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Frans Laarmans está a punto de ver cómo se transforma su vida. Gracias a un absurdo golpe de fortuna, va a poder abandonar su trabajo como empleado en una oficina para convertirse en un próspero comerciante de queso de bola. Se le presenta así la oportunidad de salir de su “insignificancia social” y de codearse con una pequeña burguesía atascada en su mundo, contra el cual se rebela en el fondo, pero del que acepta de hecho todos sus códigos y valores. Desplazado en un espacio impropio, Laarmans se deslizará, sin embargo, desde su inopia, por el tobogán de las desgracias, hasta el trompazo de la frustración, según un modelo de secuencias encadenadas que, definidas por la mala suerte del protagonista, se parecen a muchos episodios del cine cómico. Queso es una fábula moderna que mezcla la sátira con la melancolía, y lo hace con un estilo limpio de aderezos, sorprendentemente sencillo para la profundidad humorística que comunica.
Willem Elsschot es el seudónimo de Alfons de Ridder, un empresario de publicidad nacido en Amberes (Bélgica) en 1882 y fallecido en la misma ciudad en 1960. De Ridder hizo de la literatura su actividad secreta, pues escribía en los ratos libres y a escondidas, de modo que ni su familia conocía esa faceta cuando comenzó a tener sus primeros éxitos a principios del siglo XX con sus novelas y cuando su prestigio se robusteció definitivamente con Queso (1933). En realidad, Elsschot quería provocar la risa de sus lectores con sus historias, tributarias de una gran observación de las contradicciones burguesas, pues en el origen de su dedicación literaria está la petición de una amiga a la que regocijaban sus relatos orales. Su humor seco, levantado con un estilo lacónico, está ya en su primera obra narrativa, Villa des Roses (1910), y se mantiene en otras que también tienen como protagonista al mismo personaje de Queso, novela en la que logra la máxima altura de su arte.
Madi, yo ni siquiera sabía que estaba traducido al español, pero he visto que sí así que lo he puesto aquí para aconsejaros su lectura.
Me recomendaron encarecidamente leerme este libro, y tenían razón: es un clásico muy moderno, escrito en primera persona por un antihéroe que es perfectamente consciente de su condición de perdedor en una sociedad burguesa que le desprecia, y que pese a todo hace lo posible por elevar su condición social. La narración rezuma humor negro y sátira social por los cuatro costados, un libro perfecto por su formato, estilo y contenido para leer en el transporte público.
Tienes razón el título es horrible. No se en que pensaban los de la editorial a la hora de publicar.
Vaya que si no es porque tú lo dices y se lo que lees ni lo miraría en la librería
Voy por la mitad y no es lo que esperé. No se trata de un mal libro, pero yo no encuentro la cantidad de humor que prometía, es una novela bastante inocente y también predecible
(cualquiera puede intuir que Frans fracasará en su empresa puesto que evidentemente ha sido embaucado)
, del tipo de Estupor y temblores: los protagonistas son víctimas de su ingenuidad y torpeza. Es la clase de libro que te arranca más de una sonrisa, pero nunca una carcajada. Seguramente lo terminaré de un momento a otro pues además de la escasez de páginas, la letra y los espacios son tan grandes que una sola se lee en un abrir y cerrar de ojos . Sea como sea no podría no recomendarlo pues su mérito tiene y además no aburre en ningún momento.
Poco puedo agregar a lo anterior, se trata de una lectura agradable, divertida y sin un ápice de malicia. Como he dicho es una novela muy inocente y en eso consiste su humor, en la candidez e ingenuidad de su protagonista. Es la clase de libro que te alienta a seguir para ver la reacción del personaje ante los sucesos que acontecen y las consecuencias de los mismos. No puede esperarse más que eso y sin embargo no tiene desperdicio alguno, lo recomiendo sobretodo para pasar un rato alegre.
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no se nada sobre este libro. Bueno no sabia ni que existía 
