Gustavo Solórzano Alfaro
Moderadores: Tessia, lunallena
Gustavo Solórzano Alfaro
Gustavo Solórzano Alfaro
Gustavo Solórzano Alfaro nació en 1975 en la ciudad de Alajuela. En la Universidad de Costa Rica estudió Filología Española y obtuvo una Maestría en Literatura Latinoamericana. Desde 1993 ha participado en recitales y ha organizado diversas actividades culturales y artísticas, tanto en la escuela de Letras de la Universidad de Costa Rica como en el Instituto México, la Casa España, la Alianza Francesa y las Torres del Colegio de Costa Rica. Formó parte del Círculo de Escritores Costarricenses de 1993 a 1997. En el año 2000 co-fundó y editó la revista de teoría y crítica literaria y de artes Fijezas, de la cual se editaron dos números. También, se ha dedicado a la carrera docente, como profesor de lengua y literatura. Actualmente se desempeña como editor filológico y literario de la Dirección Editorial de la EUNED.
Sus poemas han aparecido en revistas de Nicaragua y en periódicos de Costa Rica. Ha publicado dos poemarios: Del sudor de tus ojos (Líneas grises, San José, Costa Rica, 1994) y Las fábulas del olvido (EUNED, San José, Costa Rica, 2005). Este último fue seleccionado en primer lugar para la publicación anual de poesía de la EUNED en el año 2003.
Los-poetas.com
Pasar
Pasar de vos
sin verte,
tocarte,
y dejar de mí
el rastro
sediento,
aluvión de rosas
en mi pecho.
Pasar de vos
sin apremio ni amargura,
gratificante dolor,
médula inocua,
abierta.
Pasar de vos
sin quererte
y no dejar tendido
entre nuestras manos
el fraterno duelo
de palomas candentes.
Pasar de mí,
pasar de vos
de lejos,
que no pueda tocarte,
tenerte.
Pasar de vos y olvidarme,
comenzar el día sin vos,
sin mí,
y que todo se aleje...
y pase.
1
Pronunciarte
Déjame
que con mi última ternura
alfombre tus pasos que se van.
Vladimir Mayakovski
Déjame contarte, querida niña,
que no se me acabe la memoria.
Déjame abrirme en tu carne,
amoldarme a tus huesos,
herirme en tu alma.
Déjame sorber tus ojos
como rodajas de cielo fresco,
y déjame robar
la espina que sube a tu cuello.
Déjame contarte, querida niña,
de mis viajes terrenales
a la gruta del miedo
o al triste pasaje
de mis más guardados recuerdos.
Déjame decirte
que hoy sé de abismales presagios,
de tus manos asustadas
y tu cara de encino.
Déjame tomarte libre de tardes,
de coronas impías coronando tus senos.
Déjame tenerte entre mis labios...
... yo quisiera que oprimieras mis labios,
y así, jamás decirte que te quiero.
Déjame
que con mi última ternura
alfombre tus pasos que se van.
Vladimir Mayakovski
Déjame contarte, querida niña,
que no se me acabe la memoria.
Déjame abrirme en tu carne,
amoldarme a tus huesos,
herirme en tu alma.
Déjame sorber tus ojos
como rodajas de cielo fresco,
y déjame robar
la espina que sube a tu cuello.
Déjame contarte, querida niña,
de mis viajes terrenales
a la gruta del miedo
o al triste pasaje
de mis más guardados recuerdos.
Déjame decirte
que hoy sé de abismales presagios,
de tus manos asustadas
y tu cara de encino.
Déjame tomarte libre de tardes,
de coronas impías coronando tus senos.
Déjame tenerte entre mis labios...
... yo quisiera que oprimieras mis labios,
y así, jamás decirte que te quiero.
1