Nadaísmo

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... ¡eres tú!

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Maritosa.chan
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Nadaísmo

Mensaje por Maritosa.chan »

Nadaísmo

El nadaísmo fue un movimiento literario colombiano que se desarrolló durante el período 1950-1965; movimiento con rasgos contraculturales, tiene sus antecedentes en el dadaísmo y el surrealismo y estableció contactos culturales con la Generación beat, expresó una protesta contra las instituciones tradicionales de la sociedad y la cultura, protesta que filosóficamente se enmarca en lo nihilista.

Formaron parte del nadaísmo principalmente jóvenes colombianos contestarios e irreverentes que bajo el lema "No dejar una fe intacta ni un ídolo en su sitio" incursionaron en la práctica poética dotándola de un alto contenido de protesta social. Si bien estaba a la par de otras manifestaciones del vanguardismo literario latinoamericano, curiosamente es una de las pocas manifestaciones de corte genuinamente contracultural con origen en sudamérica.

Las figuras más destacadas y representativas del movimiento fueron Amilkar U, autor de los escritos "Vana Stanza", fundador del movimiento junto a Gonzalo Arango, autor de De la Nada al Nadaísmo, y Fanny Buitrago entre otros.

Tomado de Wikipedia.

RONDA DE LA MUERTE

No hay día que no traiga
como un fatídico cartero
noticias acerca de la muerte
de algún amigo de la infancia.
No es que estemos muy viejos
ni ha estallado la guerra.
No hay epidemia declarada
ni militamos en la mafia.
Unos adquieren cáncer temprano,
a otros el corazón se los lleva,
de vez en cuando algún suicidio
o un estrellón en la carretera.
Se encuentra uno en los sepelios
y los rescata del olvido
condiscípulos ventripotentes
ya con tarjeta de abogados.
Y la próxima vez que los ves
es en la misma funeraria
con cara de pocos amigos
nadando en flores.
Un día de estos yo seré la noticia
y los niños de entonces
se conmoverán en sus escritorios
por mi desaparición prematura.
Nada tengo contra la muerte.
Pero me hubiera gustado vivir
la promesa de un paraíso
donde el amor fuera posible
sin la espina de su corona.

El enemigo

Me senté a la orilla del río
y no vi pasar flotando
el cadáver de mi enemigo
Me senté a la orilla del camino
y no vi pasar el entierro de mi enemigo.
¿Qué se habrá hecho mi enemigo?
¿A la orilla de qué río o de qué camino
se habrá sentado mi enemigo?

JOTA MARIO ARBELAEZ

XVIII

Ahora que las niñas se desvisten
con un secreto temor
y en el fuego bailan duendecillos azules

por las calles que tienen nombres de batallas
voy, solitario y vano

y pienso en la dulce saliva de la doncella
que en algún lecho madura y gime
y visita otro duro laberinto

como de una ahogada
veo su frente a través del agua
del sueño

de noche, en este parque donde tengo cuatro sombras
bajo el antiguo insomnio de las estatuas.


JOSE MANUEL ARANGO (1937-)

NOCHE SECRETA

Busqué a Dios con sinceridad y paciencia
en el directorio telefónico
y en aguas mansas
y en aguas turbias
y en las precipitaciones de agua
Lo busqué en la ausencia de los que amamos
y en los desperfectos de nuestras mansedumbres
Me fui tras El por pequeñas ciudades
y busqué su fotografía cada mañana en el periódico
Amé en la risa de la muchacha Su risa
y en la mirada de mi prójimo
Pero encontré la muerte en todas partes
(buscar es lo que importa)

EDUARDO ESCOBAR (1943 - )
Última edición por Maritosa.chan el 29 Jul 2007 19:29, editado 1 vez en total.
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julia
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Mensaje por julia »

Siempre me sorprendes MAritosa.... Y cuanto aprendo contigo. :D :D :D

Es que somos cuatro gatos en este foro, pero selectos eh?........
:D :D :D
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Aelo
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Mensaje por Aelo »

Maritosa, me has hecho revisar antiguos apuntes. :roll:

Filosóficamente, apoyados en Sartre y en Nietzsche, en el existencialismo y en el nihilismo. Mientras que denegaron de la tradición literaria tradicional y acogieron la propuestas de Henry Miller, lo que les permitió incorporar la locura, la sociedad, el sexo y la historia americana y colombiana.

“El nadaísmo nació en medio de una sociedad que, si no había muerto, apestaba. Apestaba a casuchas de regimiento, apestaba a sotanas sacrílegas, apestaba a factorías que lanzaban por sus chimeneas el alma de sus obreros, apestaba al pésimo aliento de sus discursos, apestaba a incienso de sus alabanzas pagadas, apestaba a las más sucias maquinaciones políticas, apestaba a cultura de universidad, apestaba a literatura rosa, apestaba a jardín infantil, apestaba a genocidios, apestaba a miserias, apestaba a torturas, apestaba a explosiones, apestaba a pactos”.
Jotamario

Y, hablando de Jotamario:

El profeta en su casa

Vivo en un barrio obrero, en una casa vieja, en pantuflas,
y sobre la misma mesa donde mi padre por las noches
corta los pantalones que ha de entregar al otro día
para que los nueve que somos quepamos en el comedor,
para que el techo no se desplome por las lluvias,
para que en nuestros pies brille el betún de la decencia,
escribo mis poemas herméticos, trastorno la gramática,
me doy en poseer un mundo que no tengo,
leo a Paul Valery y a Tristan Tzara.

Esta mesa donde mi padre ha parido tantos pantalones de paño
ha sentido sobre su lomo también correr mis palabras absurdas,
desde cuando él se iluminaba con una lámpara Coleman
hasta ahora que yo la profano con mis babas intelectuales.
Sus gavetas inmemoriales aún sirven para guardar las tijeras,
metros de setenta centímetros, libretas con medidas de clientes
que hoy tendrán hijos con las mismas, muestrarios de paños ingleses
anteriores a la invención de la moda,
y las grietas de su madera con tiza de polvo se han llenado.

Entre sus patas se levantó mi infancia
contemplando a mi padre en el billar de su trabajo
con tantas ilusiones puestas en mí cuando creciera.
Mi educación fue pagada con panes
que el tiempo multiplicaría.
Pero crecí para la indiferencia, para el ocioso sol, para los sueños.
Sólo las piernas del amor, sólo las copas de la risa,
en los colchones del nihilismo perdí las plumas de mi vuelo.

Escribo mis poemas herméticos, pero de vez en cuando pienso.

Pienso, por ejemplo, que esto debe cambiar,
que debemos sonreir todos de la sala hasta la cocina,
estara al lado de la vida como las matas de los tarros,
cantar victoria bajo la ducha de las mañanas esplendentes.

Que mis hermanas no se avergüencen cuando en la calle les preguntan:
"¿Qué está haciendo ahora su hermano?"
"¿Cuándo se va a afeitar la barba?"
"¿Si es tan inteligente por qué no trabaja en un banco?"
Pero el diablo me hizo poeta para que ardiera en plena vida.

Los buses pasan veloces rumbo a la guerra del día
levantando una polvareda bestial que penetra en la casa
por las ventanas, por el techo, por las hendijas de la puerta
dejando rucio el hermetismo de mis poemas y lecturas.
Estornudo como un buen burgués que se ha resfriado en los montes alpinos.

Blasfemo entonces y en bata de baño salgo a la calle a descansar
y veo muchos niños descalzos con coladores de café
persiguiendo a las mariposas que el invierno ha mandado adelante,
y veo el perro corriendo detrás de las motocicletas
o levantando la pata contra los hidrantes resecos,
y veo muchos hombres con palas cavando surcos en la calle
para sembrar alcantarillas más modernas y poderosas.

La señora que aplica las inyecciones pasa con su maletín descosido
y me saluda buenas tardes jóven cómo está su mama
y mi mamá cante que cante en la cocina frente a una pila de platos
o frente a mis camisas sucias que aún acaricia con ternura.

Un niño se acerca a la puerta a pedirme que le venda un helado
atraido por el aviso que clavó Estrella en la ventana.
Yo le digo que la nevera está dañada
(en realidad me da mucha pereza venderlo).
Y el niño se marcha con su cabecita pelada
recibiendo el yoyo del sol que sube y baja en el firmamento
y una pelota de caucho que le lanzan desde la otra cuadra.

¿Cómo encontrar palabras que digan algo que no es algo?
En la esquina varios obreros pulen zapatos en un torno
y por sus pechos sin camisa rueda el sudor de la alegría
y me provoca ir a sentarme junto a ellos a oirles hablar
de sus cosas particulares, de sus familias, del engrudo,
de los campeones de box, de las chicas del "Tunjo de Oro"
pero me da miedo aburrirlos, sé además que me tienen bronca
pues piensan que soy un inútil y un haragán de siete suelas.

La muchachita que trabaja en el almacén Sears, estudia inglés
y usa una falda roja demasiado ceñida para su edad
sale a esperar el bus apresuradamente y me sonríe
como si ya estuviera muerto.

De la carpintería
emerge el olor de la cola, virutas vuelan por el aire,
canta la sierra circular construyendo pupitres.
Hay tantas cosas para mirar en esta calle,
los nidos en las cuerdas de la luz, la rata
muerta desde el sábado en periódicos del viernes,
el tendero dormitando bajo su parasol
con el bigote bombardeado por los moscos,
el albañil poniendo tejas en la casa nueva
y gritándole al ayudante que le suba el martillo,
en este ambiente es imposible ser un poeta hermético, digo,
qué clase de poeta soy yo que me emociono con la vida,
calzo mis arrastraderas y me entro a acostar
porque no demoran en salir de la escuela los niños con sus caucheras.
Último: Verity. La sombra de un engaño_ Hoover, Colleen

:101: La primera ley _ Abercrombie, Joe

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Maritosa.chan
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Mensaje por Maritosa.chan »

Lo pongo acá porque pertenece al nadaísmo, no sé si es precisamente un poema, pero, en una lectura en la que estuve, el autor lo leyó como tal.

EL CERDO DE MI VECINO

Eduardo Escobar

Cuando despresó a su cerdo, como un artista moderno, en un montón de pedazos desconectados, con la perfección y la alegría que ponen los paranoicos en sus trabajos, y repartió los trozos sobre los poyos de la cocina y las mesas preparadas, y colgó como banderas las tripas en los alambres de su patio, empecé a sentir este miedo de mi vecino. Me produce este espanto la amabilidad que a veces derrocha al saludarme.

Me apresuro a extenderle mi mano, adulón, para estar seguro de que no trae en la suya el artero cuchillo que le sirvió para perforar el pobre marrano. Y le sonrío. Para mostrarle los dientes. Y que entienda que yo también tengo con qué defenderme. No por expresarle la buena voluntad que ya no me inspira.

Algo se quebró entre nosotros desde que lo vi apuñalar sin asco al mismo que había alimentado con esmero, con lo mejor de su basura de tubérculos y tusas de mazorcas. Para el que construyó el corral agradable donde no golpeaba el viento, con un chorro de agua fresca en cuya instalación ayudó a su jardinero con sus propias manos.

Jamás olvidaré los gritos de la criatura áspera, cuya sonrisa cambió mi vecino por el rictus de la impotencia de una víctima de una traición inesperada. Y le encimó una cómica manzana entre los dientes, para completar la impiedad y la burla.

Ya no voy a olvidar el gesto de decepción en la trompa del inocente cochino, dorado por las artes de culinario del suegro de mi vecino, de poco fiar también. Cómo pataleaba contra el cielo el pesado cuadrúpedo. Cómo berreaba por la clemencia de un día mientras mi vecino escarbaba en su corazón engordado adrede. Un chorro de sangre negra y caliente saltó de la herida bajo la punta de su cuchillo de acero perfeccionado en el esmeril como un poema de Petrarca.

Jamás sospeché que mi vecino poseyera esas aptitudes para matar como un experto.

No puedo marchar a los tambores de mi vecino fabricados con las vejigas templadas de sus amistades. Nadie puede guardar nada honorable en una bolsa hecha con el pellejo de un amigo. Cómo entenderse con alguien que muestra con orgullo una fotografía tomada en el chiquero, un minuto antes de poner bocarriba a su huésped en el altar de piedras de su finca sembrada de durazneros y rosales.

Me hacen falta para ser feliz los gruñidos de bajo de la trompa rastrera, la meditación de su música, la seriedad del cerdo mientras reburujaba como un filósofo bajo las apariencias. Su manera ejemplar de comer con la resignación, el agradecimiento y la honradez de uno para nada más nacido, sin otras ilusiones que gozar de su pantano. Pesa la ausencia de su beso en el suelo húmedo como si hozara en un cielo de estrellas descompuestas. Lo entristece todo el recuerdo de la mirada de sus ojos grises, llena de preguntas sepultadas en densas capas de empellas, capones y papadas.

Hay un aire trágico en el chiquero. Un fantasma golpea la puerta oxidada. El cielo reclama la sangre sacrificial. Mi vecino se negó a pagar el tributo debido a la naturaleza que sustentó sus jamones y la guardó en vasijas el avaro, para embutir morcillas con el mismo arroz que hizo parte del rito de su boda.

El silencio de cargos chorrea sobre mi vecino, bellaco empedernido, capaz de regalar su gula de cumpleaños con las lonjas de un prójimo. Y sigue tan campante. Ya sé lo que significa traicionar. Mejor que cuando leí Macbeth.

Mi vecino no es el mismo para mí. Hasta su sombra ha cambiado después de matar al que cuidaba, por el que se preocupó con sinceridad evidente. He dejado de creer del todo en sus palabras de afecto. Cómo estás, me pregunta. Y me echo a temblar de miedo de ser encontrado a punto para el juicio ridículo y el grave holocausto.

No puedo poner una cruz en un chiquero ajeno. Entonces, celebro con este epitafio la memoria del justo, el recuerdo del que mimaron como a un hijo, sabiendo para qué lo querían, que estaba invitado a una fiesta desdichada, que tenía los días contados. Y que no mereció siquiera la gracia de una fosa decente. Porque lo sembraron en las fetideces del vientre apestoso, lleno de pliegues de dobles intenciones, de mi vecino, su rubia, robusta y ruidosa mujer, y su melindroso suegro y sus hijos. Y lo privaron del privilegio de reposar en el seno de la tierra y descomponerse en paz.

Pues después de ser repartido como una túnica y devorarlo a dos carrillos, lo bautizaron con ron póstumo y con galones de cerveza. Y quién descansa cuando su tumba canta, repite sandeces como una loca, cuenta chistes obscenos entre hipos y eructos, golpea el mundo como una piedra y rueda por el piso sin nobleza. Era como si buscaran, los corrompidos, aturdir en alcohol el remordimiento, el sentimiento de la negra ingratitud.

Tengo suficientes motivos para recelar de mi vecino. Para escurrirle el bulto a sus halagos. Si no fue fiel con el que trajo a su granja de brazos, cuando era un bebé de pelambre rojiza y ralas pestañas de puntas cenicientas y además le costó dinero, no tiene por qué ser diáfano conmigo cuando me agasaja. También acariciaba el lomo del otro con generosidad. Ya sé que sus ternuras pueden pervertirse sin aviso.

Si toca, díganle que no estoy. Esperaré debajo de esta cama hasta que se vaya. Ayer me dijo con aire indescifrable:

-Te ves saludable estos días.

Y agregó, cantarino:

-Veo que estás aumentando de peso.

Y temo que venga de un momento a otro con su cuchillo.
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nosin
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Mensaje por nosin »

La realidad desnuda, sin adornos, parece el Nadaísmo, ¿no? He leído un poco, volveré otro ratito. Gracias, Maritosa.
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Mensaje por Maritosa.chan »

Sí, nosin. Ellos se oponían a la petulancia de la poesía que la hacía inaccesible a algunos sectores de la población.
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Mensaje por nosin »

Maritosa.chan escribió:Sí, nosin. Ellos se oponían a la petulancia de la poesía que la hacía inaccesible a algunos sectores de la población.
Creo que leí en el primer post que la corriente deriva del dadaísmo, y leo que es la más trangresora de las de vanguardia: Valoran la expresión de la palabra por su sonido y no por su significado, y también se recrean en el absurdo como medio de expresión literaria. Por ahí podría ir la cosa, ¿no te parece? La poesía venía recientemente del novecentismo, donde surgen autores con una buena formación intelectual, que plasman esto en sus obras, y por ello las convierten en un arte minoritario. Se llamó la deshumanización del arte porque los autores buscaban lo racional quitando la subjetividad a la creación. Daban prioridad a la forma y el léxico. La estética les preocupaba más que la expresión. Después de esto surgen las vanguardias, y la oposición a la perfección de la forma que tú comentas, Maritosa. Muy interesante.
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Mensaje por Maritosa.chan »

Lo has expresado maravillosamente, mi querida Nosin. Algo así como Poesía del pueblo para el pueblo (ya ves que los temas son muy urbanos o muy obreros). Muchos se preguntaron si podía o no ser considerada como tal.

En aquella época le cantaban a las rosas, a las damiselas de manos hoyueladas... Pocos le cantaban a la obrera que tenía que mantener a dos hijos, nadie veía poesía en andar descalzo.

A mí no es que me despeluque, pero, como movimiento es interesante, porque pone en cuestión las razones por las que se hace arte.
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nosin
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Mensaje por nosin »

Maritosa.chan escribió:(...) A mí no es que me despeluque, pero, como movimiento es interesante, porque pone en cuestión las razones por las que se hace arte.
Está claro que el arte no es otra cosa que un espejo del movimiento de la sociedad (compleja y pluralista por otra parte). Entre las corrientes de última hora se encuentra la denominada realismo sucio. Entienden que la escritura no es una categoría sacralizada, y buscan el efecto de la inmediatez de la imágen y el sonido por encima de la reflexión de la letra escrita. Reivindican la cultura considerada hasta ahora como subliteratura. Esto puede encajar o no en la definición tradicional de literatura e incluso de arte, pero existe, está ahí como reflejo de lo que se cuece y hay que tomar nota de ello. Es como el gore. tiene una razón de ser. También lo vemos en pintura: composiciones que nos parecen un insulto al arte y al público, pero significan algo. Creo que el arte mediocre, y el arte que no transmite nada, en general, se va muriendo de una manera natural como las modas sociales tan ocasionales...
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