Acaso esa voz
Acaso esa voz
acaso me habla solo a mi?
En los mármoles de los templos etruscos
En los crisoles del alba
En los fractales de vorágines aleatorias
En los telares de museos castellanos
En las grutas húmedas de musgo y liquen del norte
En las ventosas playas abiertas y oleadas del noroeste
En la fragmentada y diamantina madrugada del estío
En las insondables cavernas cántabras del valle del Pas
En las inquietantes calles de olores irreconocibles
En las atalayas y torreones de esa ciudad sureña de múltiples vientos
En las franjas no definidas del comienzo del desierto
En las atroces rutinas de ritmos colapsados y agorafóbicos
En las sempiternas marañas de brumas y rocíos
En las confusas palabras de ancestrales lenguas
En los farallones atlánticos de vértigo y ansiedad
En las cumbres insólitas de eterno gris y brezos
En las márgenes de ríos caudalosos y arremolinados
En los submundos de fauces y dentelladas de soledades completas
En el presagio de muertes anticipadas y admitidas
En las ciénagas pestilentes de materia orgánica ajena de soplo
En los bronces sonoros de las campanas medievales de ciudades europeas
En la hora intermedia en que no hay nadie
En las plegarias íntimas previas a los acontecimientos atroces
Siempre oigo la misma voz.
He aprendido a reconocerla,
Pero no sé que quiere decirme.
En los mármoles de los templos etruscos
En los crisoles del alba
En los fractales de vorágines aleatorias
En los telares de museos castellanos
En las grutas húmedas de musgo y liquen del norte
En las ventosas playas abiertas y oleadas del noroeste
En la fragmentada y diamantina madrugada del estío
En las insondables cavernas cántabras del valle del Pas
En las inquietantes calles de olores irreconocibles
En las atalayas y torreones de esa ciudad sureña de múltiples vientos
En las franjas no definidas del comienzo del desierto
En las atroces rutinas de ritmos colapsados y agorafóbicos
En las sempiternas marañas de brumas y rocíos
En las confusas palabras de ancestrales lenguas
En los farallones atlánticos de vértigo y ansiedad
En las cumbres insólitas de eterno gris y brezos
En las márgenes de ríos caudalosos y arremolinados
En los submundos de fauces y dentelladas de soledades completas
En el presagio de muertes anticipadas y admitidas
En las ciénagas pestilentes de materia orgánica ajena de soplo
En los bronces sonoros de las campanas medievales de ciudades europeas
En la hora intermedia en que no hay nadie
En las plegarias íntimas previas a los acontecimientos atroces
Siempre oigo la misma voz.
He aprendido a reconocerla,
Pero no sé que quiere decirme.
Última edición por Redspark el 09 Sep 2007 21:07, editado 1 vez en total.
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Re: Acaso esa voz
Mientras la leía, contemplaba tu gitarrista. Te acompañaba mientras la cantabas y la voz de una mujer, en segundo plano, como lejana, repetía los versos que tú ibas desgranando.
Quizá algún día.
Quizá algún día.
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