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Finalmente, no son los lazos de sangre los que concilian a la familia tras el duelo.
En las faltas de la familia se perdona, a la postre, porque ahí se hiere el alma y el alma es conquistable. A diferencia del matrimonio, donde se falta a la dignidad y la dignidad no perdona, porque es herida de muerte.
Y una vez que la vida nos trae y nos lleva... nos da y tanto nos quita... el duelo en lazos de sangre se convierte en camaradería, seguramente por descubrirnos cohabitantes del baúl donde se abandonan las vencidas marionetas.
Es mi reflexión después de preguntarme porqué en las faltas de la familia sufrimos hasta encontrar un código; un camino para reconciliarnos. A menudo se encuentra un camino que se nos desvela por sí mismo, incluso aunque hubiésemos desistido ya en su búsqueda. A vosotros... ¿Qué os parece?.
nosin escribió:La familia y el perdón Es mi reflexión después de preguntarme porqué en las faltas de la familia sufrimos hasta encontrar un código; un camino para reconciliarnos. A menudo se encuentra un camino que se nos desvela por sí mismo, incluso aunque hubiésemos desistido ya en su búsqueda. A vosotros... ¿Qué os parece?.
Quizas sea por que queramos o no,nos tira la sangre¿?¿?..
Pero en cuanto a la dignidad de que hablas,creo que se puede ,perder,herir y aniquilar en ambas,tanto en el amor como en la egoista y envidiosa familia.
Sí, seguramente tienes razón... Pero tengo la impresión de que dentro de "casa" tenemos el orgullo menos atento que en otras relaciones, en las que se atineden otras necesiades del ser. En la familia parece que se atiende más el alma, que también se reconquista aunque se lastime. Me pregunto estas cosas precisamente porque no creo en que la sangre tire por sí sola.
Yo personalmente creo que la dignidad también se hiere en la familia -hablamos de lazos de sangre, no de papá, mamá y los niños-. Podremos recomponer las relaciones simulando que nada ha pasado -para no hacerle daño a mamá o a papá, para mantener la unidad familiar, etc, etc-, la verdad es que el rencor, la maledicencia, los celos, se dan en muchas familias aunque se sufran en silencio para no apenar a los ancianos padres. Y cuando éstos mueren, a todo éso se une la avaricia.
Creo que lo mismo que se dan divorcios en las parejas, lo mismo ocurre con los lazos de sangre, se rompen y no se arreglan jamás.
Fenix escribió:Creo que lo mismo que se dan divorcios en las parejas, lo mismo ocurre con los lazos de sangre, se rompen y no se arreglan jamás.
Por ahí va lo que yo intento averiguar... Mientras en un divorcio cabe eso de "borrón y cuenta nueva, si te he visto no me acuerdo y a otra cosa mariposa", creo que en la familia las distancias no significan otra etapa, sino un eslabón que se suelta. En eso ando preguntándome qué es lo que nos inquieta el alma cuando nos distanciamos. También creo que los padres son el hilo que ensarta las cuentas del collar familiar. Al faltar los padres, se rompe el cierre.
nosin escribió:... Mientras en un divorcio cabe eso de "borrón y cuenta nueva, si te he visto no me acuerdo y a otra cosa mariposa", creo que en la familia las distancias no significan otra etapa, sino un eslabón que se suelta....
Yo creo que en las familias también existe el borrón y cuenta nueva; hay amigos que cuentan más que hermanos; cuando el distanciamiento ha sido doloroso, ocurre como con el divorcio, el tiempo lo va mitigando y al final no se piensa tanto en ello, como podría ocurrir de haber una sentencia en firme o una compensación económica -lo que no ocurrirá jamás en una ruptura familiar.
Fijáos si son fuertes y poderosas las cadenas y los vínculos de la familia que todos los días vemos parricidios en los telediarios, precisamente para romperlas.
Bueno, eso sería exagerrar un poco y simplificar mucho, desde luego. La verdad es que en la familia debe encontrarse siempre el refugio que no logra encontrarse en ninguna otra parte.
La familia es una institución más, y como tal tiene cosas muy prácticas y otras muy opresivas.
En mi caso soy bastante desarraigado y excéptico en cuanto a la familia y no me duelen prendas en cuanto a rupturas. Soy tan duro o permisivo con las rupturas tanto dentro como fuera de la familia, pero he notado que esto sucede más en familias que, como la mía, son lo bastante amplias como para permitirse el lujo de "dar de baja" a un miembro.
Me gustan las familias que son capaces de mantener la relacion firme con le paso de los años. Cuando sus miembros se hacen tan mayores, que llegado un momento, la memoria se vuelve selectiva y hay que decidir inclinarse a un lado o a otro, decantarse por las ofensas o por lo los sacrificos que los unos hacen por los otros.
Mientras los padres viven, los lazos permanecen, cuando estos ya no estan, se cede el lugar a la fanilia propia.
A mi me duelen las "bajas" aunque la familia fuese ejército, porque cada uno es una caja de vida, de recuerdos y de querencias. Pero... ¿qué es lo que nos empeña en querer conservarla?... ¿Compartir noches de duermevela esperando a los reyes magos? robar juntros todas las ciruelas que cupieran en el jersey? ¿que te guarden el secreto de hasta cuándo te hiciste pipí en la cama? Me pregunto si los recuerdos de la infancia, por sí sólos, constituyen en esencia el hilo de esa cometa que nos empeñamos en no soltar...
Hoy he asistido a un funeral. La familia estaba antes del óbito, bastante desparramada. Ante una situación tan definitiva como la muerte de un miembro, el destino y las ganas de unión les han llevado por voluntad a convertirse en una piña armónica y hermanada. Ha sido una sorpresa incluso para ellos. Todo es cambiante. He aprendido mucho y me he sorprendido.
nosin, creo que la clave es algo que insinúa Redspark: un individuo solo poco puede hacer frente al mundo. Necesitamos a los demás para resistir los envites de la vida. Recuerdo la metáfora de las ramas que aparece en Una historia verdadera de David Lynch (creo que también aparece en Las uvas de la ira de John Steinbeck): una rama sola es muy fácil de quebrar, si juntamos varias es muchísimo más difícil. ¿Qué mejor que buscar esa fuerza en quien mejor nos conoce, en aquellos de quienes poseemos sus secretos y que poseen los nuestros? Esos secretos, esas vivencias compartidas son la clave de esa fuerza. Esta es la gran ventaja de la familia.
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