Pues ya he llegado al tercer desengaño. El segundo también es dramón, me están gustando mucho las críticas que se hacen como moraleja después de la historia, porque siempre la culpa era de la mujer, y eso se ve en el tercer desengaño, porque en el segundo
la mujer hace mal en no decirle al marido que era requerida por otro, pero en el tercero hace mal por decírselo, o sea que haga lo que haga ella siempre sale mal parada |
. Entonces la autora lo que quiere es que la culpa recaiga sobre el hombre que engaña y no sobre la engañada, o al menos no tanto, y una de las razones es precisamente que si decían que la mujer tenía menos entendimiento pues entonces a qué culparla, mejor al hombre que se supone es el superior y virtuoso.
Porque por lo que veo lo de prometer y después no cumplir se daba más de lo que pensaba, y estos desengaños son un poco aviso para navegantes, en este caso para ellas, que no se dejen engañar por falsas promesas de matrimonio.