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Título: Cartas a Katherine Whitmore (1932-1947) Autor: Pedro Salinas Año de edición: 2002 Editorial: Marginales (Tusquets Editores)
Sinopsis:
Nos hallamos ante uno de los documentos más esperados, y más hermosos, de la literatura española del siglo xx: la colección inédita de cartas escritas por el poeta Pedro Salinas , uno de los máximos exponentes de la generación del 27, a la profesora estadounidense Katherine Whitmore , a quien conoció en el verano de 1932 y que, a lo largo de quince años, se convirtió en la destinataria de más de trescientas cartas. El amor que surgió entre ambos se plasmó en esas páginas, donde la voz de Salinas , poderosa y vibrante, suple con creces la ausencia de las misivas de Katherine Whitmore, que no han llegado hasta nuestros días. El epistolario arroja nueva luz sobre los poemarios amorosos más conocidos de Salinas ( La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento ), sobre las siempre difíciles relaciones entre el mundo poético y el mundo real, y abre una nueva dimensión en la obra saliniana, complementaria a la de su poesía. Las cartas, seleccionadas y editadas con sumo rigor por Enric Bou , conforman un universo cerrado, autosuficiente e intimista. Como broche del epistolario, se publica un texto en el que Katherine evoca la relación entre ambos y contrapone el tú femenino de los poemas amorosos de Salinas a la mujer real que fue ella misma.
Fuente: Casa del libro
Tengo en casa este epistolario y, aunque no he tenido tiempo de perderme entre sus cartas, creo que, por los fragmentos que he leído, merece la pena conocer esta obra, que nos acerca la parte más humana de Pedro Salinas.
Última edición por Josephine Maine el 16 May 2011 14:13, editado 1 vez en total.
Desgarramiento. Una mujer, una Katherine, se queda allí, metida en aquel cajón de madera, entre seres desconocidos, frente a una noche triste e incógnita. Allí hay que dejarla. Fatalmente. Y la otra mujer, la otra Katherine, permanece invisible y presente a mi lado, se viene conmigo, alegremente colgada de mi brazo, mirándome en la mirada noble, pura y honda de siempre. No, en la estación, en la despedida no hay una separación simple de ser con ser, no, cada uno de nosotros nos separamos no de la otra criatura querida sino también de aquella parte nuestra que ella quiere y que se va con ella. ¿Verdad que anoche tú no te has separado de mí, ni yo de ti? Más bien yo me he separado de mí mismo, eso siento, y tú de ti misma. Y tengo, anoche, hoy, la sensación de andar entre fantasmas y sombras, con alguien al lado, a quien no puedo estrechar, pero que vive en torno mío, y se me escapa cada vez que quiero cogerlo. Sensación angustiosa y dulce a la vez, caricia desgarradora. Además, qué pena anoche, aquellos momentos últimos, atropellados por la estupidez y el desorden. ¡Qué ira sentí contra toda aquella gentuza innoble, qué ganas de látigo, de echarlos a todos, de hacerte sitio, un gran sitio, un tren sólo para ti! Al salir todos mis sentidos se complacían, ¿sabes en qué? En sentir en el bolsillo, junto al pecho, el bulto de tu carta. ¡Qué mentira eso de que el papel no pesa! Anoche el papel de tu carta me pesaba como la más hermosa y grave de las realidades. Lo sentía allí, en el bolsillo, como una prueba material de que eras, de que habías existido. Porque, ¿sabes?, empecé a dudar. A dudar de todo, de tu realidad, de la mía, del mundo, de los días recientes… Sólo el peso de tu carta en el bolsillo me servía de prenda, de prueba. Vivía yo en ese rectángulo de papel. Era el lugar más cierto del mundo. Y antes de poder abrirla, así, cerrada y en el bolsillo, tu carta era el puente con la vida, el sí que me daba la vida a la pregunta atormentada: «¿Soy? ¿Es? ¿Somos?». Sí, sí, sí. Todo, sí. Todo, sí, oye, todo sí. Y luego en mi cuarto la leí. La he leído. La leeré. ¡Cuántas delicias! Primero la delicia de ir aprendiendo tu escritura, tu letra, de tropezar en una palabra y descifrarla, por fin. ¡Tu escritura, un modo más de ti, una manera más de vivir tú! Primera carta tuya, en inglés. Júbilo, júbilo, alegría. ¡Sensación festival, inaugural, de promesa, de fiesta! No importa que toda tu carta esté teñida de una sombra de melancolía, tierna y suave. Así debía ser, así. Pero por encima de esa melancolía, hay algo que me da un gozo sin límite. Esto. «You have taken away the cynicism which was growing upon me.» ¿Es posible? ¿Tendré yo la suerte de ser elegido para en un momento difícil de tu vida salvarte de algo? ¡Qué gran justificación, ya, de mi papel a tu lado, de mi compañía! Ya no es por egoísmo, por lo que debo seguirte a lo lejos en la vida, es por bien tuyo. Soy capaz de serte espiritualmente útil. Y me preparo, ¿sabes?, ante esta espléndida tarea: ayudarte a vivir, arrancarte de las fuerzas negras, de los poderes sombríos que te amenazaban. Y eso por ti, no por mí, ¿sabes? ¡Oh, si tú me hicieras ese favor, dejarme que te sirva! Qué cosa más justa, que tú, que no imaginas tal entusiasmo por la vida, recojas, devuelto a través de mí, ese entusiasmo que es tuyo. No, no, tú no has nacido ni para el escepticismo cínico, ni para la frivolidad desengañada, no. No te rindas nunca a eso. No te puedo imaginar paseando tu spleen, por terrazas de grandes hoteles, con cualquier ser insignificante. Nunca. Cree en ti, cree en tu valor único, en tu distinción suprema, en la nobleza de tu alma. Y vive de ella. Yo de lejos, de cerca, te ayudaré. Hasta que no me necesites más. Y mira, no tengas temor, oye, de quitar a nadie nada, queriéndome, no. ¡Me lo dices tan delicadamente en tu carta! No, yo no soy ni seré peor para nadie por ti, no. Lo que tú me pides, lo que yo te doy en nada atenta a lo que debo a los demás. Tú en mí no serás nunca nada malo, nada que robe algo a alguien, no. No tengas miedo. Seré cada día mejor. Tú me has alumbrado una nueva riqueza y por eso lo que a ti te doy a nadie se lo quito. ¿Comprendes? Nunca sufras por eso. Eres pura, leal, clara. De ti sólo puede venir luz alta, luz de paraíso.
En los márgenes:
Adiós. Perdona esta carta tan larga y esta letra tan mala. ¿Sabrás leerla? Pero aún me parece que te he escrito muy poco. Quiero más, más, más. Gracias, gracias, siempre. Viviré dándote gracias. Hasta mañana, ¿sabes?, hasta ahora, te escribiré.
Josephine, a mi también me ha entrado curiosidad por leer algunas de las cartas de Pedro Salinas.
Tiene un libro de cartas anterior: Cartas de amor a Margarita (1912-1915) que escribió a su mujer antes de casarse. (Se ve que después de casarse se acabaron las cartas )
Después llegaron las cartas a Katherine, que fue su amante.
La verdad es que no tengo muy claro por cual de los dos empezar.
Estas cartas se publicaron por decisión de Katherine y con unas normas bastante estrictas,lo que yo no sé es si Pedro salinas esté dónde este le habria hecho gracia que lo hiciera... ¿Qué pensais?
Yo tengo el libro y estoy encantada de poder saber más de lo que le rodeaba pero... también forma parte de algo doloroso y íntimo,ya que por este tema tan complicado su mujer intento algo no muy agradable.
No sé, aunque sean gente conocida y de prestigio ¿No se debería proteger sus derechos y su vida personal? Por otra parte katherine fue quién dijo que sí a la publicación de las cartas.. pero alguien le tenia que haber dicho ''Mira no se puede porque ..tal y cual''
Eso si las cartas desprenden una calidad literaria...pero pienso que esto deberia haberse guardado (y aunque lo supieran algunos amigos suyos y alguien más)almenos no seria conocido por todo el mundo.
Yo nunca he leido género epistolar, pero ahora que lo dices, la verdad es que es una especie de violación de la intimidad, porque además supongo yo que el autor sólo quería mostrarse ante una persona...
No sé si servirá de consuelo el hecho de que el está muerto y que las cartas tienen un alto valor literario.
Ahora tengo la duda de si hacer caso mi "curiosidad literaria" (o sea, cotilleo), pero no tengo claro si es ético leer las cartas.
Pseudoabulafia escribió:Josephine, a mi también me ha entrado curiosidad por leer algunas de las cartas de Pedro Salinas.
Tiene un libro de cartas anterior: Cartas de amor a Margarita (1912-1915) que escribió a su mujer antes de casarse. (Se ve que después de casarse se acabaron las cartas )
Después llegaron las cartas a Katherine, que fue su amante.
La verdad es que no tengo muy claro por cual de los dos empezar.
No sabía que también existía un epistolario con su mujer (gracias por la información ), aunque me da que tiene menos chicha .
Yo empezaría por el epistolario de Margarita y seguiría con el de Katherine; por cronología más que por otra cosa. Si te ves con ganas, puedes leer su trilogía poética (La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento) que se inspiró en Katherine (no sé si su mujer le inspiró en algún poema ).
Sabina K., no creo que a Salinas le gustara que esas cartas salieran a la luz, pero realmente mi vena cotilla-literaria lo agradece , aunque me enfade con algunas cosas que dice el autor a su amante .
Josephine, ¿Tú te lo has leido ya? Lo digo porque hace ya tiempo que abriste el hilo y lo mismo ya te lo has terminado.
Cuando dices que empezarías con este para seguir un orden cronológico, supongo que te refieres al orden de publicación. Las cartas a su mujer fueron escritas antes que las cartas a Katherine Whitmore. Si estáis interesadas Josephine o Sabina en hacer un MC, a mi me da un poco igual el orden de lectura.
Sabina K. escribió:¿Y que cosas te enfadan Josephine Maine?
¡Yo sí quiero mc de las cartas de Salinas! Pero no sé cuando...
Sobre eso de si es lícito, ético y blabla... Bueno, supongo que desde el momento en que han sido publicadas, y uno de los dos destinatarios ha consentido a ello (porque el otro, pobre, ya no está), el derecho a que sean leídas ésta. Otra cosa es que haya alguien que pueda sentir que viola la intimidad de los afectados, pero... Aunque, la verdad, como apuntaba Sabina, dado lo que comportó en el seno familiar la relación de Salinas con esta mujer, no sé yo qué tal se tomaran los descendientes del poeta que esta relación epistolar haya sido publicada...
Chubbchubb escribió:¡Yo sí quiero mc de las cartas de Salinas! Pero no sé cuando...
Sobre eso de si es lícito, ético y blabla... Bueno, supongo que desde el momento en que han sido publicadas, y uno de los dos destinatarios ha consentido a ello (porque el otro, pobre, ya no está), el derecho a que sean leídas ésta. Otra cosa es que haya alguien que pueda sentir que viola la intimidad de los afectados, pero... Aunque, la verdad, como apuntaba Sabina, dado lo que comportó en el seno familiar la relación de Salinas con esta mujer, no sé yo qué tal se tomaran los descendientes del poeta que esta relación epistolar haya sido publicada...
Hombre los hijos de salinas al crecer y ver las cartas pues me imagino que no les hizo gracia,aunque bueno ya no lo podremos saber porque almenos jaime salinas fallecio y soledad su hermana no lo sé. La verdad es que yo solo me he leído el epistolario de Katherine,el de margarita aún no porque no lo encuentro y dicén que esta descatalogado o que no está disponible . Aunque después de leer el de katherine que fue a quién quiso hasta el último momento pues no sé si tendrá sentido el de Margarita o si habrá diferencias en cuestión de como se expresa con ella,que palabras utiliza. Asi que no sé...
Sabina, yo creo que el de Margarita tiene bastante interés literario, creo yo.
Yo me supongo, y es un suponer, que las cartas a Margarita serán bastante más ingenuas que las cartas a Katherine, por ejemplo.
Es decir, que además del estilo de joven a mayor, también cambiaria las ideas que expresa en uno y otro.
Y ya en plan cotilla total, por saber si en algún momento les dijo las mismas cosas a las dos.
Ojo, que eso no significa que no las sintiese.
Última edición por Pseudoabulafia el 21 Feb 2012 00:32, editado 1 vez en total.
Después de leeros, la verdad es que no sé si es muy buena idea que me ponga a leer un epistolario entre amantes... Pero bueno, conociéndome, sé que me va a poder la curiosidad/interés a la prudencia No sé, yo quizás empezaría por el de la mujer, ¿no? Y luego el de la amante... Aunque, sí, habrá que ver si son fáciles de encontrar y eso, que yo ni lo he mirado siquiera
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), aunque me da que tiene menos chicha 
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, aunque me enfade con algunas cosas que dice el autor a su amante 
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Pero no sé cuando... 
Bueno, supongo que desde el momento en que han sido publicadas, y uno de los dos destinatarios ha consentido a ello (porque el otro, pobre, ya no está), el derecho a que sean leídas ésta. Otra cosa es que haya alguien que pueda sentir que viola la intimidad de los afectados, pero...