Cartas a Milena.-Franz kafka
Moderador: natura
Cartas a Milena.-Franz kafka
Título original:Briefe an Milena
ISBN: 8420633542. ISBN-13: 9788420633541
272 p.. 1ª edición (30/03/1998).
Cartas a Milena reúne la correspondencia que entre 1920 y 1922 Franz Kafka (1883-1924) dirigió a Milena Jesenská, mujer residente en la Viena mítica que encarnaba todas las contradicciones del moribundo imperio de los Habsburgos y que acometió la traducción de sus primeros escritos al checo. Procedente de una familia praguense de elevada posición social y casada con un intelectual de vida bohemia, la correspondencia de Kafka con esta mujer de vivo temperamento y amplia cultura no sólo muestra la transición de una amistad basada fundamentalmente en razones literarias a una relación sentimental de particular intensidad, sino que revela de forma excepcional la sensibilidad e intimidad emocional del autor de «La metamorfosis».
Por favor, escribe la dirección con un poco más de claridad, una vez que la carta está dentro del sobre pasa a ser casi propiedad mía y usted debería ser más cuidadosa con la propiedad ajena, debería tratarla con más sentido de la responsabilidad.
Tak. Por otra parte, tengo la impresión-aunque no puedo llegar a precisarla- de que una de mis cartas se ha perdido. ¿La típica ansiedad de los judios?¡Cuando lo que debería temer es que las cartas lleguen a destino!.
¿De donde habrá surgido la idea de que las personas pueden comunicarse mediante cartas?. Uno puede pensar en una persona distante y puede tocar a una persona cercana; todo lo demás queda más allá de las fuerzas humanas. Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas, que las esperan con avidez. Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas. Con este abundante alimento se multiplican en forma desmesurada.La humanidad lo percibe y lucha por evitarlo. Y para eliminar en lo posible lo fantasmal entre las personas y lograr una comunicación natural, paa recuperar la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automovil, el aeroplano. Pero ya es tarde: son evidentemente inventos hechos en el momento del desastre. El bando opuesto es tanto mas calmo y poderoso: después del correo inventó el telégrafo, el teléfono, la radio. Los fantasmas no morirán de hambre y nosotros en cambio pereceremos.
Editado por moderacion
Pobre Kafka. Menuda impresión si hubiese conocido internet ¿no?
¡Venga fantasmas!
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Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
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Algo tenemos en común, Milena: somos tan tímidos y temerosos, que cada carta es distinta, casi todas las cartas asustan de la anterior y aún más de la respuesta. Reflexione, además Milena, en qué condiciones me acerco a usted, qué viaje de 38 años hay detrás de mi, y, cómo, al tomar una curva aparentemente casual del camino la veo, cuando no esperaba verla, y menos aún, tan definitivamente tarde, y quizá solo advierto que estoy arrodillado al ver que sus pies están ante mis ojos, y, al acariciarlos (........)
Suyo Franz
Suyo Franz
Ja,ja,ja,ja, los diarios, tengo en casa Diarios II (1914-1923).
16 de diciembre. No volveré a abandonar este diario.Debo mantenerme aferrado a él, porque no puedo aferrarme a otra cosa. Me gustaría explicar el sentimiento de felicidad que , de vez en cuando, siento en mi interior, como ahora, precisamente.Es en verdad algo efervescente, que me llena del todo con un ligero y agradable estremecimiento y me convence de que tengo una aptitudes de cuya inexistencia puedo convencerme en cualquier instante, tambien ahora, con toda seguridad. Menudo chaval este, eh?
America tambien lo leí , dicen que es una de sus obras mas complejas, no me acuerdo de nada, te transcribo algo.
Su personaje , que contempla un mundo absurdo y desconocido, un mundo parodia y al mismo tiempo espejo del nuestro, una mente simple no contaminada aún por la culpa,un cordero inocente condenado por el solo hecho de vivir, es casi un alter ego del escritor, enfrentado a un mundo que no logra comprender.
16 de diciembre. No volveré a abandonar este diario.Debo mantenerme aferrado a él, porque no puedo aferrarme a otra cosa. Me gustaría explicar el sentimiento de felicidad que , de vez en cuando, siento en mi interior, como ahora, precisamente.Es en verdad algo efervescente, que me llena del todo con un ligero y agradable estremecimiento y me convence de que tengo una aptitudes de cuya inexistencia puedo convencerme en cualquier instante, tambien ahora, con toda seguridad. Menudo chaval este, eh?
America tambien lo leí , dicen que es una de sus obras mas complejas, no me acuerdo de nada, te transcribo algo.
Su personaje , que contempla un mundo absurdo y desconocido, un mundo parodia y al mismo tiempo espejo del nuestro, una mente simple no contaminada aún por la culpa,un cordero inocente condenado por el solo hecho de vivir, es casi un alter ego del escritor, enfrentado a un mundo que no logra comprender.
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Estoy comenzando a leerlo y me está sorprendiendo gratamente, no en el sentido de que sea de altisima calidad, algo que ya sabemos que tiene a raudales, pero sí en que es mucho más literario de lo que esperaba, a pesar de que está claro que son sentimientos y emociones íntimas no renuncia Kafka a su faceta de novelista, al menos esa es la impresión que me causa.
Es de Alianza Editorial de bolsillo del 99 266 pp. muy cómodo para leer pero letra algo pequeña (para mi gusto).
Contraportada:
Cartas a Milena reúne la correspondencia que entre 1920 y 1922 Franz Kafka (1883-1924) dirigió a Milena Jesenská, mujer residente en la Viena mítica que encarnaba todas las contradicciones del moribundo imperio de los Habsburgos y que acometió la traducción de sus primeros escritos al checo. Procedente de una familia praguense de elevada posición social y casada con un intelectual de vida bohemia, la correspondencia de Kafka con esta mujer de vivo temperamento y amplia cultura no sólo muestra la transición de una amistad basada fundamentalmente en razones literarias a una relación sentimental de particular intensidad, sino que revela de forma excepcional la sensibilidad e intimidad emocional del autor de «La metamorfosis».
Milena Jessenská (1896-1944), un amor epistolar de Kafka
Todos aquellos que nos acercamos a Kafka, a sus escritos o a su peripecia biográfica, no dejamos de sentirnos de algún modo deslumbrados en un momento u otro (sobre todo si pertenecemos al género masculino) por la personalidad de Milena Jassenská, cuya vida se cruzó con la del autor checo a primeros de la década de 1920.
Milena fue una especie de amor platónico para Kafka; se atraían mutuamente y mantuvieron un copioso intercambio epistolar, pero sus respectivos caracteres y maneras de ver el mundo no siempre coincidían. Milena admiraba a Kafka, vio en él al gran escritor que estaba llamado a ser, y repensó y absorvió sus textos mediante el acto de traducirlos. Se dio entre los dos una indudable sintonía espiritual pero el comportamiento libérrimo de Milena tal vez no acababa de encajar con el reservado y cauteloso de Kafka, incansable soñador de escenarios sombríos y carcelarios y recreador de personajes tiranizados por la culpa y las reglamentos.
Milena era hija de un médico checo orgullosísimo de contar entre sus antepasados a Juan Jessenius, que había sido galeno de cabecera del Emperador Rodolfo II. El doctor Jassensky era hombre de vida disipada, amante de los juegos de azar y su actitud en lo marital no puede decirse que fuera de excesiva y ciega fidelidad. Paradójicamente intentó inculcar a la rebelde Milena unos principios de contención que él mismo no contemplaba.
También pretendió que la joven estudiara Medicina, a lo que Milena accedió de entrada. Pero al primer contacto con una clase práctica consistente en una disección, salió poco menos que corriendo de la Facultad de Medicina, que apenas acababa de franquear.
Milena era muy asidua del café Arco de Praga y de sus tertulias literarias. El lugar era frecuentado por intelectuales del mundo cultural judío germanohablante, como Franz Kafka o Max Brod. Fue ahí donde conoció a Ernst Pollack, también judío praguense de lengua alemana, y del que se enamoraría. Lo cual no hizo la más mínima gracia al Dr. Jassensky, checo hasta la médula. La enérgica oposición del padre chocó con la igualmente fuerte determinación de Milena; tras un intento de suicidio y un aborto secreto, Milena Jessenská fue internada por su padre en un psiquiátrico.
Al final, Jessensky aceptó el matrimonio de su hija con Pollack a condición de que desapareciesen de Praga, donde a su juicio, habían dado ya suficientes escándalos. La pareja se instaló en Viena. La vida disipada de ambos condujo a la rápida volatilización de sus iniciales recursos. Milena se puso a dar clases de checo a familias bienestantes. La convivencia entre Pollack y Milena comenzó a dejar que desear. Mejor dicho, la convivencia entre los tres, ya que Ernst llevó a casa a una de sus conquistas; la mentalidad libre de Milena le hizo aceptar inicialmente este inesperado menage à trois, pero su autoestima empezó a resentirse. Fue entonces cuando comenzó a escribir y traducir. Sus versiones al checo de los escritos de Kafka, la llevó a establecer contacto con el autor de La Metamorfosis. Mantuvieron una intensa y apasionada correspondencia, aunque sus encuentros personales no siempre alcanzaban a ser tan satisfactorios como los que tenían por carta, al no faltar diferencias de temperamento o de actitud cultural entre ambos. Pero puede hablarse de una especie de pasión en un terreno intangible, espiritual y epistolar. Milena Jessenská pudo entrever el genio literario de Franz y supo apreciar como nadie sus escritos. Pero parece que no llegó a conocer a Kafka en el sentido bíblico del término.
A mediados de los veinte y después del fallecimiento de Franz, Milena se separó de Pollack y regresó a Praga; tuvo un segundo y efímero matrimonio con un arquitecto vanguardista, representante de la izquierda exquisita del momento, esa izquierda teatral y de sofá que ha recorrido todo el siglo XX, y que en este XXI está lejos de desaparecer.
La carrera periodística de Milena entró en una fase ascendente. Se hizo adicta a la morfina. Llegó a colabor con la prensa comunista, pero se negó a hacer oídos sordos a las atrocidades del régimen stalinista. Ayudó a los refugiados alemanes que huyendo del nazismo, llegaban a tierras checas. Cuando los nazis invadieron Checoslovaquia en marzo de 1939, Milena se adhirió a la resistencia. Pocas semanas antes de la invasión, había entregado a Willy Haas las cartas que Kafka le dirigiera entre 1920 y 1922, lo que permitió la supervivencia del célebre epistolario. A finales de aquel 1939, fue detenida por la Gestapo e internada en el campo de concentración de Rawensbruck. Allí sucumbió en mayo de 1944, sin conocer la liberación.
Serafín Gonzalez León
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Es de Alianza Editorial de bolsillo del 99 266 pp. muy cómodo para leer pero letra algo pequeña (para mi gusto).
Contraportada:
Cartas a Milena reúne la correspondencia que entre 1920 y 1922 Franz Kafka (1883-1924) dirigió a Milena Jesenská, mujer residente en la Viena mítica que encarnaba todas las contradicciones del moribundo imperio de los Habsburgos y que acometió la traducción de sus primeros escritos al checo. Procedente de una familia praguense de elevada posición social y casada con un intelectual de vida bohemia, la correspondencia de Kafka con esta mujer de vivo temperamento y amplia cultura no sólo muestra la transición de una amistad basada fundamentalmente en razones literarias a una relación sentimental de particular intensidad, sino que revela de forma excepcional la sensibilidad e intimidad emocional del autor de «La metamorfosis».
Milena Jessenská (1896-1944), un amor epistolar de Kafka
Todos aquellos que nos acercamos a Kafka, a sus escritos o a su peripecia biográfica, no dejamos de sentirnos de algún modo deslumbrados en un momento u otro (sobre todo si pertenecemos al género masculino) por la personalidad de Milena Jassenská, cuya vida se cruzó con la del autor checo a primeros de la década de 1920.
Milena fue una especie de amor platónico para Kafka; se atraían mutuamente y mantuvieron un copioso intercambio epistolar, pero sus respectivos caracteres y maneras de ver el mundo no siempre coincidían. Milena admiraba a Kafka, vio en él al gran escritor que estaba llamado a ser, y repensó y absorvió sus textos mediante el acto de traducirlos. Se dio entre los dos una indudable sintonía espiritual pero el comportamiento libérrimo de Milena tal vez no acababa de encajar con el reservado y cauteloso de Kafka, incansable soñador de escenarios sombríos y carcelarios y recreador de personajes tiranizados por la culpa y las reglamentos.
Milena era hija de un médico checo orgullosísimo de contar entre sus antepasados a Juan Jessenius, que había sido galeno de cabecera del Emperador Rodolfo II. El doctor Jassensky era hombre de vida disipada, amante de los juegos de azar y su actitud en lo marital no puede decirse que fuera de excesiva y ciega fidelidad. Paradójicamente intentó inculcar a la rebelde Milena unos principios de contención que él mismo no contemplaba.
También pretendió que la joven estudiara Medicina, a lo que Milena accedió de entrada. Pero al primer contacto con una clase práctica consistente en una disección, salió poco menos que corriendo de la Facultad de Medicina, que apenas acababa de franquear.
Milena era muy asidua del café Arco de Praga y de sus tertulias literarias. El lugar era frecuentado por intelectuales del mundo cultural judío germanohablante, como Franz Kafka o Max Brod. Fue ahí donde conoció a Ernst Pollack, también judío praguense de lengua alemana, y del que se enamoraría. Lo cual no hizo la más mínima gracia al Dr. Jassensky, checo hasta la médula. La enérgica oposición del padre chocó con la igualmente fuerte determinación de Milena; tras un intento de suicidio y un aborto secreto, Milena Jessenská fue internada por su padre en un psiquiátrico.
Al final, Jessensky aceptó el matrimonio de su hija con Pollack a condición de que desapareciesen de Praga, donde a su juicio, habían dado ya suficientes escándalos. La pareja se instaló en Viena. La vida disipada de ambos condujo a la rápida volatilización de sus iniciales recursos. Milena se puso a dar clases de checo a familias bienestantes. La convivencia entre Pollack y Milena comenzó a dejar que desear. Mejor dicho, la convivencia entre los tres, ya que Ernst llevó a casa a una de sus conquistas; la mentalidad libre de Milena le hizo aceptar inicialmente este inesperado menage à trois, pero su autoestima empezó a resentirse. Fue entonces cuando comenzó a escribir y traducir. Sus versiones al checo de los escritos de Kafka, la llevó a establecer contacto con el autor de La Metamorfosis. Mantuvieron una intensa y apasionada correspondencia, aunque sus encuentros personales no siempre alcanzaban a ser tan satisfactorios como los que tenían por carta, al no faltar diferencias de temperamento o de actitud cultural entre ambos. Pero puede hablarse de una especie de pasión en un terreno intangible, espiritual y epistolar. Milena Jessenská pudo entrever el genio literario de Franz y supo apreciar como nadie sus escritos. Pero parece que no llegó a conocer a Kafka en el sentido bíblico del término.
A mediados de los veinte y después del fallecimiento de Franz, Milena se separó de Pollack y regresó a Praga; tuvo un segundo y efímero matrimonio con un arquitecto vanguardista, representante de la izquierda exquisita del momento, esa izquierda teatral y de sofá que ha recorrido todo el siglo XX, y que en este XXI está lejos de desaparecer.
La carrera periodística de Milena entró en una fase ascendente. Se hizo adicta a la morfina. Llegó a colabor con la prensa comunista, pero se negó a hacer oídos sordos a las atrocidades del régimen stalinista. Ayudó a los refugiados alemanes que huyendo del nazismo, llegaban a tierras checas. Cuando los nazis invadieron Checoslovaquia en marzo de 1939, Milena se adhirió a la resistencia. Pocas semanas antes de la invasión, había entregado a Willy Haas las cartas que Kafka le dirigiera entre 1920 y 1922, lo que permitió la supervivencia del célebre epistolario. A finales de aquel 1939, fue detenida por la Gestapo e internada en el campo de concentración de Rawensbruck. Allí sucumbió en mayo de 1944, sin conocer la liberación.
Serafín Gonzalez León
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Bueno, en realidad, solo son las escritas por Kafka lo cual exige un esfuerzo extra para intuir las respuestas de Milena, además, parece ser (por lo que nos cuenta Willy Hass, el primer editor de las cartas) que hubo grandes problemas para clasificarlas ya que no se encontraban fechadas y debieron guiarse para ello por datos e informaciones que se incluían en las misivas, por tanto, a veces es dificil seguir una linea de orientación.
Los besos por escrito no llegan a su destino,
se los beben por el camino los fantasmas.
F.K.
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Los besos por escrito no llegan a su destino,
se los beben por el camino los fantasmas.
F.K.
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