El círculo

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Pab25
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El círculo

Mensaje por Pab25 »

a ver si os gusta. es un poco largo, pero ya sabeis, estaba inspirado :D :


EL CÍRCULO



Primeros de octubre
1752, Nueva Cartagena

Los relámpagos centelleaban en el cielo nocturno, mientras las lámparas de aceite se iban apagando una a una por el fuerte viento. En una de las pobres casas del puerto, un pescador y su familia intentaban inútilmente conciliar el sueño. Apoyado en la pequeña ventana de madera, pescador contemplaba el exterior, intentando distinguir algo entre rayo y rayo. Una súbita luz iluminó la costa. Las olas se agitaban violentamente, y los viejos veleros ondeaban con la fuerte ventrisca. Volvió la oscuridad, y la noche envolvió las calles. El hombre se disponía a entrar en la casa cuando notó algo. Vio hacia el puerto, pero la débil luz de la luna apenas iluminaba. Durante el siguiente rayo, una inmensa mole se irguió sobre la pequeña ciudad costera. Erguida a varias decenas de metros sobre el nivel del mar, y ocupando la totalidad del puerto, la oscura montaña ocultó la luna al asustado pescador. Sin poder distinguir si la negrura del gigantesco ser (pues no pensaba que fuera otra cosa, y eso que él nunca había creído en los extraños monstruos de los que hablaban los demás pescadores) provenía de la ausencia de luz o de su propio color, unas letras blancas aparecieron en uno de los bordes de la mole. El hombre no entendió nunca lo que ponían aquellas letras, pues nunca se atrevió a contarle lo que había visto a nadie. Entre destello y destello, las gigantes letras blancas aparecieron de nuevo a la vista del pobre hombre: U.S.S. Atlantic.



Cuatro de octubre
2007, Base militar de Chicago

El viejo técnico no lograba comprender que podría haber causado tamaño destrozo. Confundido, se rascó la cabeza y miró a su ayudante. Los dos contemplaron la gran fisura que recorría el inmenso barco.
- Me van a matar, me van a despellejar vivo –murmuraba angustiado el capitán del destructor de la marina.
- Qué pesado es, lleva así todo el día –dijo el ayudante.
- Con razón, acaba de desintegrar el mejor barco del ejército.
El capitán, vestido con el elegante uniforme lleno de condecoraciones, se acercó al hombre y le preguntó:
- ¿Ya saben si se puede hacer algo?
- Lo siento, señor, pero no creo que podamos solucionarlo. La grita es demasiado ancha.- dijo el técnico.- ¿cómo chocaron? Sólo un arrecife o una gran roca pudo haberlo causado.
- ¿Roca? ¿Arrecife?!Qué va! –dijo despectivamente el militar- no soy tan idiota como crees. El radar mostraba la zona completamente limpia, sin ningún peligro. Y de repente encallamos. ¡Encallamos a trescientos veinte kilómetros de la costa! Supuse que el radar estaría funcionando mal, pero el helicóptero que acaba de llegar a comprobado lo contrario. La profundidad en esa zona ronda el medio kilómetro.
- ¿N o puede haber sido una ballena o algo parecido?-dijo el ayudante.
- ¿Qué va a ser un animal? ¿Dos meses de prácticas y aún dices esas idioteces? –respondió el técnico.- cuando encuentres una ballena de ciento veinte metros con la fuerza suficiente para atravesar un destructor acorazado me avisas. Hasta entonces, ¡cállate!
Refunfuñando, el ayudante se alejó de la zona. Al técnico le llegaron desde lejos las palabras “imbécil” y “viejo de mierda”. A veces daban ganas de jubilarse de una vez.
- ¿Qué puedo hacer? –gimió el capitán, mas a su mismo que al técnico.
El técnico se fue en dirección al puerto, con la seguridad de que no volvería a ver al capitán. Por lo menos, no en ese puesto.



Cinco de octubre
2007, Berlín

La cafetería Johan era una de las más conocidas de Berlín. Todos los días a las ocho de la mañana, el local se llenaba de gente, y del inconfundible aroma del café con leche. En una de las mesas del fondo, un hombre leía tranquilamente le periódico. En la quinta página se mostraba la foto de un barco de la marina americana, con una gigantesca fisura en el borde del casco. El titular rezaba.

Accidente en alta mar

El barco americano U.S.S. Atlantic se encontro ayer con un inesperado obstáculo a varios kilómetros de la costa. El accidente se saldó con la total inutilización del barco, cinco heridos graves, doce tripulantes muertos y la destitución del capitán a al mando. Los técnicos estudian…

El hombre terminó el café y dobló el periódico. Cobró en la barra y salió del bar con el periódico bajo el brazo. A esa hora las calles estaban llenas de hombres de traje entrando y saliendo de los edificios del centro de la capital, así como de los primeros madrugadores. El hombre siguió unos pocos metros hasta pararse en uno de los portales. Abrió la puerta y subió hasta el tercer piso. Al abrir la puerta, el salón de la casa se mostró en todo su esplendor. Miles de periódicos, libros y revistas se amontonaban desordenadamente en el suelo. Las paredes, cubiertas de los objetos más pintorescos, reflejaban la luz de una lámpara de aspecto japonés, totalmente fuera de tono. El hombre apartó dos periódicos del sillón y se sentó. Tenía que entregar el reportaje sobre el puerto colonial mañana por la mañana. Una vez terminado, el aburrido trabajo sobre la historia americana habría terminado. ¡Que ganas tenía de volver a su habitual apartado de la revista, donde se hablaba de política actual y no de viejos gobernadores de hace trescientos años! Cogió uno de los odiados libros (“Crónica del año 1735 al 1762 en Nueva Cartagena”) y siguió leyendo:

…así pues, la flota pesquera zarpó por primera vez tras dos días de tormenta. Los pescadores, asustados por las historias contadas en el puerto, se resistieron a salir a alta mar, pero fueron finalmente convencidos tras las amenazas de despido. En total se registraron trece muertes en esa noche a causa del extraño mostruo. Algunos de los testigos habían llamado al monstruo de la tormenta “Ustlantic”, inspirándose en las supuestas letras grabadas a fuego en el lomo del monstruo. En las siguientes semanas nadie vio ninguna prueba del monstruo, excepto los grandes destrozos producidos en el puerto de la ciudad. El gobernador…

El hombre releyó extrañado el párrafo. “Ustlantic”, que nombre más extraño. Le sonaba a algo, pero no sabía a qué…
Con una súbita idea, cogió el periódico del día que había comprado en el bar. Vio página por página hasta encontrar la noticia que buscaba. El nombre del barco era U.S.S. Atlantic. “Muy parecido a Ustlantic, sobre todo para unos pescadores que no saben leer inglés, ¿no crees?”. Pasaron los días, y finalmente se olvidó de la extraña coincidencia. Una semana más tarde, el jefe de redacción le comunico una desagradable noticia. Antes de acabar el reportaje de Nueva Cartagena debía visitar la ciudad para tomar fotos y visitar los museos locales. Decepcionado, el hombre volvió a casa y empezó a hacer las maletas.



Cinco de octubre
2007, Hospital general de Chicago

En la sala de urgencias estaban colocadas cinco camillas, una a lado de otra, iluminadas por la fría luz luminiscente. Los cinco pacientes, todos hombres, presentaban estados muy diferentes. Dos de ellos tenían las costillas rotas, otro había perdido la pierna derecha. El cuarto tenía escayolado el brazo derecho, y el quinto dormía plácidamente por efecto de la morfina. Este último había sido operado hacía unas horas, para extraerle una gran astilla del lóbulo frontal. Había sobrevivido de milagro. Un hombre con bata azul de cirujano esperaba pacientemente en una de las sillas de visitas. Por la puerta entró otro médico, con la bata de doctor, y se dirigió al otro hombre.
- Ya han terminado el análisis.
- ¿Y? –preguntó impacientemente el cirujano.
- La astilla pertenece a un árbol que sólo crece en la zona sur de México.
- Eso no dice nada. El árbol puede pertenecer a un barco construido en esa zona, o ser una especie trasladada aquí. ¿Se puede saber cuando tiempo llevaba el árbol muerto?
- Eso es lo extraño. El análisis determina que la madera lleva muerta por lo menos cinco siglos.
- ¿Cinco siglos? ¿No estaría ya descompuesta?
- Lo está –dijo el doctor, enseñando una probeta con una masa marrón uniforme.
- No puede ser…hace unas horas, en la operación, era perfectamente sólida.
- Exactamente. Se ha descompuesto poco después del análisis.
- ¿Será efecto de alguno de los componentes químicos?
- El análisis sólo se realiza sobre una pequeña superficie, doctor. Ese trozo no ha sido expuesto a los líquidos. –dijo enseñando la probeta.
- Entiendo… ¿han encontrado algo más?
- Sí, y es lo más extraño de todo. Analizamos por accidente un trozo de la piel del paciente que se había quedado en la astilla…
- ¿Accidente? –dijo incrédulo el cirujano.
- Bueno, la verdad es que teníamos curiosidad sobre cómo había reaccionado el cuerpo al contacto con la astilla. El caso es que la prueba concluye que la piel del hombre tiene exactamente la misma edad que la madera, cinco siglos.
Cuarenta minutos después, a pesar de los intensivos cuidados de los doctores y enfermeras, el hombre recién operado murió. El diagnóstico: descomposición de la piel con intensidad de cinco siglos. Los otros cuatro hombres no tardaron en seguir su camino.


Ocho de octubre
2007, Nueva Cartagena

El periodista llevaba cinco horas en la pequeña ciudad. Llamarla ciudad sería exagerar, pues no superaba los dos mil habitantes. Tras haber visitado un aburrido museo sobre las ropas de la época, daba un paseo por el casco viejo. Paró en una pequeña capilla, que encontró abierta. No tenía nada de singular. Camino hacia la parte de atrás de la capilla y encontró el cementerio. No estaría de más llevar algunas fotos de las tumbas. Tras pasar un buen rato haciendo fotos, encontró una tumba sin inscripción. La lápida estaba vacía excepto por una sencilla frase: “Las víctimas de la tormenta de 1752”. El hombre recordaba perfectamente esa fecha. Supuso que esas serían las supuestas muertes causadas por “Ustlantic”. Pero a su alrededor estaban tres tumbas con la misma fecha e inscripción, pero con el nombre completo del fallecido. Recordó la noticia del accidente marítimo: diez muertes y cinco heridos. La crónica local mencionaba trece muertes. Restando las tres lápidas de la fecha con nombre, quedaban diez anónimas. “Todo empieza a ser muy extraño”, se dijo. “El nombre puede ser una coincidencia, pero ¿las muertes?”. Siguió caminando y volvió a la plaza central de la ciudad. Compró el periódico y, tras unas páginas, encontró una noticia que le llamó la atención: hablaba de los cinco heridos del accidente del U.S.S. Atlantic. Los cinco habían muerto. Mencionaba una extraña descomposición, por causas desconocidas, de una equivalencia de cinco siglos. Al momento, el hombre soltó el periódico y salió corriendo hacia la capilla. Se arrodilló junto a la tumba sin nombre. Un pequeño grupo de personas se empezaban a asomar al cementerio, atraídos por el extraño comportamiento del hombre.
El periodista se arremangó y empezó a excavar.
- ¿Qué hace? –le gritó uno de los vecinos- ¡Deje las tumbas en paz! Le recuerdo que la exhumación es delito.
Una señora se acercó al periodista e intentó detenerlo. Varios vecinos más se acercaron para ayudarla, cuando, de repente, todos pararon en el sitio. De la tumba, a pocos centímetros en la tierra excavada, una mano sobresalía de la tierra. Estaba intacta, sin rastro de descomposición.

Dos horas más tarde, la policía y los enfermeros del hospital cercano habían desenterrado a los diez cuerpos, todos casi intactos y apenas con muestras de descomposición. Pese a la fecha datada en la lápida, la autopsia determinó que la muerte se había producido cuatro días antes, el cuatro de octubre. Esta vez al periodista no le sorprendió.


Doce de octubre
2007, Londres

El periodista, sentado en el cómodo diván, pensaba en lo que había ocurrido en la última semana. Tenía que reconocer que el tema había ganado más interés. Puede que demasiado. Al principio podría pasar por una simple coincidencia, pero ahora no.
- Bueno, empecemos –dijo el periodista.
Al otro lado de la sala, sirviendo licor en dos pequeñas copas de cristal, un hombre se giró y camino hacia la mesa, le dio una copa al periodista y se sentó. Rondaba los sesenta años, y su pelo aún mostraba orgullosos mechones rubios en medio de un mar de canas. Las arrugas enmascaraban un poblado bigote, completamente blanco, que aumentaba aún más la considerable presencia del hombre.
- Siempre me ha costado mucho explicar las cosas, aunque hoy haré un esfuerzo. – dijo el hombre.- pero me temo que tendrá que adaptar mi explicación para que todo el mundo entienda lo que tengo que decir.
- No se preocupe, de eso me encargo yo. –respondió el periodista. Siempre había tenido mucha facilidad para los idiomas, y hablaba perfectamente el inglés, además del francés y el español.
- Antes de empezar quiero asegurarme de una cosa. Quiero saber si esta noticia tendrá repercusión.
El periodista sonrió.
- Eso se lo aseguro.
- Pues entonces podemos comenzar. Verá, nosotros siempre hemos considerado el tiempo como algo fijo e inalterable. Mañana siempre será mañana, y dentro de una década yo tendré diez años más. Pero lo único que mantiene estable el tiempo es nuestra imaginación. Ni siquiera podemos estar seguros de que el tiempo exista, no hay forma de comprobarlo.
- Por favor, intente explicarlo más.
- Haber: todos nosotros hemos tratado siempre el tiempo como una simple línea recta. Nacemos en un punto de ella y morimos en otro punto más adelantado. La línea va creciendo: ahora mismo estamos en el presente, el extremo de la línea, por lo que el futuro aún no existe, no se ha creado ese tramo de la recta. ¿Me sigue?
- Si.
- Bien, por que ahora viene lo complicado. Nosotros sólo podemos avanzar en esa línea y, como no existe más del extremo en el que vivimos, no hay nada delante. Pero, ¿y si el tiempo fuera un círculo?
- ¿Un círculo? Me cuesta imaginarlo.
- Imagine que sólo podemos ir adelante en el círculo. En este momento el círculo no está cerrado, le queda un poco para cerrarse por completo. ¿Qué ocurriría si se cerrara.
- Nosotros podríamos ir hacia delante, y, por lo tanto, cómo hemos tocado el principio de círculo, podríamos ir a cualquier parte de la circunferencia…
- ¡Exacto!-dijo el hombre- pero hay algo que no cuadra. El círculo tiene que empezar cada vez en el mismo punto, para terminar en el mismo sitio.
- ¿Quiere decir que estamos a punto de terminar el círculo y volver a empezar?
- Justamente. Ahora dígame: ¿cómo podría destruirse todo lo que hemos construido? Si siguiera existiendo toda la humanidad como ahora, el círculo no volvería a empezar, sino qué terminaría formando una línea. Tiene que reiniciarse.
- ¿Me está hablando de una especie de fin del mundo? –dijo incrédulo el periodista
- Espere, no se impaciente. No es exactamente un fin tal y cómo lo conocemos. ¿Qué cree que ocurriría si en este momento todas las épocas convivieran en este mismo momento? ¿Qué pasaría si al salir a la calle se encontrara no sólo con la gente de ahora que anda por ella, si no con toda la gente que ha andado en algún momento por ella, en cualquier época?
- El caos.
- Exacto. Y como todo tiene que volver a empezar, la humanidad tiene que empezar otra vez desde cero, volver a descubrir todo…
- Un momento. ¿cómo se podría reiniciar la humanidad así? Si no muriéramos todos, los conocimientos se conservarían, es imposible volver a empezar.
- ¿Usted cree? Así visto tiene razón, pero, desgraciadamente, no es así. Si la mayoría de nosotros muriéramos, nos viéramos sometidos otra vez a la caza y la pérdida de la tecnología, ¿cree que nuestra sociedad sobreviviría mucho más? No. Con el tiempo todo se olvidaría, por la simple necesidad de volver a los más primario.
- Pero es poco probable que sea la primera vez que se completa el círculo, ¿no? ¿No pudo cerrarse más veces?
- Seguramente. ¿ha oído hablar de la Atlántida, de Stonenhe y las pirámides? Aún es muy pronto para especular, pero yo soy un soñador. Puede que sean restos del último final del círculo. Puede que la Atlántida fuera el último reducto del conocimiento antes de reiniciarse.
- Pero, ¿cómo puede ser destruida de esa manera la humanidad? ¿extraterrestres, dioses…?
- ¡Oh, no! Es mucho más simple y, a la vez, mucho más complejo. ¿Qué cree que pasaría si cuando una nave de guerra sale al mar se encuentra con todos los barcos y galeras que han surcado los mares? ¿Qué pasa si todos los ejércitos, gobernadores y guerras de la historia del mundo se juntan?
- No puedo ni imaginármelo.
- Yo se lo diré. Cerraremos círculo. Nos destruiremos a nosotros mismos.
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lucia
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Mensaje por lucia »

El planteamiento es original e interesante, pero no terminas de resolverlo bien, aparte que eso de la ventrisca y los cinco siglos escama.

Del 2007 al 1700 y pico hay tres siglos máximo :twisted:
Nuestra editorial: www.osapolar.es

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Pab25
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Mensaje por Pab25 »

lucia escribió:El planteamiento es original e interesante, pero no terminas de resolverlo bien, aparte que eso de la ventrisca y los cinco siglos escama.

Del 2007 al 1700 y pico hay tres siglos máximo :twisted:
es verdad, me confundi con los siglos :oops:
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