Terminado hace unos días y no me había pasado a comentar.
Como siempre un placer leer las aventuras de Dresden. Pero así como en los últimos libros tenía la sensación de que se iba superando, este me ha dejado un poco a medias. Y eso puede ser porque deja muchos frentes abiertos. Creo que Butcher escribió un libro tan largo, tan largo, que en el último momento lo partió en dos, por eso este se ha publicado en julio y el siguiente Battle Ground, sale esta semana. Entonces claro, nos ha dejado con la miel en los labios y apenas cierra los frentes que se han ido abriendo.
Harry
y Lara, con la ayuda de Murphy, deciden liberar a Thomas, que ha sido trasladado al castillo de Marcone. Para ello aprovechan a colarse durante una de las recepciones que tienen lugar por las "Conversaciones de Paz". Le liberan y le llevan a la isla de Harry, Demonreach. Allí para sorpresa de Lara, Harry deja a Thomas en un estado de inconsciencia para que no sufra, mientras se arregla todo. Hay que decir que Thomas está al borde la muerte, el Hambre le está consumiendo y bueno, está muy malo.
Pero Lara no se lo toma nada bien y tienen un enfrentamiento bastante heavy |
Por otro lado Ebenezar
se da cuenta de que Harry está ayudando a los vampiros de la Corte Blanca y tiene también un enfrentamiento muy fuerte con Harry, en el que al final tiene que confesarle que Thomas es su hermano por parte de madre y por lo tanto, también nieto suyo. Esto Ebenezar no se lo toma nada bien |
Además, en la recepción
aparecen el Formor con Ethniu, una diosa, un Titán, y declaran una guerra a la humanidad y a todos los que se pongan de su lado o en medio y que van a destruir Chicago.
Después de esta amenaza, todos intentan poner de su parte, para proteger Chicago y a los humanos y a sí mismos, claro. |
Por lo tanto, estos son los frentes abiertos
la guerra que se avecina. Saber por qué Thomas atacó al de los svartalves y si sobrevivirá. Saber cómo se acabará tomando Ebenezar el hecho de tener un nieto vampiro. |
Así que nada, en breve habrá que leer el siguiente, porque este nos ha dejado con la miel en los labios.