Final del juego (Cuento) - Julio Cortázar

[hierbamora]

Bello cuento, bellísimo, pero muy, muy triste....

Coincido con lo que comentais. Acierto en el título, desde luego, pero acierto en toda la historia que Cortázar nos cuenta. Nos sumerge en el mundo exclusivamente femenino de unas niñas, y en el de sus juegos, como el curioso "actitudes y estatuas". Aunque es verdad que a veces las niñas tienen "redecillas" entre ellas, lo que yo más he percibido han sido los sentimientos y/o actitudes buenas y generosas.

Un cuento de seda, suave y tierno, que destila muchísima dulzura, y bondad, sobre todo con el tema de la enfermedad, y los "diferentes". ¡Me ha encantado!.

Otro cuento -al igual que Silvia, y Deshoras-, que nos recuerda de nuevo aquella fantástica región infantil y lúdica, inocente y creativa que irremediablemente (o no) vamos perdiendo.

Saludos!

[VaniadA]

De los que más me ha gustado hasta ahora. Historia de amor trágico, envidias y crueldades pero también desigualdades, niñas traviesas, notitas que caen de un tren que pasa. Una carta cuyo contenido desconocemos pero que sin duda disuade al enamorado (¿por qué? Nunca sabremos, quizá Leticia le confía su parálisis, quizá se venga de sus compañeras "sanas"... quién sabe). Me ha encantado. Me estoy enamorando de Cortázar.

[Ororo]

Me ha encantado. Me estoy enamorando de Cortázar.

No me extraña, VaniadA. Tiene cada escrito que es para morirse de gusto!!

[VaniadA]

Y encima, Ororo, su proceso de escritura es similar a un proceso orgásmico, acelerado, frenético, con el clímax al final... si es que estoy perdiendo la cabeza

[Sue_Storm]

Lo comentaremos en nuestro Miniclub a partir de hoy, viernes 24 de junio

[magali]

Luego vuelvo

[Aben Razín]

Creo que lo tengo por las estanterías de casa,

[Edgardo Benitez]

Gracias

[Edgardo Benitez]

Después de haber leído los comentarios es poco lo que pueda yo decir, pero si, sin duda, Cortazar nos muestra la forma de hacer que el lector participe y haga propia esta historia. Sin duda Cortazar es grande.

[laaguja]

No es Cortázar un cuentista que me displazca. Junto con Quiroga, son los dos más grandes cuentistas del Cono Sur (con el permiso de Onetti, por supuesto).

Sin embargo este cuento suyo es de los más flojos que le he leído. Curioso que el cuentario llevara por título el de este cuento.

He leído los comentarios que en este hilo datan de 2009. Y he recordado cómo era el año en que se publicó este cuento, 1956. Eran años en los que quien quería ser escritor conseguía acabar viviendo del oficio de escribir, aunque no tuviera arte en el escribir.

Quizá porque el acceso a los conocimentos era más complicado pero también más fiable. Hoy, con el todo a un clic, donde todo vale es porque nada vale lo que te dicen que vale. Un mundo donde cualquiera cree que sirve para cualquier oficio. Un mundo donde hay editores españoles que desconocen lo más elemental del significado de la literatura escrita en español, y que publican guiándose por la eufonía de un texto vacuo y por el pathos que en ellas despierta lo leído… incluso por afinidades pretendidamente ideológicas que dejarán poso, cierto, como dejan las modas pasadistas. Quizá aquel mundo, si no mejor, si era al menos más solvente.

También he recordado oír a Cortázar decir que no quiso publicar hasta que sus cuentos tuvieron empaque (seguramente utilizó otra palabra) para no tener que arrepentirse de lo publicado, como les ocurrió a amigos suyos (que también jugaron a querer vivir del cuento, literal y figuradamente).

Los escritores en aquellos años hacían como la nobleza en la Edad Media: entendían como un desdoro trabajar manualmente.

Todavía a finales del sigloXIX el recién creado COI (los señores de los anillos que se han arrogado la representación del deporte), que propugnaba el deporte aficionado como signo de pureza para participar en sus competiciones (criterio que mantuvo hasta 1984) tenía claro que profesional era todo aquel que trabajaba manualmente, amén de los que cobraban por participar en competiciones deportivas. Conocida es también la misoginia declarada (que no confesa) del barón del invento, que negaba la participación a las mujeres en el deporte internacional, y todo iba en el mismo paquete.

Cortázar, que no era barón pero era de alcurnia (si mal no recuerdo su padre era diplomático o agregado cultural en diferentes embajadas, que Cortázar nació en Bruselas por los azares laborales de sus padres), también evitó trabajos manuales: estibador, operario en una fábrica o camarero (uf, un ofico "servil") no eran trabajos para Julio Cortázar. No recuerdo que trabajara con su cuerpo. Sí que dio clases a escolinos sin tener titulación universitaria (lo decía sin empacho él mismo).

Con este panorama, al bueno de Cortázar le faltaba calle. Pero supo adquirirla por otros medios, también diletantes.

En este cuento nos muestra ese buen vivir, ese buen pasar que él conocía por haberlo vivido, de una familia bien venida a menos (viven cerca de las vías, sus vecinos tienen mucamas mientras ellas friegan ollas…).

Las niñas viven en un torpor jugando entre ellas mostrando cierto clasismo (que no nos vean las de Loza), y sus juegos son imitaciones de la vida de los adultos.

La primera parte del cuento es soporífera… Es una larga estampa con trazas de adormidera.

Pero yo, que siempre le pondré mi polla a Cortázar, voy a echarle un capote. Quizá el hombre haya querido hacer sufrir al lector el mismo marasmo en que vive esa familia. Pero está claro que la primera parte del cuento es narcótica de necesidad.

Como soléis decir por aquí cuando no hay otra cosa que decir: está bien escrito (claro, es Cortázar, no te giba). Pero este cuento es de los más flojos que le he leído. Carece de tensión narrativa.

Se toma su tiempo para presentar una escena (así de calmosa era nuestra vida en 1956, donde había tiempo para leer… bueno, ahora también hay tiempo de sobra porque se botonea y consulta el guas, el insta, el tik y el feis cada diez segundos en un bucle perpetuo, pero se vive más agitado, más agobiado, más agresivo: quien no piensa como yo está contra mí porque atenta contra mi identidad y creencias).

Detallista sí era la pluma de Cortázar. Quizá el cuento haya envejecido mal. Comparado con "La noche boca arriba", en el mismo cuentario, este cuento se cae de las manos.

Y además, no sé muy bien qué cuenta… una escena, una estampa, un cuadro, un cuento costumbrista… Bueno, es Cortázar y estas veleidades se le pueden perdonar porque nos ha hecho pasar muy buenos ratos con otros cuentos (a cambio de que no reincida, claro está… pero ahí está la serie de "instrucciones"). Este texto en concreto, parece más un ejercicio de escritura, a modo de calentamiento, como para no oxidarse con el estilo que buscaba. El cuentario debe de ser el segundo que publicó, encontrado ya ese "empaque" que pretendía.

Se me ocurre una maldad… Lo mismo era un cuento que tenía en el cajón, de antes de que él asumiera que había adquirido ese empaque como escritor, y lo coló para completar el libro que debía publicar. Y Cortázar nos gastó la broma de darle la importancia que no merece utilizando la antonomasia para titular su cuentario (muy típico de él jugar con los significantes y los significados). O quizá, quién sabe, es un cuento biográfico que le tocaba muy de cerca, o a lo mejor quiso hacer a alguien un homenaje velado, o tal vez ganarse alguna querencia femenina, que era un metro noventa y tres de Cortázar, aquejado de gigantismo (acromegalia) por todo el cuerpo.

[magali]

No conocía este cuento.

Leí una gran parte de los cuentos de Cortázar hace mucho tiempo y solo conservaba el aroma de su lectura; hace un poco menos, cayó en mis manos La continuidad de los parques y lo releí muy gustosa porque me refrescó la memoria.

Con este Final del juego me ha pasado algo curioso: no reconocía al Cortázar que yo recordaba. Esto no me ha impedido disfrutar de la historia.

Creo que tarda mucho en arrancar, que el autor se demora demasiado en la presentación (eso son mis prejuicios haciendo su aparición, tras años de no leer nada de Cortázar). Sin embargo, la narración toma ritmo enseguida y te haces con las niñas y sus relaciones; con sus juegos y sus personalidades.

Al final me ha gustado mucho: la nota violeta, el jovencillo ilusionado, el final de la niñez, la madurez de Leticia, el final del juego.

Todo me ha parecido muy bien engarzado.

[jilguero]

[jilguero]

Soy escueta que ando con el móvil.

Este cuento me encanta, no me importa que la puesta en escena sea lenta, me acomodo bien a ella. Y sí cuenta una historia, la de la niña con un defecto físico que en su juego puede ser más sublime que las demás (el chico la llama haragana porque se mueve menos). Y como ese juego se acaba cuando el chico quiere verla de cerca y ella sabe que lo decepcionará. Una última estatua majestuosa dedicada a él y fin del juego.

Le veo algo de tragedia griega en el mundo infantil.