La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Tocornal

Narrativa española e hispanoamericana

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jilguero
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La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Tocornal

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Título: La noche en que pude haber visto tocar a Dizzy Gillespie
Autor: Antonio Tocornal
Año de edición: 2018
Nº páginas: 200
Editorial Aguaclara (Colección Anaquel Narrativa)
ISBN: 978-84-8018-438-0


Sinopsis:
Un joven artista español afincado en París cuenta los días que faltan para el concierto del mítico trompetista Dizzy Gillespie. Cuando al fin llega, una muerte inesperada le impide asistir.

Músicos, pintores, escultores, poetas de vanguardia, fotógrafos, pero también comerciantes de droga y de arte, vagabundos, inmigrantes, personajes de prostíbulo o del cine porno son retratados en esta novela con cariño y con humor como componentes del micromundo que construyeron en los años ochenta los llamados «artistas de vanguardia» y su entorno.

La búsqueda de la identidad a través de la inclusión en el grupo, la búsqueda de un sentido a la vida, el carácter efímero de la libertad, las obsesiones personales, el arte contemporáneo como «acto de fe» son los temas centrales de La noche en que pude haber visto tocar a Dizzy Gillespie, tratados siempre con una mezcla agridulce de humor y realismo, con un trasfondo de jazz suave en blanco y negro y con la pátina de nostalgia que imprimen los treinta años que transcurren desde los hechos narrados hasta el acto de la narración.

Comentario de Soledad Puértolas en la contracubierta:
«La noche en que pude haber visto tocar a Dizzy Gillespie traza un vívido cuadro impresionista de la bohemia parisina de los años ochenta, ofreciéndonos una galería de personajes variopintos que, con sus vidas extravagantes y marginales, con sus inquietudes, fracasos y alegrías, se van incorporando al retrato sentimental del joven narrador, que consigue, sin aparente esfuerzo, la complicidad del lector»


Para los interesados en conseguirla:
http://www.editorialaguaclara.es/index. ... er=product[/color]
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Última edición por jilguero el 30 Oct 2018 11:43, editado 1 vez en total.


La chelista indecorosa :party: La Juana la Loca nórdica

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
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jilguero
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por jilguero »

Le han premiado y publicado esta novela a nuestro compañero de foro Albatross.

Le abro hilo y, en cuanto me la relea, vuelvo a dejar mi opinión :wink:.


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Aben Razín
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por Aben Razín »

Lo primero, ¡enhorabuena!, :60:

Y, lo segundo, tomo nota, porque es un ambiente, el del jazz, que me envuelve, :mrgreen: :133:
Pasado: Austerlitz de W. G. Sebald.

Presente: La guerra del fin del mundo de Mario Vargas Llosa.

Futuro: El problema del hombre de Joseph Gevaert.
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jilguero
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por jilguero »

Ya la tengo en mis manos. :ola:

El fin de semana..., a Paris de la mano de Albatross :D


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jilguero
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por jilguero »

Aunque mi intención era leerme la novela entera y luego ya comentar, nada más empezarla, me han entrado ganas de pasarme por aquí e, imitando al autor, ir dejando mis impresiones, poco a poco, conforme las vaya sintiendo. Voy a tratar de explicar el porqué de este cambio.

En varias ocasiones, he dicho ya que soy lectora de autores, que como más provecho le saco a la lectura es cuando doy con un filón (un autor que me gusta) y lo exploto a fondo (me sumerjo en su mundo). En ese sentido, que en el prólogo Tocornal nos anuncie de que nos enfrentamos a un texto autobiográfico, pero nos diga también eso de que "... cuanto más se invoca un recuerdo más se falsea, porque rememora la última evocación con mayor nitidez que el episodio original" y añada "Todo lo relatado aquí es la pura realidad. Es al menos la realidad que a mí me ha quedado después de ese proceso de filtrado", al menos a mi me predispone a favor del libro porque doy por hecho que va a ser un texto honesto y, por ende, todo lo auténtico de lo que el autor sea capaz. Y que, acto y seguido, en el primer capítulo Rumba y Jazz, nos muestre el rincón creador, ese en el que él va a hacer el ejercicio de recordar en voz alta para compartir un trozo de su vida con el lector y en el que suena ese My one and only love, me parece una forma magnífica de ponernos a nosotros también in the mood of remembering; es decir, de crearnos la ilusión de que quizá también nosotros estuvimos allí y, como él, fuimos testigos de eso que estamos a punto de descubrir en las siguientes páginas...


Enlace

Y es por esa sensación de complicidad que me ha logrado transmitir el autor que he sentido la necesidad de, también yo, ir comentando conforme me vaya sumergiendo en esa noche en la que autor, y quizás también yo, pude haber visto tocar a Dizzy Gillespie :wink:.
Última edición por jilguero el 30 Oct 2021 12:05, editado 1 vez en total.


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Juanfran
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por Juanfran »

Planto banderita :164nyu:

Me leí la Ley de los similares y me gustó.

Aprovecho la ocasión para preguntar por este premio, porque no es el bienal. ¿De dónde surge este Vargas Llosa? Es que no he visto información por internet. Sé que alguna otra edición la ha publicado Siruela. ¿Antonio Tocornal ha ganado la última edición, la de este año?
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jilguero
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por jilguero »

Juanfran escribió:Planto banderita :164nyu:

Me leí la Ley de los similares y me gustó.

Aprovecho la ocasión para preguntar por este premio, porque no es el bienal. ¿De dónde surge este Vargas Llosa? Es que no he visto información por internet. Sé que alguna otra edición la ha publicado Siruela. ¿Antonio Tocornal ha ganado la última edición, la de este año?
Juanfran, te dejo enlace de la noticia por si te ayuda (cambia cot por com).

http://blog.cervantesvirtual.cot/antoni ... gas-llosa/


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jilguero
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por jilguero »

Pues acercándome ya al ecuador, tiro de la reseña de Soledad Puértolas que dice: ...un vívido cuadro impresionista de la bohemia parisina de los años ochenta, ofreciéndonos una galería de personajes variopintos que, con sus vidas extravagantes y marginales, con sus inquietudes, fracasos y alegrías, se van incorporando al retrato sentimental del joven narrador....

Y tiro de ella porque estoy totalmente de acuerdo con sus palabras. Ya han desfilado varios personajes pintorescos que podrían resultar esperpénticos y que, sin embargo, el autor describe con la suficiente delicadeza como para que resulten solo peculiares. Entre ellos, por destacar algunos, ese guardián del museo que tenía como ayudante a Balthazar, un enorme gato negro que guiaba a los visitantes y, si estos se demoraban mucho en una sala, maullaba impaciente para indicarles que tocaba pasar a la siguiente sala. O Gorgette, esa mujer ya madura que decía haber sido modelo del pintor Yves Klein y, como no tenía dinero para coleccionar obras de arte, coleccionaba jóvenes artistas con los que solía acabar en la cama. O el periquito Apollinaire, que alguien le dejó a Amílcar (un chileno aindiado en cuya casa se solían reunir de madrugada) como pago por una llamada telefónica (desde su casa solían llamar todos a sus familiares) y que se hizo indispensable en las fiestas de esa casa; un periquito azul turquesa (la pluma de la portada no cabe duda que es suya) que usaba su jaula más de refugio que de prisión ya que siempre permanecía con la puerta abierta; y que se posaba en el borde de los platos de sopa para beberse su ración, pero que cuando el aire se llenaba de humo de marihuana, perdía el equilibrio y acababa con las patas metidas en la sopa, se le cambiaba entonces el humor y se retiraba al interior de la jaula, momento a partir del cual Amílcar ordenaba bajar el volumen de la música para que Apollinaire pudiera dormir sin sobresaltos.

Una galería de personajes que van desfilando antes nosotros con naturalidad y fluidez, gracias a una prosa sencilla y a la habilidosa forma con la que el autor va engarzando unos capítulos con otros. Una narración que nos cuenta el propio autor, a la sazón un joven pintor parisino para quien todos esos seres pintorescos de vida bohemia son ahora su familia. Y una narración que, como ya nos anunció en el Prólogo, serían sus recuerdos tamizados por la memoria; un tamiz que le hace contárnoslos con distancia, desprovisto ya casi de sentimientos, como si lo vivido no le afectara. Una contención en los sentimientos que me estaba haciendo pensar que no estaba de acuerdo con Soledad Puértolas en eso de que en la novela se configuraba “un retrato sentimental del joven narrador."

Sin embargo, en el capitulo 15, El punto de fuga, la voz rota de Camarón de la Isla, paisano del autor, le hace regresar a la infancia y de repente se abre la espita de los sentimientos; esta vez, el filtro de la memoria no puede ya contenerlos y afloran a borbotones. Es un capítulo muy poético y lleno de belleza, además de muy revelador porque entendemos que esa vida bohemia fue en realidad una huida de su tierra natal porque se asfixiaba, porque no podía soportar por más tiempo ese tiempo de represión que era la España de aquella época. Y me gusta mucho porque el narrador maduro mira atrás y, con la sabiduría de la experiencia, es capaz de analizar su realidad de entonces con objetividad: “Ahora sé que aquello no era ni bueno ni malo. Era un entorno que me tocó en suerte del que yo solo atinaba a agigantar los lados negativos [… ]Sin ayuda de nadie me construí una jaula con todo aquello para luego poder forzarla […] Ahora sé que estaba equivocado, que aquella prisión no existía más que en mi cabeza, pero esta que cuento es mi historia y es así como yo la viví en aquellos años de mi juventud.” Y añade algo que me confirma mi sospecha de que sería un texto auténtico y honesto. Me refiero a cuando dice: "A veces intento imaginar qué pensaría aquel chiquillo del hombre que soy ahora si pudiésemos situarnos el uno frente al otro. Cuando eso sucede me invade una sensación incómoda de pudor. El niño de las azoteas me sostiene la mirada con más entereza que la que yo soy capaz de mantener. Como si de alguna forma le hubiese fallado o como si no estuviese a la altura de las expectativas que él tenía de mí. " :chino:

Creo que no hace falta que diga que me está gustando. :D


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Juanfran
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por Juanfran »

jilguero escribió:
Juanfran escribió:Planto banderita :164nyu:

Me leí la Ley de los similares y me gustó.

Aprovecho la ocasión para preguntar por este premio, porque no es el bienal. ¿De dónde surge este Vargas Llosa? Es que no he visto información por internet. Sé que alguna otra edición la ha publicado Siruela. ¿Antonio Tocornal ha ganado la última edición, la de este año?
Juanfran, te dejo enlace de la noticia por si te ayuda (cambia cot por com).

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Gracias, Jilguero :60:

No me aclara mucho, la verdad. Yo leí Hendaya de Marcos Eymar, que fue XVI Premio Vargas Llosa. Sé también que el premio lo otorga la Universidad de Murcia, pero poco más.

Es que parece que es uno de esos premios que tienen su dotación y tal, pero que luego, aunque la publicación está prevista, no está claro que editorial la llevará a cabo.
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por jilguero »

Juanfran escribió:
jilguero escribió:
Juanfran escribió:Planto banderita :164nyu:

Me leí la Ley de los similares y me gustó.

Aprovecho la ocasión para preguntar por este premio, porque no es el bienal. ¿De dónde surge este Vargas Llosa? Es que no he visto información por internet. Sé que alguna otra edición la ha publicado Siruela. ¿Antonio Tocornal ha ganado la última edición, la de este año?
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Gracias, Jilguero :60:

No me aclara mucho, la verdad. Yo leí Hendaya de Marcos Eymar, que fue XVI Premio Vargas Llosa. Sé también que el premio lo otorga la Universidad de Murcia, pero poco más.

Es que parece que es uno de esos premios que tienen su dotación y tal, pero que luego, aunque la publicación está prevista, no está claro que editorial la llevará a cabo.
Era para responder a tu pregunta de si Tocornal había ganado la última edición. Ahora le aviso a él a ver si te puede informar. :wink:


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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por Juanfran »

Gracias, Jil :60:

Sí, a eso sí. Porque he podido ver que la noticia salió en diciembre de 2017. Así que, el mes que viene, habrá un nuevo Vargas Llosa.

Pero fíjate, esta novela ha tardado en ser publicada casi un año. La de Marcos Eymar que también fue Vargas Llosa, tardó 3 o 4 años en ser publicada. Es un premio que, según la noticia, asegura la publicación a nivel nacional, sin embargo, parece que le cuesta.
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jilguero
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Toco

Mensaje por jilguero »

Y siguiendo con la galería de retratos de personajes que, quien entonces era un joven pintor y ahora es escritor, nos va trazando con sus palabras, entre los más entrañables, hay dos que son descritos con especial ternura; además ambos ocuparan el mismo cuarto, en distintos momentos, de ese edificio de Sang Neuf donde el narrador tenía su taller y donde vivían muchos de los personajes descritos en esta novela. Uno de ellos monsieur Duhamel un anciano que procuraba mantener su dignidad a base de ir vestido bien con el único traje que tenía y del que, otras cosas, el autor nos dice que, en el momento de su incineración, la columna de humo sube hasta que monsieur Duhamel se hace presente en el gris que aquel día tenía el cielo de París. El otro, Gábor, ese desastroso hombre orquesta, que él sabe que es desastroso, pero que sigue siéndolo por amor, y que al final se desvela como un excelente músico: "Comenzaron a sonar con lentitud los primeros acordes del Adagio de la sonata número uno en sol menor de Johann Sebastian Bach [… ]Esa tarde Gábor tocó el solo de violín más exquisito y fascinante que se pueda imaginar. Era música melancólica y llena de sentimientos, interpretada con una sensibilidad fuera de lo común."


Recién superado el ecuador, en un recital de neoguturalistas, volvemos a ver al narrador que de nuevo ha tomado distancia. Pero una distancia que ahora se ve que no es fruto solo del filtro de la memoria: "Yo asistí a aquel recital, pero lo recuerdo como si no hubiese estado allí. Como si en lugar de haber estado de verdad hubiese rememorado aquello, como si proviniese de un recuerdo.". Leyendo la novela me sorprende la capacidad que ha tenido Tocornal para coger distancia y narrarlo todo con suficiente despego como para que el lector tenga siempre presente que el narrador ya no habla de sí sino del que fue.

Y entre los personajes que desfilan ante nuestros ojos, Vita parece ser uno de los más importantes para el joven que era el autor en aquel momento y de la que decide hacer una cartografía de todas las imperfecciones (lunares, pecas) de su piel. Me gusta especialmente la descripción que hace de cómo buceaba en su cuerpo: “…Vita se quedaba inmóvil sobre mi cuerpo tendido y me abrazaba durante mucho tiempo en silencio. Con su mejilla me tapaba uno de los oídos y el otro lo tenía aprisionado contra la almohada. Yo entonces cerraba los ojos e imaginaba que estaba buceando y que Vita era el agua. Mi respiración era una respiración de buzo, con la caja torácica oprimida por la presión que ejercía el cuerpo de mi amiga. El silencio, con ambos oídos tapados, era también marino, y yo me sentía flotar boca arriba debajo de la superficie del agua que era Vita…”. Y digo lo de que pareció dejar en él una huella especial porque unas páginas más adelante confiesa que tuvo la cartografía de Vita enmarcada colgada en la pared de su estudio. Y añade: “Hacia tiempo que Vita no era más que un recuerdo muy lejano y que yo me había convertido en otra persona, pero, en algún momento, de forma paulatina, la visión de aquella cartografía comenzó a tornarse dolorosa. Me recordaba a cada instante el otro que fui y lo que el tiempo nunca me retornaría […] Cuando comprendí que aquel mapa comenzaba a ser dañino para mí, lo descolgué y lo guardé donde no pudiese verlo.”

Además de los inquilinos del edificio Sang Neuf, por la novela desfilan algunos de los clientes del Luxor, un prostíbulo a donde acude el narrador a pintar un fresco en la entrada. De esta parte, me gustan especialmente el capítulo Akhenatón, dedicado a la descripción de la suegra de la madame del garito, que permanece inmóvil, como si fuera un antiguo ídolo, en un rincón penumbroso matando moscas; y también el capítulo dedicado al Profesor, otro estupendo personaje (uno de mis favoritos) que acude al prostíbulo para estudiar los olores de todos los rincones del cuerpo de las mujeres, trabajo que realiza con gran profesionalidad y que yo me imagino que lo lleva a cabo al son de esta música.





Y a lo largo de la noche que pasamos en compañía del narrador, el tercer escenario por el que desfilan personajes es la casa de Amílcar, de la que ya comenté anteriormente. Ahí, siento debilidad por Audrey, una novicia de un convento de clausura que, antes de profesar, se había tomado un año sabático; acabó escribiendo guiones y dirigiendo películas, y en los descansos, entre toma y toma, ponía a todo el equipo a rezar el Ángelus :cunao:. Y su amigo senegalés Mamadou, que soñaba con trabajar algún día para Tarkovski porque pensaba que "…la imagen más bella de toda la historia del cine era el zoom retro de más de dos minutos del final de la película Nostalgia."



Y por razones que no voy a desvelar, la novela acaba en un cementerio de París, escena que me gusta mucho y donde el narrador, un apátrida en cierto modo, se halla rodeado de su “tribu”: " En aquel lugar inhóspito, rodeado de piedras tristes y mohosas, de muertos ya antiguos y de frío nuevo o renovado, sentí un intenso calor en mi interior. Las personas que me acompañaban –algunos amigos, otros apenas conocidos- estábamos unidos por algo sagrado, una especie de vínculo de hermandad. […] La vida me ha conducido ya hacia la época de la dureza: cuando el viento azota recio, tiendo más a quebrarme que a cimbrearme. Ese calor interior no lo he vuelto a sentir desde aquellos días y solo ahora soy consciente del valor que tenía, o tal vez sea el tiempo el que haya barnizado mis recuerdos con esa pátina resbaladiza y falsaria de la dicha perdida u olvidada."

Casi sin darnos cuenta, en esa noche en la que el objetivo del narrador era acudir a esa sala mítica, el New Morning, para escuchar al también mítico Dizzy Gillespie, nos empapamos del ambiente bohemio en que vivía y conocemos a multitud de personajes pintorescos. Eso sí, ese sueño de escuchar en directo al mítico trompetista del jazz, que ha sido el hilo conductor de la novela, como ya indica su título, al término de esta, continua siendo aún un sueño irrealizado.

PD: por si el autor se pasa por aquí, decirle que de nuevo ha sido un placer pasar un fin de semana en compañía de sus textos :chino:.
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Nínive
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Re: La noche en que pude haber visto tocar a D. G. - A. Tocornal

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Leída y disfrutada.
Recomendaciones para leer esta novela:
Busque un momento en el que quiera aislarse del mundo. No hace falta que el momento sea extenso, lo bueno de esta novela es que se puede paladear en ratitos separados en el tiempo.
Busque una bebida que le conecte con ese París bohemio. Yo elegí vino, pero no voy a decir al lector qué beber.
Abra su mente a los personajes más variopintos y estrafalarios, entre ellos el narrador. Déjese envolver por la ternura y el absurdo, por el barroquismo y la sencillez de las conexiones humanas.

Me ha gustado mucho, @albatross. Mi enhorabuena.
Siempre contra el viento
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