yo de momento no me quitao de la cafeína.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Me traigo esto de otro hilo, para que no parezca que ando haciendo propaganda de mis pamplinas, que no quiero santificar a más gente de la debida .
Como es un texto bastante largo, satisfago tu curiosidad citándote el uso principal que se hace de ese detalle:
Corrieron los perros por la llanura para desfogar la energía acumulada durante su estancia en las perreras. La pobre Violeta los seguía a duras penas porque el tamaño reducido de sus patas la obligaba a dar dos pasos por cada uno dado por el resto. Para colmo, estaba tan contenta de formar parte de la jauría que no podía reprimir su deseo de revolcarse en la hierba de vez en cuando. Una pérdida de tiempo que la forzaba luego a avivar más el paso. Se aproximó, pues, la jauría a los bajos de la Sierra Crestellina con los veteranos marchando en cabeza y Violeta muy rezagada en la cola. Pero de súbito un bronco y machacón «chac... chac... chac...» hizo que los perros aflojaran el ritmo de su carrera y aguzaran los oídos. Se escuchó entonces la voz autoritaria de Don Tomas componiendo con sus nombres, «Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si», una escala musical que anunciaba el inicio de la cacería.
No he escrito una pamplina sobre eso, pero sí usé ese detalle en una pamplina que iba de perros: La cueva de la perra.Gretogarbo escribió: ↑04 Mar 2019 13:46Pues me gusta. ¿Nunca se te dio por escribir una pamplina sobre eso?
Como es un texto bastante largo, satisfago tu curiosidad citándote el uso principal que se hace de ese detalle:
Corrieron los perros por la llanura para desfogar la energía acumulada durante su estancia en las perreras. La pobre Violeta los seguía a duras penas porque el tamaño reducido de sus patas la obligaba a dar dos pasos por cada uno dado por el resto. Para colmo, estaba tan contenta de formar parte de la jauría que no podía reprimir su deseo de revolcarse en la hierba de vez en cuando. Una pérdida de tiempo que la forzaba luego a avivar más el paso. Se aproximó, pues, la jauría a los bajos de la Sierra Crestellina con los veteranos marchando en cabeza y Violeta muy rezagada en la cola. Pero de súbito un bronco y machacón «chac... chac... chac...» hizo que los perros aflojaran el ritmo de su carrera y aguzaran los oídos. Se escuchó entonces la voz autoritaria de Don Tomas componiendo con sus nombres, «Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si», una escala musical que anunciaba el inicio de la cacería.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Gracias, pero descuida que leeré la pamplina entera.
Recuento 2024
Ayer: Grito nocturno. Borja González
Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo
Hoy: Hoy es un buen día para morir. Colo
Soberbia. William Somerset Maugham
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Ok pajarillo, gracias!
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
El que avisa, Greto, no es traidor. Ahora quizás recortaria el texto, pero logré colgarlo a tiempo de que Eleanis lo leyera antes de levantar el vuelo y ya solo por eso mereció la pena.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Ajeno al bullicio del carnaval, así de bonito, Cata, estaba hoy en mar en la zona del Capo del Sur.
Aunque al colgarlo pierda nitidez, al menos espero que te sirva para hacerte una idea.
No estaba demasiado revuelto, pero las olas rugían al romperse contra los bloques y me he acordado de lo mucho que te gusta a tí ese rumor .
Aunque al colgarlo pierda nitidez, al menos espero que te sirva para hacerte una idea.
No estaba demasiado revuelto, pero las olas rugían al romperse contra los bloques y me he acordado de lo mucho que te gusta a tí ese rumor .
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Pues la niña Catalina, la que vivió cautiva con su madre en Tordesillas, me está dando penita, Cata.
Me está quedando un texto muy naiv pues ha sido ella la que ha tomado la palabra. Solo la oiremos pensando durante el momento representado en el cuadro. Así pues, aunque nada de esto tendrá cabida en el mismo, dejo aquí un fragmento que nos da idea de lo sola que estaba y, sobre todo, de lo sola que se quedó Juana tras la marcha de su hija:
El 2 de enero de 1525 -en palabras de Pfandl- la infanta Catalina, que ya tenía dieciocho años, dejó la cárcel de su juventud para casarse con el rey Juan de Portugal. Desde el umbral de sus aposentos miraba atentamente la madre aquella comitiva, que se alejaba con suma lentitud, y, con la mirada como fascinada en la misma dirección, no se alejó de la ventana durante un día y una noche. Lo que la niña le quitó la hirió de manera más grave que la reclusión de tantos años.
Me entusiasma, Cata, el personaje de Juana la Loca. Supongo que se nota .
Me está quedando un texto muy naiv pues ha sido ella la que ha tomado la palabra. Solo la oiremos pensando durante el momento representado en el cuadro. Así pues, aunque nada de esto tendrá cabida en el mismo, dejo aquí un fragmento que nos da idea de lo sola que estaba y, sobre todo, de lo sola que se quedó Juana tras la marcha de su hija:
El 2 de enero de 1525 -en palabras de Pfandl- la infanta Catalina, que ya tenía dieciocho años, dejó la cárcel de su juventud para casarse con el rey Juan de Portugal. Desde el umbral de sus aposentos miraba atentamente la madre aquella comitiva, que se alejaba con suma lentitud, y, con la mirada como fascinada en la misma dirección, no se alejó de la ventana durante un día y una noche. Lo que la niña le quitó la hirió de manera más grave que la reclusión de tantos años.
Me entusiasma, Cata, el personaje de Juana la Loca. Supongo que se nota .
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)
Por cierto, Cata, te informo que la virgencita de Usía sigue sin saltar el obstculo que tan astutamente le ha puesto el isótopo racional delante .
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