VaniadA escribió:Como prefieras, pero seguro que por aquí acabará interesándole a más gente
Me alegro de encontrar aquí más nabokovianos. ¿Puedo robaros la iniciativa y entrar en el juego?
Yo he engullido casi todas sus novelas. Tengo alguna asignatura pendiente, como sus relatos (tengo un "tocho" que no me animo a terminar, una de esas recopilaciones asesinas) o sus ensayos literarios (no me gusta nada como crítico), por no mencionar su poesía (habría que saber ruso) o su teatro (este sí, infumable: véase "Vals y su invención".
Entre sus novelas me queda por leer Invitación a una decapitación (una novela kafkiana que escribió, dice, sin haber leído a Kafka) y alguna otra inencontrable como Barra siniestra o Cosas transparentes, evanescentes referencias bibliográficas de cuya existencia no termino de convencerme.
Pero yendo a lo que me gusta, creo que su mejor novela es Lolita, una máquina perfecta, aun cuando leyéndola en español nos perdemos el ochenta por ciento del interés. Las referencias literarias y los juegos verbales son riquísimos, pero imposibles de captar sin un dominio absoluto del inglés y una cultura literaria enciclopédica.
En segundo lugar está Ada o el ardor, que es otra obra maestra tan inteligente como la anterior, pero aún más compleja. Y eso sí, con un lenguaje que hasta traducido rebosa poesía. No siento demasiado cercanos a sus protagonistas, pero es un placer leer este libro.
Luego vendrían tres novelas en las que Nabokov desarrolla de formas ligeramente distintas sus temas y sus técnicas habituales: Pnin (desternillante), La verdadera vida de Sebastian Knight y Risa en la oscuridad (un homenaje al cine).
En todas las anteriores Nabokov añade una dimensión simbólica muy compleja, que también está muy presente en "La defensa". El ajedrez es mucho más que el tema. Las novelas de este hombre tienen mucho de partida de ajedrez. El pobre Luzhin es una pieza de ajedrez, como lo son en buena medida los personajes de "Rey, dama, valet". Dos novelas estupendas, pero que para mí quedan un pequeño paso por detrás de las anteriores (sin dejar de ser obras maestras).
En Mira los arlequines tenemos una vuelta de tuerca a Habla memoria, en la que la vida del autor y la ficción se confunden haciendo de la realidad una novela.
Mashenka, El ojo, Desesperación vendrían detrás, y también son lecturas obligadas (gracias a San Herralde y a Anagrama). El hechicero es más prescindible, pero ya puestos...
Y para terminar, quedan dos novelas que están reconocidas como obras maestras, que a mí me ha costado mucho entender. Tengo pendiente volver a intentarlo pero les veo muchas dificultadas. Una es "Pálido fuego", que empieza con un poema soporífero que constituye la clave de lo que narra a continuación. Una clave llena de claves que, en su versión traducida, se me escapan miserablemente. Como se me escapan las mil referencias literarias de "La dádiva", que sólo podría entenderse bien conociendo a la perfección la historia de la literatura rusa.
No queda mucho más, creo... En fin, que recomiendo leer y releer a este ruso loco. Yo lo seguiré haciendo.
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