El bujío de Santa Catalina 1 (Bordeando la realidad)

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

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Gretogarbo
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 27 Jul 2019 18:53... ¿tienes en tu biblioteca personal alguno de sus libros firmado por él?
Tengo firmado el libro biográfico que se publicó para las jornadas que sobre su vida y obra se organizaron en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en marzo de 1991. El último día, después de mis renuncios de los días anteriores, me atreví a abordarlo mientras abandonaba el salón principal del brazo de su esposa Fernanda. La dedicatoria es escueta: Para ****, de G. Torrente Ballester, pero su generosidad me la mostró charlando un rato conmigo e invitándome a abordarlo en sus mañanas veraniegas en Bayona cuando supo que éramos vecinos de veraneo. Y estoy por apostar que esta foto...

Imagen

... bien pudiese ser de ese día, porque el mobiliario es muy del Círculo y, sobre todo, porque aquel último día, acompañándolo en el estrado estaban Carmen Martín Gaite, a quien le unía una grandísima amistad, y el que luego sería ministro de Cultura, el coruñés César Antonio Molina, además de su esposa, siempre a su lado ya que la torpeza de movimientos, que no de cabeza, del escritor a esa edad era más que manifiesta. No recuerdo el atuendo del escritor pero sí perfectamente que Carmen iba con una boina negra, aunque eso era muy habitual en ella, y un vestido de punto de color claro que contrastaba con los ternos oscuros de sus acompañantes.

¡Qué gilipollas soy! Me ha dado un yuyu de emoción el pensar que esa foto, que acabo de encontrar en internet, pudiese ser de ese día.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 28 Jul 2019 09:55 ¡Qué gilipollas soy! Me ha dado un yuyu de emoción el pensar que esa foto, que acabo de encontrar en internet, pudiese ser de ese día.
En absoluto gilipollas. La pena sería que estos encuentros fortuitos con el pasado no te calaran.


Venía yo, Cata, a decirte que tres veranos después, los gorriones han vuelto a las andadas. Bueno, en realidad ha sido solo uno el que se ha atrevido a posarse en mi mesa y ha hecho una amago de picotearme la alianza.

compañero de desayuno.jpg

Lo he llamado al orden y, entonces, ya mucho más formalito, se ha dedicado a observarme mientras yo desayunaba.

Gorrión.jpg
Al final me ha dado pena y le he ofrecido un trocito de pan. Por lo visto, no es nada rencoroso, pues ha acudido otra vez a mi mesa y lo ha cogido de mi mano.

Eso sí, me ha extrañado que en sus ojos ni titilaban estrellas ni revoloteaban luciérngas. ¿Será también cosa del cambio climático :roll:?

Y también a decirte que ayer, justo dos veranos después, por razones que no vienen ahora a cuento, tuve la sensación de volver a estar en el interior de la Torre mirador desde la que Fragella le escribía a Julio Gilardi (la que se ve más cerca en la imagen).

Torres mirador.jpg
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 28 Jul 2019 10:53... los gorriones han vuelto a las andadas. Bueno, en realidad ha sido solo uno el que se ha atrevido a posarse en mi mesa y ha hecho una amago de picotearme la alianza.
¿Los gorriones gaditanos entran en los bares?
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

¡Muy buenos días! Arrancando una nueva semana, ¿qué nos deparará...?


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Gretogarbo escribió: 29 Jul 2019 08:31 ¿Los gorriones gaditanos entran en los bares?
En el Gades antiguo hay gorriones que entran en los bares, que no es exactamente lo mismo que decir que los gorriones "gaditanos" entran en los bares. En lo segundo tengo mis dudas, tal como le conté a Cata en los inicios de este bujío. Con gusto, Greto, te lo volvería a contar a ti de forma personalizada, pero la falta de tiempo me lleva a colgarte aquí abajo el fragmento de la Carta a Santa Catalina que versaba sobre los gorriones mansos de algunos bares del corazón del Gades antiguo y la teoría de Jilguero de por qué son tan mansos.

Donde más entran es en el bar en el que desayuné ayer. Está junto al mercado central y decorado con elementos marineros, incluido un viejo salvavida de un barquito que se llamaba Manolito II (un bar cutrecillo pero muy castizo: son los que más me atraen). En ese se cuelan hasta la cocina y ayer uno de los camareros comentaba que tenía que poner el pan, una vez cortado para las tostadas, con la corteza para arriba porque, si no, se paraban en el borde del plato y picoteaba la miga.

Bueno, te dejo el fragmento y, si tienes timpo y ganas, lo lees y ya tú mismo decides si son gaditanos o no.

¿Gorriones gaditanos o gorriones de Orión?
Parecían gorriones normales, indistinguibles del resto de los de su especie, pero daban saltitos alrededor de mi mano con una confianza tan ciega que enseguida comprendí que nadie les había dado nunca una pedrada. Más por fantasear que por otra cosa, me dije que también a ellos solo les habían disparado en la vida con balas de mentira. Y sí, Santa Catalina, pensar en disparos inofensivos hizo que de nuevo me acordase de la lejana primavera en la que el teorema de los cuatro colores tomó la forma de una enorme cometa enredada en la copa de un jacarandá; y recordé también que de ella colgaba ese niño que para evitar que los gorriones se comiesen sus geranios les disparaba con el tirachinas balines de algodón azul...

Unos tirones suaves pero insistentes, en el dedo anular de la mano izquierda, me hicieron volver a la realidad de aquellos otros gorriones mansos y confiados. ¡Qué osados y qué cándidos!, pensé al comprobar que pretendían quitarme la alianza tirando de ella hacia arriba. Que su brillo metálico hubiera atraído su atención no me extrañó, pero sí que osasen trajinar tanto junto a una mano. Es más, al darse cuenta de que los estaba observando, uno de ellos giró la cabeza y también pareció observarme a mí. En la negrura de su pupila vi unos puntitos brillantes a los que mi mente, siempre tan racional, no logró encontrarles una explicación. Para colmo, eran unas lucecillas tan pequeñas que ni con gafas lograba verlas bien. Tal vez desalentados por el fracaso, uno tras otro levantaron entonces el vuelo y me dejaron cavilando sobre lo que había visto o, más bien, había creído ver.

Como ya te habrás imaginado, al domingo siguiente volví al mismo bar y me senté en la misma mesa. Por si acaso ellos regresaban, en la mochila llevaba una buena lupa y una libretita para tomar nota ―un biólogo que se precie de serlo siempre lleva encima un cuaderno de campo―. Gracias a Dios, no solo se posaron de nuevo en mi mesa sino que volvieron a las andadas. Mi alianza los tenía encandilados y hasta tuve la impresión de que, los muy ingenuos, me miraban buscando mi complicidad. Por supuesto, aproveché la chance para observar con la lupa los puntitos brillantes de sus ojos. El patrón era siempre el mismo. En algunos casos, sin embargo, las lucecillas no se movían pero parpadeaban; en otros, el brillo era siempre el mismo y la configuración cambiante. Se me metió en la cabeza ―ya luego verás por qué― que las unas eran el reflejo de un puñado de estrellas; las otras, nubecillas de luciérnagas. En cuanto a la composición, aunque en ese momento no fui capaz de recordar dónde, estaba segura de haberla visto antes.

Hace unos días, saltó el Levante. Un viento que, como tú bien sabes, puede llegar a ser muy molesto y nos obliga a encerrarnos en casa más de lo deseable. Andaba yo ojeando los dibujos que había trazado en la libreta y, de súbito, lo vi claro: ¡Orión! Sí, aquel par de trapezoides eran el torso de El Cazador, y el garabato que había debajo, la constelación de Lepus. Me imaginé enseguida al animalejo asomando la cabeza fuera de la madriguera para cotillear y, como en lugar de cerebro lo que yo tengo es una rueca, de inmediato recordé la cabecilla negra asomando del cesto plateado del volador justo antes de poner rumbo a la Gran Nebulosa. Caí entonces en la cuenta de que, si aquel ícaro novato había cometido ese error, lo más seguro es que hubiera cometido otros muchos. Además, los gazapos habrían dejado ya de serlos y, como los conejos son tan traviesos, habrían hecho muchas travesuras de las suyas. O dicho con otras palabras: lo que ocurrió en Australia siglo y medio atrás, ahora se estaba repitiendo en el corazón de la Gran Nebulosa de Orión. Lógico, pues, que los gorriones hubiesen decidido emigrar a la Tierra... ¡Pobre Gades y pobres geranios!, pensé.

Sí, Santa Catalina, el Levante que nos suele poner las cabezas patas arriba esta vez me ayudó a resolver el misterio de los gorriones mansos. Aunque no del todo, puesto que continúa siendo un enigma por qué no son iguales las lucecitas que brillan en los ojos de los unos y de los otros. Eso sí, para conseguir que la bandada de gorriones dejara de revolotear en mi cabeza, he elaborado mi propia teoría. Pura especulación, Santa Catalina, y eso es algo impropio de una científica. Pero tú te habías ido de vacaciones..., y tanto revoloteo me estaba volviendo loca. Como bien recordarás, en su tratado filosófico sobre las sombras, Sereno C. Williams mantiene que en el cielo nocturno de nuestros sueños no brillan estrellas sino luciérnagas. No es, pues, del todo descabellado pensar que los gorriones de las lucecillas que titilan sean los nacidos en la Gran Nebulosa, que sienten morriña de su tierra y aprovechan las noches estrelladas para mirar a Orión con insistencia. Los otros, en cambio, han debido nacer durante el éxodo y, como no conocen la constelación de la que tanto les hablan sus padres, solo son capaces de verla en sueños.



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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Aben Razín »

jilguero escribió: 29 Jul 2019 09:32 ¡Muy buenos días! Arrancando una nueva semana, ¿qué nos deparará...?


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No sabes cuánta relajación y meditación me está produciendo la música clásica -se las debo también al filósofo Eugenio Trías-, pero me alegra que recurramos a ella. Por otro lado, no hay que tener miedo a esta semana porque será, en buena medida, lo que queramos nosotros.

Por cierto, ando recolectando buenos tomates y paraguayos, :mrgreen:
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 29 Jul 2019 09:32... ya tú mismo decides si son gaditanos o no.
Pues me parece que los gorriones que entran en los bares de Cádiz son gaditanos, como los que no entran. Eso sí, quizás tengan más desparpajo porque esnifaron polvo de estrellas.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 29 Jul 2019 09:55
jilguero escribió: 29 Jul 2019 09:32... ya tú mismo decides si son gaditanos o no.
Pues me parece que los gorriones que entran en los bares de Cádiz son gaditanos, como los que no entran. Eso sí, quizás tengan más desparpajo porque esnifaron polvo de estrellas.
Ja, ja, ja. Como lea un coleguilla gaditano lo de esnifar polvo de estrellas, dentro de nada andarán vendiendo papelinas del susodicho y diciéndole a sus potenciales clientes que la mercancía es tan buena que hasta coloca a los gorriones. De ocurrir, puede que me entere y os lo podré contar. Y es que los domingos, como descansan los comedores públicos, es en el convento, que hay enfrente de donde yo vivo, en el que dan de almorzar a quienes lo necesitan. Mientras hacen cola para entrar, es inevitable que me entere de todos lo que cotillean. Ayer, por ejemplo, andaban diciendo que la Colaou se había subido el sueldo 40% (no sé si será cierto) y, entretanto, ellos allí haciendo cola para comer.


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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Aben Razín escribió: 29 Jul 2019 09:37
Por cierto, ando recolectando buenos tomates y paraguayos, :mrgreen:
¡Qué buenos los paraguayos! Seguro que tus tomates también están buenos, pero como los tomates habituales que consumo no saben a nada me resulta difícil usar con ellos la misma exclamación. Aunque si tiro un poco de la memoria, recuerdo aquellas tardes calurosas en las que los asilvestrados decidian hace una escapada hasta el pozo del arroyo Cabañas para tomarse unos tamtitos recién arrancados de al mata. Aunque me suena que eso ya lo conté en el bujío. :roll:

PD: Efectivamente, ya hablé de los tomates del arroyo Cabañas; y de pasada de la esclavitud que puede suponer no querer defraudar, tema que veo es recurrente en la vida del pájaro (ojo guiñado por aquello de no incordiar al xirín).


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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Aben Razín »

jilguero escribió: 29 Jul 2019 11:05 ¡Qué buenos los paraguayos! Seguro que tus tomates también están buenos, pero como los tomates habituales que consumo no saben a nada me resulta difícil usar con ellos la misma exclamación. Aunque si tiro un poco de la memoria, recuerdo aquellas tardes calurosas en las que los asilvestrados decidian hace una escapada hasta el pozo del arroyo Cabañas para tomarse unos tamtitos recién arrancados de al mata. Aunque me suena que eso ya lo conté en el bujío. :roll:

PD: Efectivamente, ya hablé de los tomates del arroyo Cabañas; y de pasada de la esclavitud que puede suponer no querer defraudar, tema que veo es recurrente en la vida del pájaro (ojo guiñado por aquello de no incordiar al xirín).
Te cuento, ahora que has traído al lugar común tus experiencias de antaño.

A mis paraguayos, nada más caer la flor, le sobrevino la plaga de la mosca blanca -¡a Dios, pongo por testigo que nunca más estará!- ya que lo desgració completamente, aunque estaba tratado. Finalmente, sobrevivieron quince paraguayos para solaz de mi familia. Eso sí, están tratados a cuerpo de rey para que no se acaben de desgraciar.

En segundo lugar, el mayor problema con la fruta que comemos de los supermercados es que, nada más enverarse, las ponen en las cámaras frigoríficas y el proceso último de maduración no lo hacen bajo los rayos del sol y el tratamiento de buenos riegos, es decir, el sabor no lo tienen.

¡Perdón, por este rollo!

Este verano, me estoy aficionando mucho a estos temas y, como habitante de una España vaciada y rural, los vivo con mucho cariño.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 28 Jul 2019 09:55 jornadas que sobre su vida y obra se organizaron en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en marzo de 1991
Greto, ¿fuiste a la capital del reino ex profeso para acudir a las jornadas o te pilló allí?
magali escribió: 29 Jul 2019 12:38 Tenéis mp @jilguero y @Gretogarbo
Muchas gracias, Magali.

¿Para cuando ese segundo recuerdo...?

PD: espero que al isótopo96 (o puede que sea al 69 :roll:) no le importe que lo use como punto de partida para insuflarle vida a Marcelo, porque para bordear la realidad hace falta partir de una realidad a la que luego se bordea :wink:.


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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por magali »

De nada, @jilguero.

Los recuerdos están en fase de espera. Ya llegarán, pero no será pronto :comp punch:
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por hexagono69 »

Nada ha de molestar de vuecencia y menos aun que me use de bordillo. :lol:
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 29 Jul 2019 15:32... ¿fuiste a la capital del reino ex profeso para acudir a las jornadas o te pilló allí?
Polucionándome y viviendo estaba yo de aquella por Madrid.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

hexagono69 escribió: 29 Jul 2019 20:51 Nada ha de molestar de vuecencia y menos aun que me use de bordillo. :lol:
Pues con la venia de Usía para usarlo de bordillo o incluso de bita, nos pondremos manos a la obra a ver que pamplina conseguimos sacar de los rabilargos.

Cata, ahora mismo un pito real nos está dando los buenos días. ¿Lo recuerdas? Ese pájaro tan esquivo que casi nunca se deja ver, pero cuyo canto es muy característico: una carcajada, para algunos; un relincho, para otros. Cuando lo escucho, si cierro los ojos, tengo la sensación de andar en el trópico nunca he estado. :D
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Gretogarbo escribió: 30 Jul 2019 08:59 Polucionándome y viviendo estaba yo de aquella por Madrid.
Bueno, ahora te estás depurando de lo lindo en tu recuncho rural.


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