El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

Moderadores: Megan, kassiopea

Avatar de Usuario
jilguero
Vivo aquí
Mensajes: 22383
Registrado: 05 Abr 2010 21:35
Ubicación: En las ramas del jacarandá...

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »



La falsa espera


Su evocadora y vaporosa silueta formó parte de aquel verano de mi infancia. Yo tenía once años y, en cierto modo, fue mi primer amor. Ese primer amor platónico que es ajeno al lado más prosaico del sexo y que, justo por eso, acaba siendo el más embriagante e inolvidable de todos.

Eran los tiempos en los que mis padres tenían que trabajar en verano y, en cuanto se acababa el curso escolar en Augusta, me mandaban a pasar las largas vacaciones veraniegas a la isla de North Haven, en Maine. Desde que se había quedado viuda, la abuela Nancy pasaba la mayor parte del año en esa isla; más concretamente, en Penobscot Bay, donde en vida del abuelo habían comprado una antigua casa de pescadores.


Penobscot Bay.jpg


Yo era hijo único y veranear siempre en el mismo sitio tenía la gran ventaja de tener una pandilla de niños conocidos con los que jugar. La abuela era, además, una mujer muy confiada y me daba mucha libertad. Solo era estricta en cuanto a ser puntual a la hora de sentarse a la mesa. Pero entre comida y comida me podía mover a mis anchas. Es más, si algún día quería ir de excursión con los amigos, me preparaba un bocadillo y consentía que me saltara el almuerzo en casa.

Los de la panda éramos todos un tanto golfillos. Aquel verano nos había dado por ignorar los carteles de “Keep out” de las propiedades privadas. Una de las tapias que más nos gustaba saltar era la de Wooster Farm. La finca era muy extensa y eso permitía que nos moviéramos por ellas sin ser vistos. A espaldas de la casa, había una zona boscosa a cuyos árboles nos solíamos encaramar; y del lado del mar tenía una empinada ladera por la que, sentados de culo sobre la hierba, nos deslizábamos a toda velocidad tratando de ser los primeros en llegar al agua.

Fue en uno de esos días de echar carreras por aquel talud con vistas a Penobscot Bay, cuando a mitad de la pendiente la vi por primera vez. Me pareció una especie de aparición celestial. En ese momento estaba oteando el horizonte y, como el día era extremadamente luminoso, se protegía los ojos del sol con la mano izquierda colocada en la frente a modo de visera. Lucía un traje blanco de escote recatado, ceñida cintura y vaporosa falda. Su inmovilidad era, por otro lado, tan absoluta que, de no ser porque la brisa le agitaba de vez en cuando la falda y algunos mechones de cabello, se hubiera podido creer que era una estatua.

Pero no, aquella diosa era de carne y hueso. Fue verla y detenerme en seco porque no podía dejar de mirarla. Nunca antes había sentido ese tipo de fascinación por ninguna chica. En el colegio, entre las niñas de los cursos superiores al mío, había una muy guapa y todos los niños competíamos en el recreo por acaparar su atención. Pero el embeleso que sentía en ese momento no era en absoluto comparable. De hecho, provocó que me olvidara por completo de la competición y, si mis amigos llamándome desde el agua no hubieran roto el hechizo, ese mediodía habría llegado tarde al almuerzo y la abuela Nancy se habría enfadado mucho conmigo.

El resto de la jornada la pasé obnubilado por el recuerdo de aquella etérea aparición. Mis compañeros de fechorías lo notaron y no perdieron la ocasión de mofarse de mí. Por suerte, desconocían quién era la causante de mi estado y no tuve que batirme en su defensa. Llegó la noche y no pegué ojo pensando en ella. Y cuando a la mañana siguiente vinieron mis amigos a buscarme para ir de excursión a Wooster Cove, di la excusa de que no me encontraba bien. Deseaba tanto verla de nuevo que di por hecho que volvería a encontrarla en el mismo lugar que el día anterior. Pero la abuela se había creído mi pretexto de que estaba enfermo y no me pude escapar hasta que se fue a hacer la compra al pueblo.

Menudo chasco me llevé cuando vi que en el talud de Wooster Farm no había nadie. No sé si estaba más enfadado conmigo mismo por ser tan fantasioso o con ella por haberme hecho aquel desaire. Pensé que la mejor forma de curar mi orgullo herido era comportarme como si ella no existiera y marcharme de inmediato en busca de mis amigos. Pero los excursionistas me llevaban ya demasiada ventaja; aparte de que habría de pasar antes por casa para decirle a la abuela que me encontraba mejor y que me preparase un bocadillo. Era imposible, pues, incorporarme a la excursión y, como ya no tenía prisa, me tumbé sobre la hierba a descansar.


Wooster Farm.jpg


Sin premeditación de mi parte, dirigí la mirada hacia donde la había dirigido ella la mañana anterior. El mar estaba en calma y un ferri, de los que unen el puerto de Rockland con el de North Haven, se disponía a abandonar la ensenada. No tuve tiempo de ver nada más porque, después de la mala noche pasada, me quedé dormido enseguida. Soñé con la etérea figura. Volvía a estar a mi lado, en la misma postura, y con el mismo vaporoso traje blanco y el cabello recogido de la misma forma. Solo que esa mañana el viento era racheado y eso hacía que el frufrú de su falda fuera arrítmico y muy insistente. Tanto que al final me desperté y, al abrir los ojos, constaté que el sueño había sido una mera recreación de la realidad.

Estaba tan cerca de mí que a la fuerza me había tenido que ver al llegar y, sin embargo, no parecía que mi presencia despertara en ella el más mínimo interés. Su atención volvía a estar acaparada por algo que pasaba en la bahía. Mientras llegaba a esta decepcionante conclusión, alguien habló no muy lejos de allí. Ella no se inmutó. Yo, en cambio, corrí a refugiarme detrás de una mata de brezos que había a escasos metros de ambos. No tardé en comprobar que, desde mi nueva posición, podía contemplarla a mis anchas y, al mismo tiempo, tratar de descubrir qué era lo que miraba con tanto tesón.

En cuanto comencé a deslizar la mirada sobre su bien contorneada silueta, el corazón empezó a darme saltos en el pecho como si fuera una rana enjaulada. Me sentía tan pletórico que hasta me permití fantasear con la idea de que le gustaba ser admirada por mí y que su actitud displicente solo era una forma de disimular su coquetería. Por desgracia, la vanidad dejó pronto de ofuscar mi mente y no me quedó otro remedio que enfrentarme a la cruda realidad de que me ninguneaba de forma humillante.

Me parecía lógico que a una chica tan mayor no le interesara alguien de mi edad y, sin embargo, no podía evitar sentirme despechado. En un intento por ignorarla también yo, miré al frente como ella. La mañana era muy luminosa y el agua tenía un intenso color azul solo manchado de blanco por la estela del ferri que, en ese momento, se dirigía hacia el puerto. Vi en cubierta las siluetas diminutas de varias personas e, instintivamente, me coloqué la mano derecha a modo de visera y amusgué los ojos. Adoptar su misma postura hizo que, por asociación de ideas, pensara que también ella podría estar mirando a los pasajeros del barco.

La mera suposición de que estuviera aguardando con ansiedad la llegada de alguien me produjo unos celos irrefrenables. Que fuera la existencia de un rival la causa de su ninguno me ofendió tanto que, me marché indignado para casa, y con el firme propósito de no volver nunca más a Wooster Farm. Pero esa misma noche volví a no pegar ojo pensando en ella y, si no llega a ser por la ayuda de la providencia, que se presentó, por cierto, bajo una forma muy dolorosa, me habría vuelto a humillar más veces acudiendo al encuentro de una joven que ni siquiera se dignaba mirarme.

De hecho, a la mañana siguiente madrugué más de lo habitual porque estaba impaciente por volver a verla. Me sorprendió que la abuela no estuviera todavía trajinando con los fogones, pero me dije que se habría quedado dormida. Llamé con los nudillos en la puerta de su dormitorio y, como no obtuve respuesta, entré a despertarla. Estaba en la cama durmiendo plácidamente, o eso fue lo que supuse. Le sacudí el hombro de forma cariñosa, tal como ella solía hacer cuando yo remoloneaba a la hora de levantarme. No fui consciente de que había tocado un cadáver y, sin embargo, su quietud era tan absoluta que instintivamente corrí en busca de ayuda.

Mi madre llegó a la isla esa misma noche porque, como buena hija, deseaba ser ella quien amortajara a su madre; y como buena madre, no quería que yo pasara la noche solo con la abuela Nancy de cuerpo presente. Mi padre llegó al día siguiente con el tiempo justo de asistir al entierro. Y aunque mis vacaciones no se hubieran terminado aún, después de enterrar a la abuela junto al abuelo, regresé con mis padres a casa. Yo quería mucho a la abuela Nancy y, con la pena de su muerte, esos días me olvidé por completo de la inquilina de Wooster Farm. Pero luego, una vez estuve en Augusta, volví a soñar con ella y, de forma unilateral, decidí que aquel era mi primer amor.

Todo lo narrado hasta ahora tuvo lugar en el verano de 1909. Aquellas fueron las últimas vacaciones veraniegas que pasé en Maine. Mi madre dijo que la casa de Penobscot Bay le traía demasiados recuerdos de sus padres y ese mismo otoño la puso en venta. No tuve, pues, ocasión de ver de nuevo a la causante de aquellas voluptuosas ensoñaciones y, sin embargo, su influencia sobre mi vida, como mis primeras poluciones nocturnas por su causa o mi posterior obsesión de comparar cualquier chica que me gustase con ella, se prolongó hasta que, siendo ya estudiante de Bellas Artes, fui a visitar el John Herron Art Institute y volví a verla.


Sunlight.jpg


Se encontraba en el mismo sitio, en la misma postura, con el mismo vaporoso traje blanco y el cabello recogido de la misma forma. La única diferencia era que la estaba viendo desde otra perspectiva: la del pintor Frank Weston Benson. El cuadro, un óleo sobre lienzo del 32 pulgadas de alto por 20 de ancho, se titulaba Sunlight. Ella, mi obsesión desde que la vi mirando las azules aguas de Penobscot Bay, era Eleonor Benson, la hija mayor del pintor. Según he sabido después, aquel verano tenía 19 años y estaba pasando las vacaciones estivales con sus padres y hermanos en Wooster Farm, a la sazón propiedad de la familia.

El shock al verla en el museo fue tremendo y tardé unos cuantos minutos en recuperarme de la impresión. Cuando al fin lo logré, lo primero que sentí fue una inmensa ternura por el chaval de once años que, en el verano de 1909, se había visto arrastrado por un torbellino de emociones que sin duda le venían grandes. Recordé la fascinación inicial, las noches sin pegar ojo por su causa, el deseo incontrolable de volver a verla y, sobre todo, aquel ataque de celos que tanto le hizo sufrir. Y todo por la errónea suposición de que ella lo ignoraba por estar pendiente de la llegada de otro, cuando Eleonor Benson simplemente estaba posando para su padre.


No tienes los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.


Pesadilla bosquiana :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
Avatar de Usuario
luchana
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 763
Registrado: 14 Jul 2015 10:06
Ubicación: Ibiza 38º55'47"N 1º27'00"E

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por luchana »

Me apunto a la pamplina cuando esté mas tranquilo
jilguero escribió: 09 Oct 2023 12:19

Pero bueno, en cualquier caso, parece que, en adelante, los ibis eremitas gaditanos van a recibir la visita de los suizos. Lo que no sé si le hará mucha gracia. Supongo que dependerá de que haya cobijo y comida para todos. El tiempo lo dirá. [/color]
Yo creo que los gaditanos son muy sociables. Seguro que animan a los suizos a unirse a las comparsas y montan una buena entre todos. ¿le ponemos nombre? Los calvos, por ejemplo

Ya se que es en bromas lo de ibis suizos y gaditanos, pero seguro que los pájaros son muy felices sin fronteras y sin banderas.
Envidia me dan los viajes que se pegan.
Perdón por los laísmos y los leísmos y tildes diacríticas omitidas
¿Me enseñas donde está la Estrella Polar?
Avatar de Usuario
jilguero
Vivo aquí
Mensajes: 22383
Registrado: 05 Abr 2010 21:35
Ubicación: En las ramas del jacarandá...

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

luchana escribió: 12 Oct 2023 23:42 ¿le ponemos nombre? Los calvos, por ejemplo
Jajaja, no les va mal. La verdad es que tienen una pinta un tanto siniestra.
luchana escribió: 12 Oct 2023 23:42 pero seguro que los pájaros son muy felices sin fronteras y sin banderas.
A ellos las fronteras y las banderas se las marcan los predadores y las condiciones ambientales. Pero sí, desde nuestra perspectiva es una suerte no andar con pasaportes ni cambios de lenguas. A todo esto, eso es algo que desconozco. Me refiero a que si poblaciones asiladas de una misma especie tienen variaciones en el canto y, por ende, en la forma de comunicarse.
luchana escribió: 12 Oct 2023 23:42 Envidia me dan los viajes que se pegan.
Eso me recuerda la reflexión de Saint-Exupéry, que tanto me gusta y que tantas veces he puesto ya en el bujío:
"Cuando en época de migraciones pasan los patos salvajes, provocan extrañas mareas en los territorios que sobrevuelan. Los patos domésticos, atraídos por el amplio vuelo triangular, intentan un torpe salto. El canto silvestre ha avivado en ellos un rescoldo salvaje inefable. Y los patos de granja han transformado durante un minuto en aves de paso. En su cabecita dura llena de imágenes de charcas, de gusanos, de gallineros, aparecen las llanuras continentales y el amor por los vientos y por la geografía del mar. El animal no sabía que su cerebro era suficientemente vasto como para contener tantas maravillas, pero ahí está aleteando, despreciando el grano, despreciando los gusanos, queriendo llegar a ser un pato salvaje.”


Pesadilla bosquiana :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
Avatar de Usuario
luchana
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 763
Registrado: 14 Jul 2015 10:06
Ubicación: Ibiza 38º55'47"N 1º27'00"E

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por luchana »

¡Como me ha gustado la pamplina!
Perdón por los laísmos y los leísmos y tildes diacríticas omitidas
¿Me enseñas donde está la Estrella Polar?
Avatar de Usuario
jilguero
Vivo aquí
Mensajes: 22383
Registrado: 05 Abr 2010 21:35
Ubicación: En las ramas del jacarandá...

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

luchana escribió: 16 Oct 2023 00:41 ¡Como me ha gustado la pamplina!
Me alegro. Y gracias por leerla.

También Jilguero se lo pasó bien contemplando a Eleonor en el verano de 1909. Eso sí, se quedó con las ganas de cruzar la bahía en el ferry. Otra vez será. :D


Pesadilla bosquiana :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
Avatar de Usuario
jilguero
Vivo aquí
Mensajes: 22383
Registrado: 05 Abr 2010 21:35
Ubicación: En las ramas del jacarandá...

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »


Aunque le está costando, Cata, el otoño parece que se va afianzando.

Y esta mañana el mar estaba moderadamente tranquilo y glauco; y el cielo luminoso pero con grandes nubes algodonosas.

otoño.jpg


El hombre del tiempo nos había prometido las esperadas lluvias pero, de momento, por aquí ha sido un visto y no visto: el suelo mojado de algún chaparrón nocturno y se acabó.

No sé si Tomás estará pasando hambre. Desde que he vuelto a esta banda, solo lo he visto una mañana y muy de lejos. Parecía estar comistreando en una zona donde solo hay arena. No sé si los conejos son capaces de aprovechar semillas y raíces porque poco más tiene disponible cerca de su guarida. Salvo una mata de pepinillos del diablo (Ecballium elaterium), pero parece que sabe que es una especie tóxica porque la he estado inspeccionando y no hay ni una sola hoja mordisqueda.
No tienes los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.


Pesadilla bosquiana :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
Avatar de Usuario
jilguero
Vivo aquí
Mensajes: 22383
Registrado: 05 Abr 2010 21:35
Ubicación: En las ramas del jacarandá...

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »


Hoy, Cata, después del día de ventolera que tuvimos ayer, mira que panorama tan bonito teníamos en la Playita de las Mujeres.

Mar glauco.jpg


No sé que hace que en otoño e invierno la arena se vea algunos días rojiza, pero es una preciosidad.
No tienes los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.


Pesadilla bosquiana :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
jose2v
Vivo aquí
Mensajes: 7855
Registrado: 15 Oct 2008 17:13
Ubicación: En mi azotea.

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jose2v »

Bonita estampa, sietecolores.
Soñar... ¡Donosa locura!

Blanca de los Ríos Nostench.

Erase una persona tan despistada que se quedó una semana en su casa encerrada pues sus llaves no encontraba.
Avatar de Usuario
Gretogarbo
Vivo aquí
Mensajes: 12278
Registrado: 11 Abr 2007 11:10
Ubicación: Aquí pero deseando regresar

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 20 Oct 2023 21:25No sé que hace que en otoño e invierno la arena se vea algunos días rojiza, pero es una preciosidad.
Como bien dice jose2v, bonita estampa. Respecto al color de la arena... ¿será cosa de la humedad, jilguero?
Recuento 2024
Ayer: Recursos inhumanos. Pierre Lemaitre
Maldita tesis. Tiphaine Rivière
Hoy: Ante el espejo. Veniamín Kaverin
Lo que más me gusta son los monstruos (1). Emil Ferris
jose2v
Vivo aquí
Mensajes: 7855
Registrado: 15 Oct 2008 17:13
Ubicación: En mi azotea.

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jose2v »

:roll: ¿O al diferente grado de inclinación de los rayos del sol en las diferentes estaciones? :meditando: Sea lo que sea, la Naturaleza siempre despertará amor.
Soñar... ¡Donosa locura!

Blanca de los Ríos Nostench.

Erase una persona tan despistada que se quedó una semana en su casa encerrada pues sus llaves no encontraba.
Avatar de Usuario
jilguero
Vivo aquí
Mensajes: 22383
Registrado: 05 Abr 2010 21:35
Ubicación: En las ramas del jacarandá...

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 21 Oct 2023 08:54 Respecto al color de la arena... ¿será cosa de la humedad, jilguero?
Pero en la bajamar siempre hay una franja de arena húmeda. Imagino que te refieres a que en verano hay más evaporación y se seca nates, pero eso haría solo que la franja rojiza fuera más estrecha, ¿no?
jose2v escribió: 21 Oct 2023 09:02 ¿O al diferente grado de inclinación de los rayos del sol en las diferentes estaciones?
Sí tengo la sensación de que tiene que ver con la luz. No sé si la inclinación de los rayos, la limpieza de la atmósfera o las nubes. Por otro lado, suele coincidir es color rojizo de la arena húmeda con que el mar está glauco, con arena en suspensión. Y eso me hace preguntarme también si no será que cambia la composición de la arena porque el mar revuelto se debe de llevar el grano más fino. Aquí la arena suele tener su origen en la piedra ostionera.


Pesadilla bosquiana :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
Avatar de Usuario
Gretogarbo
Vivo aquí
Mensajes: 12278
Registrado: 11 Abr 2007 11:10
Ubicación: Aquí pero deseando regresar

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 21 Oct 2023 21:16
Gretogarbo escribió: 21 Oct 2023 08:54 Respecto al color de la arena... ¿será cosa de la humedad, jilguero?
Pero en la bajamar siempre hay una franja de arena húmeda. Imagino que te refieres a que en verano hay más evaporación y se seca nates, pero eso haría solo que la franja rojiza fuera más estrecha, ¿no?
Bueno, yo me refería a toda la arena en general, que ya veo que es tirando a un tono ocre, eso sí, más oscura en la zona de bajamar. Es que no estoy acostumbrado a ver playas de ese color, aunque ya nos has puesto muchas fotografías. Aquí el color de la arena de las playas es blanco.
Recuento 2024
Ayer: Recursos inhumanos. Pierre Lemaitre
Maldita tesis. Tiphaine Rivière
Hoy: Ante el espejo. Veniamín Kaverin
Lo que más me gusta son los monstruos (1). Emil Ferris
Avatar de Usuario
Tolomew Dewhust
Foroadicto
Mensajes: 4997
Registrado: 16 Ago 2013 11:23

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Menudo temporal estos días, Jilguero. Espero que te haya cogido resguardada.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
Avatar de Usuario
jilguero
Vivo aquí
Mensajes: 22383
Registrado: 05 Abr 2010 21:35
Ubicación: En las ramas del jacarandá...

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Tolomew Dewhust escribió: 24 Oct 2023 18:42 Menudo temporal estos días, Jilguero. Espero que te haya cogido resguardada.
Sí, salvo al mediodía que tuve que salir, el domingo procuré estar a resguardo por miedo a la caída de árboles y otros objetos. Aunque en Cádiz capital fue el domingo por la tarde-noche cuando hubo rachas que daban miedo. En casa el ruido de las persianas era inquietante.


Pesadilla bosquiana :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
Avatar de Usuario
jilguero
Vivo aquí
Mensajes: 22383
Registrado: 05 Abr 2010 21:35
Ubicación: En las ramas del jacarandá...

Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »


Hoy he visto, Cata, que el escapo floral de la pita que tantas veces he fotografiado con la luna al lado, tiene los días contados.

La pasada luna llena, que se ve muy tenue junto a él, estaba así:

Pita con luna.jpg


Pero mira su estado actual tras la ventolera del domingo:

Ecapo floral inclinado.jpg
No tienes los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.


Pesadilla bosquiana :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
Responder