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Título original: Séraphine de Senlis
Traducción: Milena Busquets
Editorial: Elba
ISBN: 978-84-938034-9-0
Páginas: 220
Sinopsis:
La vida de Séraphine Louis, conocida como Séraphine de Senlis, resulta tan extraña y azarosa que recuerda un poco a las vidas de los santos antiguos, a aquellas leyendas doradas en las que la existencia de los propios santos es incierta, casi inmaterial.
Nace el 2 de septiembre de 1864 en Arcy, en la región de l’Oise al norte de París, en una familia humilde. Su madre fallece el día que Séraphine cumple un año y su padre cuando aún no ha cumplido los siete. Trabaja desde muy pequeña, primero como pastora, luego como mujer de la limpieza en las casas de las familias acomodadas de la pequeña ciudad de Senlis. No tiene formación académica, ni referencias estilísticas, jamás recibe una lección de pintura y nadie sabe cuándo empieza a plasmar en formas y colores sus impulsos y visiones. Los pocos vecinos de la región que han visto sus cuadros se burlan de sus telas tornasoladas, en las que los árboles y las flores se convierten en seres vivos e inquietantes, hasta que un día llega a la región un coleccionista alemán procedente de París.
Wilhem Uhde, descubridor de Picasso, Braque y Rousseau, se traslada a Senlis huyendo del clima opresivo en su Alemania natal y se fija en el trabajo de Séraphine. El encuentro entre ambos transformará para siempre la existencia de la pintora, dando a conocer su obra en los círculos más vanguardistas y refinados de la capital francesa y relegándola posteriormente a la miseria y el olvido.
Séraphine, cuya obra se compara con la de Arcimboldo y Van Gogh pasa los últimos diez años de vida ingresada en el hospital psiquiátrico de Clermont-de-l’Oise, sin pintar, ajena al éxito internacional de su obra emergente, y muere bajo la ocupación alemana, en 1942.
Leído.
Este tipo de vidas me hace pensar siempre en la relación entre locura y genio, en su necesidad o no. Así como su fervor delirante al pintar está muy bien reflejado en el libro no así cuando lo deja; claro que no es fácil y además el autor creo que tira mucho de intuición personal basándose en las pocas fuentes que hay sobre ella. Parece que quiera disculpar un poco a Uhde, pero es una figura muy oscura que también tendría sus fantasmas quizás. La hermana me da mucha curiosidad.
Hay momentos en que tanto éxtasis místico, tanto arrebato resulta excesivo, demasiado, pero así debía ser supongo.
A pesar de que creo que hay que coger algunas cosas con pinzas y que a veces es demasiado arrebatado es una buena lectura, interesante. Los fragmentos de cartas de Seraphine ya recluida son tremendos.