Me duele

[dualidad101217]

Mirándote, a pesar y por encima de las horas
extrayéndote de todos los paisajes
excluyéndote de este y cualquier otro mundo
pensando en lo que no puedo evitar que me hagas sentir
llego al fondo, de frente contra la roca, y confieso:

Que me duele, que aunque tu alegría me alegra, me duele
porque yo soy testigo de que hasta las grietas desaparecen
cuando son tus labios los que emergen de una sonrisa
haciendo de tus ojos esas pequeñas brasas que parecen proteger
el aleteo de las mariposas y al chita que nació prematuro por ansiedad de afecto

Me duelen los pasos que das, ya de día, ya de noche
porque yo sé del cansancio de las baldosas
y de que son tus pies los que las alivian del abandono
como sé que son tus manos, en las que ni siquiera piensas
las que definen la calma de los picaportes que callan su neurosis

Me duele el tabaco, y la lluvia en la montaña
porque no saben tu nombre, y aun así te buscan
como los óleos del Vaticano, y las espadas de Normandía
como cada escarabajo en El Cairo, y cada trozo de seda
como el espíritu de los zafiros y cada moneda de Etruria

Me duele ser el que te retiene
y que ni siquiera te nombra
me duele tenerte, inmerecidamente
y no poder darte más que algún atardecer
alguna mañana límpida, algún pedacito de fuego

Me duele lo cierto de esta historia
la boca que tengo, que supieron los duraznos
la mirada que me dieron los libros que viví
la felpa de las horas que antecedieron tu regreso
y este fino cristal de la copa en la que bebo tu inmensa ternura

Me duele de frente
implicado mi respirar
el suspiro al que renuncio
la voz mía que te nombra
la cabaña en la isla de mi nombre
que tu pintaste con un eterno amanecer.