Rimbaud el hijo - Pierre Michon

[lucia]

Yo ahí no entro, que alguno que abrí en no ficción me lo acabaron moviendo a contemporánea

[madison]

Pero Vila-Matas o Michon, ¿son ensayistas o literatos? ¿Qué hacen en No ficción y en Ensayo y divulgación?

Vila Matas echa mano de la metaficción ¿no? pero alguno de sus libros son No ficción sin duda alguna, bueno...es mi opinión, ensayo no, pero contemporánea menos.

[pfanner]

Pero Vila-Matas o Michon, ¿son ensayistas o literatos? ¿Qué hacen en No ficción y en Ensayo y divulgación?

Vila Matas echa mano de la metaficción ¿no? pero alguno de sus libros son No ficción sin duda alguna, bueno...es mi opinión, ensayo no, pero contemporánea menos.

Es un escritor contemporáneo, tanto como que no está muerto todavía. Y lo de "metaficción", ya lo dice todo su propia definición:

La metaficción es una forma de literatura o de narrativa autorreferencial que trata los temas del arte y los mecanismos de la ficción en sí mismos.

Es un estilo de escritura que de forma reflexiva o autoconsciente recuerda al lector que está ante una obra de ficción, y juega a problematizar la relación entre ésta y la realidad.

Pongo un ejemplo. Está claro que una novela a secas emplea la escritura para narrar. Del mismo modo, una novela gráfica o cómic emplea el dibujo asociado al texto. Ambos ámbitos, la novela y el cómic, emplean vehículos distintos, pero el objetivo es el mismo. La escritura como tal, la que se emplea para hacer novelas, poesía, etc., también se emplea para redactar ensayos de historia, de literatura, diccionarios, pero también códigos legales, manuales de pilotaje de barcos o señales de tráfico, pero eso no significa que sea literatura ni una cosa ni otra. Sin embargo, hay textos, como los de Vila-Matas o Michon, que tienen apariencia de ensayo, pero algo te dice que son otra cosa: la calidad literaria, una noción que sólo la experiencia de otras lecturas puede llevarte a esa conclusión.

En el cómic pasa tres cuartos de los mismo. Tomemos como ejemplo La historia de mi vida de Robert Crumb:



Se trata de una obra autobiográfica en la que Crumb se exorciza a sí mismo, se confiesa sobre sus bajas pasiones, empleando para ello el arte que domina: el dibujo. ¿Es un ensayo? No, es una obra narrativa. A nadie se le ocurre tildarla de "no ficción", porque el origen es su vida, pero la vía de narración es un arte convenientemente manejado.

¿Qué diferencia hay entre Crumb y Vila-Matas? Ambos utilizan mecanismos que sirven para el arte, pero también para los prospectos de las medicinas. La forma es lo que los separa de todo lo que no es literatura, o arte, o simplemente belleza. Entre Crumb y Vila-Matas no existe ninguna diferencia.

[madison]

Si, estoy de acuerdo contigo Pfanner, en cuanto a que metaficción es ficción, lo que quería decir (y no me he explicado bien) es que algunos libros de Vila Matas son No ficción, vaya eso creo yo, pero igual me equivoco tú entiendes muchísimo más que yo de temas de literatura.

[pfanner]

Qué va, aquí no sabe nadie más que otro. Cada uno defiende su punto de vista, y lo argumenta. En definitiva todo se basa en disfrutar de los libros y nada más.

[jilguero]

Marco el hilo porque es mi intención leerlo.

[natura]

¿Y sí aprovechamos que se ha subido para pasarlo a Contemporánea, @Pseudoabulafia?

Vistos los comentarios de pfanner, creo que estaría mejor ubicado

[Jeeves]

¿Y sí aprovechamos que se ha subido para pasarlo a Contemporánea, @Pseudoabulafia?

Vistos los comentarios de pfanner, creo que estaría mejor ubicado

Opino como @pfanner, este libro no es un ensayo, la figura de Rimbaud se usa como excusa para lanzar un torrente espectacular de gran literatura. Yo lo he comprado hasta tres veces para regalar a amigos.

[Ames]

Otro por aquí al que le parece un libro extraordinario y que su lugar está en narrativa contemporánea.

Saludos.

[Ivanovich]

Me encanta como escribe este tipo. Me lo apunto también para próxima lectura.

[jilguero]

…su mayor habilidad no era la grata sonrisa, y solía andar enfurruñado, como lo demuestran esas fotos que algunas manos devotas han reunido acá y acullá para que se multiplicasen como panecillos y fuesen pasando inalteradas por todas las manos devotas del mundo, y en las que ora sostiene en las rodillas esa miniatura de quepis de artillero de la Institución Rossat de Charleville, ora luce en el brazo el indescriptible harapo de lencería clerical que antaño infligían las madres a los hijos en el día de su comunión. Y, en esta foto, los deditos se hunden entre las páginas de un misal que no nos extrañaría que fuera verde como un repollo; mientras que, en la otra, se hallan bien ocultos en la recóndita copa del quepis; pero en ambas la mirada es siempre aviesa y directa, proyectada hacia adelante igual que un puño…

Rimbaud (Primera Comunión, 1865).jpg

El también quiso ser Shakespeare en la adolescencia: pero la cosa no pasó de los veintidós años, concluyó en la primavera de 1870, en aquella aula por cuya ventana los jovenzuelos veían florecer los castaños y en uno de cuyos pupitres sólo él, Izambard, veía cómo Rimbaud se convertía en Rimbaud.

Rimbaud (1870).jpg

..el Izambard recién salido de la Escuela Normal, con este aspecto manso y estos modales humildemente arrogantes, estos quevedos pequeños, este temblor del labio, esta melena bastante larga, aunque no demasiado, este fervor republicano que trasciende de toda su persona, esta reserva pulcra, tímida y afable, cosas todas que han quedado ya para siempre como suyas por efecto de las sales de plata cuya colosal magia lo dejó detenido en los veintidós años. [...] Izambard era de esos hombres merced a los cuales el mundo perdura, que opinan que el mal está en otro lugar, muy próximo, sí, pero fuera, omnipresente pero remediable, uno de esos hombres de antigua cepa que luchan por el bien que creen sentir dentro de sí...

Georges Izambard (1870).jpg

[jilguero]

En esta singular biografía de Rimbaud, Michon me atrae pero también me desconcierta, es demasiado enigmático, puede que por su vasta cultura y lo limitada que es la mía. Por ejemplo, le da un papel muy relevante al Guilles o Pierrot de Watteau y no acabo de captar su significado, lo que pretende al afirmar cosas como que Rimbaud es su invención, o a lo mejor lo que dice es que es la invención de otros poetas, si bien antes ha dicho que Rimbaud convierte a esos otros poetas en Pierrot : ¡no lo sé!, de ahí mi desconcierto.

Todos esos libros que tratan de Rimbaud, ese libro único en resumidas cuentas, porque la verdad es que son siempre el mismo libro, que son intercambiables por más que burlescamente enfrentados, igual que, durante la Edad Media, el filioque, todos esos libros son fruto de la mano del Gilles. El Gilles posee mejor documentación que Banville; un siglo de ensayos lo tiene muy bien informado; sabe mucho más de la vida de Rimbaud de lo que supo nunca Rimbaud, como atinadamente se ha dicho; es más moderno que Banville, más resueltamente moderno; enharinado, moderno; se halla también en algo parecido a un jardín, ya que allí fue donde lo colocó Watteau: está en el Luxemburgo, vamos, como Banville, como Mallarmé, como Bretón el de la hermosa e hirsuta cabellera blanca bajo las hojas, como el joven Claudel en el preciso instante en que empuja el portillo de la verja y baja por Saint-Michel para enclaustrarse en el cortavientos de Notre-Dame. Quieto y a pie firme a la orilla de ese jardín, dando la espalda a estatuas de reinas, a risas y juegos que no oye, a una hermosa tarde en la que no está presente, a pinos de Italia, a muchachas, Gilíes mira cómo cruza por el vacío la obra y la vida de otro. Y a ese otro lo llama Arthur Rimbaud. Se lo inventa; es la historia mágica que él no es...

Pierrot, dit autrefois Gilles (Pierrot, llamado anteriormente Gilles), de Antoine Watteau (1721)

A diferencia de Vidas minúsculas, que pretenden ser biografías de personas anónimas para el lector (para mí), en este caso habla de alguien que este conoce y el no entender se hace más obvio y, por ende, difícil de aceptar (al menos para mí).

[jilguero]

Superado el bache, llevo un par de capítulos disfrutando de nuevo de la peculiar prosa de Michon .


...el fotógrafo, consciente de su importancia aunque no sepa muy bien por qué es importante, pero piensa que se debe a que es un artista [...] Contempla a su modelo. Se fija en la corbata torcida: ve de qué color es, cosa que nosotros no sabemos. El chaleco es rojo, o negro, va a dar lo mismo, la foto es en blanco y negro. Se dice para sus adentro que dentro de un rato habrá que poner derecha esa corbata; aunque, bien pensado, mejor no enderezarla, este joven es un poeta, la corbata de los poetas queda mejor torcida. [...]Metido debajo de la caperuza negra, Carjat manda a Rimbaud que mueva un poco la cabeza, que la ponga así y de la otra manera. Y Rimbaud hace lo que manda; [...] Todo el mundo está enterado de ese momento concreto de octubre. Posiblemente es un hecho del alma y del cuerpo; sólo vemos el cuerpo. ¿Quién no conoce ese pelo revuelto, esos ojos, quizá de un azul blanquecino, que no nos miran, tan claros como la luz del día y apuntando por encima de nuestro hombro izquierdo hacia el lugar en que Rimbaud divisa[...]Y si practicaron la oscura arte de los nitratos que la luz inmuta bajo la caperuza negra, los he visto cien veces, y quiero verlos una vez más, hacer ese retrato del que he hablado, esa mandorla más conocida ahora en el mundo que el paño de la Verónica, más sensata, más vacía, ese icono mayor en el que la corbata ha quedado torcida por toda la eternidad, la corbata cuyo color no ha de saberse por toda la eternidad. Lo he visto; y es posible que todos nosotros hayamos visto a Carjat pensativo, mirando la asimetría de la corbata, sin saber si ponerla derecha o no antes de hacer la foto. Hemos visto a Carjat en ese instante vertiginoso en que colocaba en el platillo de la balanza el retrato oval que pesa tanto como su obra entera, o casi.

Retrato de Arthur Rimbaud, de Etienne Carjat

Mirando por encima de tu hombro en la biblioteca de Confolens, los he visto con tus ojos.[...] Si fueron pintores, has visto surgir de sus manos ese cuadro llamado La esquina de la mesa, has visto cómo ejecutaban brillantemente ese fabuloso retrato de grupo en que todos los poetas, los seis que acabaron en el fondo del barranco, Bonnier, Blémont, Aicard, Valade, D'Hervilly, Pelletan, y los dos que brillan entre las estrellas, Verlaine, Rimbaud, están sentados en sillas idénticas, respiran el mismo aire, han bebido el mismo vino, tienen la misma mirada diversamente apuntada hacia la lejana línea azul de las glorias póstumas; en la vertical del apuesto Elzéar Bonnier que va tocado con su negra mitra, sin más mitra, igual que en 1830, que la de su propio pelo, has visto a Rimbaud, quien en definitiva se alzó con la mitra, el nimbo de la Historia; y esa Última Cena enigmática en la que, contrariamente a los usos de la pintura, el Hijo entre los hijos no está en el centro de los hijos, tendiendo las abiertas manos hacia los hijos, sino desplazado e, incluso, dando un tanto la espalda a los demás, esa Ultima Cena de los tiempos modernos te ha colmado de maravillado asombro y cierta desazón.

Le coin de table, de Henri Fantin-Latour (1972) (Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, Elzear Bonnier, Leon Valade, Emile Blemont, Jean Aicard y Ernest d’Hervilly).

Y también a Sotiro, el humilde empleado griego que practicaba muy de tarde en tarde el arte de los nitratos cuando su patrono Rimbaud le hubo dicho, antes de posar, cómo había que meter la cabeza en la caperuza negra, por qué orificio había que mirar, qué perilla había que apretar, qué guillotina había que utilizar, al humilde Sotiro, que se parecía a Tartarin y conversaba con la lengua en persona en un francés muy discutible, lo hemos visto en los campos de bananos aprehendiendo de una vez para siempre y desde una distancia excesiva los incalculables rasgos de su patrón Rimbaud; y, allende Sotiro, atareado con el aparato de la caperuza, tan onerosamente traído desde Lyon, acarreado desierto a través para tan pobres resultados, hemos visto a Rimbaud viejo mirando a los ojos a una anciana de Charleville a quien iba destinada la foto.

[jilguero]

Terminado. Más luces (las del autor) que sombras (las de mi ignorancia), y el final... ¡me ha encantado! Tan es así que hora toca leerme Una temporada en el infierno, que es justo su momento final como poeta y el que Michon elige como cierre de esta peculiar biografía de Rimbaud a fogonazos.

[Velaluka]

Me quedo por aquí para leer comentarios ya que está en mi lista de próximos...