- Esta es una de las novelas más apasionantes de Vázquez-Figueroa. Ambientada en el mundo submarino, narra una historia sorprendente que, como han demostrado los acontecimientos, adquiere súbita vigencia hoy en día y se convierte en un nuevo vaticinio acertado de un autor que, como pocos, ha sabido prever el futuro en muchos de sus libros. En este caso se trata del turbio mundo de los traficantes de droga, quienes, acosados por las autoridades, se procuran medios cada vez más insólitos como la utilización de submarinos. Naturalmente, estos siniestros mercaderes de la muerte no tienen en cuenta las terribles consecuencias que ello depara en el comportamiento de los delfines....
De verdad, odio a este hombre. Cuando hace una buena novela, de esas buenas, de esas tipo Tuareg que no sabes por dónde te va a salir, es que no te queda otro remedio que ponerte verde de envidia, expiar sus párrafos y tratar inutilmente de adelantarte al argumento a ver ¿por dónde me va a salir, por dónde me va a salir?... pero nada. No hay manera.
Es un genio.
Este libro cuenta la historia de un extraño acontecimiento con estos cetáceos tan majos, y un entramado policial que mejor no os cuento, porque esta muy bien y no quiero desvelaros nada. Es cierto que tiene ciertos aspectos que resultan poco creíbles (y no me refiero a la trama principal, que es pura ficción). Me refiero a acontecimientos que pueden ser factibles, pero chocan por la manera de exponerlos (por ejemplo yo el trozo del hijo del hermano lo habría alargado más, nadie le suelta algo así sin más a su novia. No sé, el lector no esta preparado para ese golpe) Pero bueno...
Tiene partes muy originales. Jo, es que... es como describe los acontecimientos. El pueñetero es original hasta la médula.
El libro esta muy bien. Muy entretenido, de final original, con partes que te hacen sufrir, otras que te habría gustado que ampliara muchísimo más, y ciertamente un capítulo un poco, un pelín violento, pero que es desde el punto de vista narrativo, para mí el mejor de la historia. No es que yo sea muy ducha en la materia, es una humilde opinión de lectora.
Como aspirante a emular su profesión... me muero de envidia.