Edith Södergran
Moderadores: Tessia, lunallena
Edith Södergran
Edith Södergran (San Petersburgo, 4 de abril de 1892 - Raivola, 24 de junio de 1923), poeta fino-sueca, pionera de la poesía en sueco en Finlandia. Su impacto en la poesía nórdica, especialmente en el modernismo finlandés de los años veinte, fue significativo en lo que se refiere a la liberación del verso de los confines de la rima, el ritmo regular y la imaginería tradicional. Como modernizadora de la poesía, sólo Katri Vala puede ser comparada con Edith Södergran, una de las poetas nórdicas más queridas.
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Re: Edith Södergran
Yo
Soy extranjera en esta tierra
hundida bajo el mar opresivo,
el sol penetra en ella con serpenteantes atisbos
y el aire pasa entre mis manos.
Me dijeron que he nacido encarcelada,
y aquí no veo rostro conocido.
¿Era yo piedra que se tira al fondo?,
¿era yo fruto que rompe la rama?
Yazgo al acecho al pie del árbol susurrante,
¿cómo me subiré por el tronco resbaladizo?
Allá arriba me esperan las copas oscilantes
donde podré sentarme a otear
el humo de las chimeneas de mi tierra.
Soy extranjera en esta tierra
hundida bajo el mar opresivo,
el sol penetra en ella con serpenteantes atisbos
y el aire pasa entre mis manos.
Me dijeron que he nacido encarcelada,
y aquí no veo rostro conocido.
¿Era yo piedra que se tira al fondo?,
¿era yo fruto que rompe la rama?
Yazgo al acecho al pie del árbol susurrante,
¿cómo me subiré por el tronco resbaladizo?
Allá arriba me esperan las copas oscilantes
donde podré sentarme a otear
el humo de las chimeneas de mi tierra.
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Re: Edith Södergran
La tierra que no es
Anhelo la tierra que no es,
porque estoy cansada de anhelar las cosas que son.
La luna me habla en runas de plata
sobre la tierra que no es.
La tierra donde todos nuestros deseos se cumplen maravillosamente,
la tierra donde caen todas nuestras cadenas,
la tierra donde se refresca nuestra frente herida
al rocío de la luna.
Mi vida es una cálida ilusión.
Pero he hallado una cosa, he conquistado realmente una cosa:
el camino que conduce a la tierra que no es.
En la tierra que no es
está mi amado con su resplandeciente corona.
¿Quién es mi amado? La noche es oscura
y el temblor de las estrellas me responde.
¿Quién es mi amado?, ¿cuál es su nombre?
Los cielos se comban más y más altos
y un niño humano se ahoga en interminables nieblas
sin encontrar respuesta.
Pero un niño humano no es otra cosa que certidumbre,
y alarga sus brazos, más altos que todos los cielos.
Y llega una respuesta:
Yo soy el que tú amas, el que amarás siempre.
(De La tierra que no es, 1925)
Anhelo la tierra que no es,
porque estoy cansada de anhelar las cosas que son.
La luna me habla en runas de plata
sobre la tierra que no es.
La tierra donde todos nuestros deseos se cumplen maravillosamente,
la tierra donde caen todas nuestras cadenas,
la tierra donde se refresca nuestra frente herida
al rocío de la luna.
Mi vida es una cálida ilusión.
Pero he hallado una cosa, he conquistado realmente una cosa:
el camino que conduce a la tierra que no es.
En la tierra que no es
está mi amado con su resplandeciente corona.
¿Quién es mi amado? La noche es oscura
y el temblor de las estrellas me responde.
¿Quién es mi amado?, ¿cuál es su nombre?
Los cielos se comban más y más altos
y un niño humano se ahoga en interminables nieblas
sin encontrar respuesta.
Pero un niño humano no es otra cosa que certidumbre,
y alarga sus brazos, más altos que todos los cielos.
Y llega una respuesta:
Yo soy el que tú amas, el que amarás siempre.
(De La tierra que no es, 1925)
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Re: Edith Södergran
La condición
Sin acción
no puedo vivir,
aherrojada a mi lira
moriría.
Mi lira es para mí lo más alto del mundo
y siempre le sería fiel
si no fuese yo un alma encendida.
El que, con uñas ensangrentadas,
no abre una brecha en el muro de lo cotidiano
-aunque al salir por él perezca-
no merece contemplar el sol.
(Traducción de Jesús Pardo)
Sin acción
no puedo vivir,
aherrojada a mi lira
moriría.
Mi lira es para mí lo más alto del mundo
y siempre le sería fiel
si no fuese yo un alma encendida.
El que, con uñas ensangrentadas,
no abre una brecha en el muro de lo cotidiano
-aunque al salir por él perezca-
no merece contemplar el sol.
(Traducción de Jesús Pardo)
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Re: Edith Södergran
Jacintos poderosos
Nada me hará creer en moscas nauseabundas
venganzas y deseos mezquinos.
yo creo en jacintos poderosos
que rezuman los tiempos primigenios.
los lirios curan y son puros
como mi propia rudeza.
nada me hará creer en moscas nauseabundas
que producen peste y mal olor.
yo creo que grandes estrellas
abren camino a mi deseo
en algún lugar entre el sol y el sur
entre el norte y la noche.
Nada me hará creer en moscas nauseabundas
venganzas y deseos mezquinos.
yo creo en jacintos poderosos
que rezuman los tiempos primigenios.
los lirios curan y son puros
como mi propia rudeza.
nada me hará creer en moscas nauseabundas
que producen peste y mal olor.
yo creo que grandes estrellas
abren camino a mi deseo
en algún lugar entre el sol y el sur
entre el norte y la noche.
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Re: Edith Södergran
IV
Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás decepcionado.
Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen
Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás decepcionado.
Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen
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Re: Edith Södergran
Cautiverio
Cautiva, cautiva... quiero hacer pedazos mis cadenas.
Con labios dolorosamente rabiosos paso por la vida.
Mis abismos, por qué pregunto por vosotros, vosotros no merecéis
ese nombre.
El bronce se funde con el bronce y se hace hombre,
y el hombre anda con hierro en su corazón.
Pero, ¿acaso el bronce ha recibido ese brillo aterrador sobre su frente
del dios de los rayos?
Arrojo mi corazón por el camino, que se lo repartan los buitres —
la luna llena me alumbra uno nuevo.
1925
Traducción de Francisco J. Uriz
Cautiva, cautiva... quiero hacer pedazos mis cadenas.
Con labios dolorosamente rabiosos paso por la vida.
Mis abismos, por qué pregunto por vosotros, vosotros no merecéis
ese nombre.
El bronce se funde con el bronce y se hace hombre,
y el hombre anda con hierro en su corazón.
Pero, ¿acaso el bronce ha recibido ese brillo aterrador sobre su frente
del dios de los rayos?
Arrojo mi corazón por el camino, que se lo repartan los buitres —
la luna llena me alumbra uno nuevo.
1925
Traducción de Francisco J. Uriz
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