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Entre las distintas variantes de mazorcas de maíz y de especies de marsupiales, la pluma de Twain no sólo se erige como instrumento de burla, sino que se alimenta de la energía, el color y el movimiento que provocan la propia inercia y entropía de sus personajes: hombres y mujeres que insisten en ver el mundo a su manera y no escatiman en exagerar detalles, negarse a reconocer lo evidente, o recurrir a la hipérbole, incluso a la fanfarronería. No es que mientan, es que deciden creerse sus propios embustes como el famoso entrenador de una atlética rana en "La célebre rana saltarina del condado de Calaveras". Algunos son pobres diablos, garrulos de pueblo como el coronel Jack y el coronel Jim, que no alcanzan a ver la diferencia entre un coche y un ómnibus, o mujeres al borde del ataque de nervios, como la insoportable señora McWilliams y su particular lucha contra la difteria. Pero todos ellos, desde un profano editor de un periódico agrícola que confunde los nabos con las manzanas hasta el sufrido huésped de hotel europeo que no soporta los desayunos continentales, conforman un intrépido retrato robot de una América que ya no existe, pero cuya estela perdura en las capas freáticas de la sociedad estadounidense moderna.
Excelente Mark Twain, un antídoto contra la imbecilidad, un gran sentido del humor, yo siempre recomiendo el diario de Adán y Eva y tiene algunos relatos deliciosos, como el billete de un millón de libras.
Arden escribió:Excelente Mark Twain, un antídoto contra la imbecilidad, un gran sentido del humor, yo siempre recomiendo el diario de Adán y Eva y tiene algunos relatos deliciosos, como el billete de un millón de libras.
Tengo que leer entero el Diario, los fragmentos que conozco son divertidísimos
De Twain también me gustó El robo del elefante blanco.
El robo del elefante blanco es uno de esos relatos impagables, ya quisieran tener la inmensa mayoría de escritores actuales tener la décima parte de la maestría de Twain.
Arden escribió:El robo del elefante blanco es uno de esos relatos impagables, ya quisieran tener la inmensa mayoría de escritores actuales tener la décima parte de la maestría de Twain.
Autor: Mark Twain Título original: Merry Tales Año de publicación: 1892 Editorial: Terapias verdes / Navona, 2010
"Nadie podría vivir con quien dijera siempre la verdad" M. T. Entre las distintas variantes de mazorcas de maíz y de especies de marsupiales, la pluma de Twain no sólo se erige como instrumento de burla, sino que se alimenta de la energía, el color y el movimiento que provocan la propia inercia y entropía de sus personajes: hombres y mujeres que insisten en ver el mundo a su manera y no escatiman en exagerar detalles, negarse a reconocer lo evidente, o recurrir a la hipérbole, incluso a la fanfarronería. No es que mientan, es que deciden creerse sus propios embustes como el famoso entrenador de una atlética rana en La célebre rana saltarina del condado de Calaveras. Algunos son pobres diablos, garrulos de pueblo como el coronel Jack y el coronel Jim, que no alcanzan a ver la diferencia entre un coche y un ómnibus, o mujeres al borde del ataque de nervios, como la insoportable señora McWilliams y su particular lucha contra la difteria. Pero todos ellos, desde un profano editor de un periódico agrícola que confunde los nabos con las manzanas hasta el sufrido huésped de hotel europeo que no soporta los desayunos continentales, conforman un intrépido retrato robot de una América que ya no existe, pero cuya estela perdura en las capas freáticas de la sociedad estadounidense moderna. Fuente: http://www.casadellibro.com/libro-cuent ... 18/?ca=638
Lo he descubierto hace poco, lo encargué el otro día en la librería. Si todo va bien lo tendré la semana que viene, le tengo muchas ganas