Título original: Terrasse à Rome. (2000)
Editorial : Espasa (13 mayo 2008)
Idioma : Español
Tapa blanda : 520 páginas
ISBN-10 : 8467028696
ISBN-13 : 978-8467028690
Traducción: Encarna Castejón
Este libro lo he leído por recomendación de alguno de mis compañeros del club de lectura de la biblioteca y, salvo algunas ideas bastante interesantes, no me ha gustado. Es una obra a caballo entre la novela y el ensayo.Terraza en Roma es la historia de Meaume, un grabador francés nacido en 1617, que se ve obligado a abandonar la ciudad en la que vive, Brujas, cuando el prometido de su amante le disfigura la cara con ácido. Condenado al mundo de las sombras y abandonado por todos, Meaume emprende un destino marcado por la cólera interior que le conducirá a Roma, donde, muchos años después, se encontrará con su pasado.
Pascal Quignard es uno de los escritores más prestigiosos de Francia. Todos sus libros llegan a las listas de más vendidos. Ha escrito más de treinta libros (tanto novela como ensayo) y es un referente en el mundo de la cultura francesa.
Por un lado, se narra la vida de un artista del grabado con aguafuerte, Meaume, que está enamorado de una mujer, Nanni, ya prometida a otro hombre. Ambos mantienen relaciones en secreto, hasta que el prometido de la chica los descubre y le quema la cara con aguafuerte al pintor. Este hecho lo marca de por vida, obligándolo a vivir siempre oculto a la mirada de la gente; pero el golpe de gracia lo recibe cuando su amante le dice que no quiere volver a verlo, expresando su repulsión ante su nuevo aspecto. Meaume se va a Roma, a un lugar apartado, donde, a pesar de su inmensa ira, sigue produciendo una obra muy valiosa. En su alma guarda siempre la imagen de su amada, y de su experiencia amorosa, breve, aunque apasionada, nacen muchos de los motivos reflejados en su obra. Un aspecto que me ha desagradado de las descripciones de sus obras es su obsesión por la sexualidad.
Puede parecer también un ensayo por las reflexiones que acompañan a cada obra del autor. Rechaza el uso del color, expresándose exclusivamente a través de las sombras. Gusta de mostrar escenas de las que huimos normalmente, por resultarnos desagradables, así como las costumbres de la gente humilde. Un aspecto que me ha resultado un poco repugnante es su tendencia a reflejar la sexualidad en pleno éxtasis, tema en el cual parece gozar ya de reconocimiento. Llega incluso a equiparar vida y sexualidad.