Consciente de la eficacia literaria y de la popularidad de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, Mark Twain tomó la pluma varias veces para ponerlos en campaña a correr aventuras como don Quijote y Sancho. Pero, como él mismo cuenta, eran caprichosos, y a veces se mantenían en sus trece, sin que nadie pudiera «persuadirlos jamás de lo contrario».
Ésta es la auténtica continuación de Las aventuras de Huckleberry Finn, pero nunca llegó a publicarse. De hecho, Twain nunca la concluyó. Sin embargo, Tom y Huck prometían, al final de la obra citada, ir en busca de los indios y Twain lo cumplió escribiendo tal aventura.
Twain concedía a sus escritos algún tipo de vida propia. De manera que si tenía que forzar la historia porque ella misma no se desenvolvía, prefería dejarla a un lado. Es de suponer que esto le ocurrió con Huck Finn y Tom Sawyer entre los indios, en la que Huck vuelve a ser el narrador y que continúa la misma línea de drama, humor e ironía de las novelas anteriores. Quizás Twain no terminó esta novela porque se veía obligado, por la manera en que enfocó la propia historia, a incluir ingredientes demasiado fuertes (una violación). De hecho, hay un episodio mucho más crudo de lo común en el mundo de Tom Sawyer.
Me refiero al salvaje ataque de los siux. |