Como ya sabréis publiqué hace poco un libro de fantasía llamado Arkadhia: El Séptimo Milenio - La Invasión de la Oscuridad, que es el primero de una saga mitológica y fantástica gratuita que se puede descargar desde mi web en PDF, pero el tema no es ese. El tema es que he recibido en un momento de inspiración, una gran idea sobre una obra completamente distinta, en principio de un solo libro, y aquí es donde reside mis dudas ¿Creéis que teniendo una saga a medio no debería de desarrollar otro libro? Es que de momento, no me apetece continuar la de AESM, me gustaría desarrollar LULDC. ¿Que opináis? ¿Qué creeis que debería de hacer? Me apasiona la idea de llevar paralelamente las dos obras, pero es un gran reto, y no sé si estaré a la altura de superarlo ¿Creéis que valdría la pena intentarlo?
Os dejo un esbozo con la idea que se me ocurrió es sólo un esbozo, pero creo que es un diamante en bruto que valdría la pena pulir,¿Qué pensáis?
Saludos y gracias anticipadas.Eran tiempos de angustia, donde aún vivían los dragones, cuando los dioses derramaron sus lágrimas sobre la tierra. Aquellas lágrimas eran de un sólido cristal, que otorgaban a su poseedor el don de la eternidad, además de poder y gloria. La mayoría de las lágrimas cayeron en manos de todo tipo de criaturas que dieron a lugar a monstruos horripilantes, pero por suerte, hubo otras lágrimas, que cayeron en manos de hombres nobles. Estos utilizaron el poder que le otorgaron las lágrimas para combatir la maldad en el mundo, y así, nacieron los héroes. Algunos de ellos siguieron tras la paz y la justicia, otros se dejaron llevar por la avaricia y desearon obtener aún más lágrimas, aún más poder. Hubo largas guerras por culpa de estos grandiosos tesoros, muchos de ellos se perdieron, otros fueron destruidos, y otros, por desgracia, cayeron en manos de los más poderosos dragones. La tierra pronto se sumió en un caos de fuego y destrucción. Los dioses, al ver esto, se arrepintieron mucho de haber derramado tales lágrimas, y decidieron concentrar todas las lágrimas que quedaban sin hallar, o estaban perdidas, en tan sólo una, la última lágrima de cristal. Además, emprendieron una guerra brutal contra los dragones, y los dioses prevalecieron sobre estos, de modo que los dragones fueron diezmados hasta casi desaparecer.
Hoy día, en el pueblo de Liroín, reina la paz y la armonía. Todo en cuanto antaño pasó, parece haberse esfumado, como si nunca hubiese sucedido. Ya nadie creía en la existencia de la lágrima, pero hubo poca gente que sí, un grupo de valerosos jóvenes entre ellos. Todos lo que aún creían en la lágrima, se reunieron en el Concilio de Liroín.