Edtih Sitwell
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Edtih Sitwell
Edith Sitwell nació en Scarborough, Yorkshire, hija única del aristocrático y excéntrico Sir George Sitwell, cuarto baronet de Renishaw Hall; era experto en genealogía y paisajismo. Su madre, de soltera, era Lady Ida Emily Augusta Denison, hija de William Henry Forester Denison, primer conde de Londesborough y nieta de Henry Somerset, séptimo duque de Beaufort. Ella pretendía descender, por línea materna, de los Plantagenet.
Sitwell tuvo dos hermanos más jóvenes, Osbert (1892-1969) y Sacheverell Sitwell (1897-1988) ambos autores distinguidos, figuras literarias bien conocidas por derecho propio, y colaboradores durante largo tiempo. Sacheverell se casó con una canadiense, Georgia Doble, en 1925 y se trasladó a Weston Hall en Northamptonshire.
La relación que tuvo con sus padres fue como mínimo tempestuosa, y el motivo menor no fue que su padre la hiciera pasar por una «cura» de su supuesta deformación espinal, que implicaba encerrarla en un corsé de hierro. En su posterior autobiografía, dijo que sus padres siempre habían sido unos extraños para ella.
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Re: Edtih Sitwell
Aún cae la lluvia
Aún cae la lluvia
oscura como el mundo del hombre, negra como nuestra carencia
ciega como los mil novecientos y cuarenta clavos
sobre la cruz.
Aún cae la lluvia
con su sonido como el pulso del corazón que ha cambiado al latido martilleante
en el Campo de Potter, y el sonido los pies impíos
En la tumba
Aún cae la lluvia
En el campo de sangre donde las pequeñas esperanzas son engendradas y el cerebro humano
nutre su avaricia, ese gusano con la frente de Caín
Aún cae la lluvia
a los pies de los hombres hambrientos colgados en la cruz.
Cristo que cada día, cada noche, estás clavado ahí, ten piedad de nosotros
en Divos y en Lázaro:
Bajo la Lluvia la herida y el oro son como uno sólo.
Aún cae la lluvia
todavía cae la sangre de los lados heridos de los hambrientos hombres:
El soporta en su corazón todas las heridas, aquellos de la luz que murieron,
el último débil destello.
En el corazón auto-exterminado, las heridas de la triste e incomprendida oscuridad,
las heridas del oso hostigado
el ciego y sollozante oso que los cuidadores golpean
en su desolado cuerpo… las lágrimas de la liebre abatida.
Aún cae la lluvia
oscura como el mundo del hombre, negra como nuestra carencia
ciega como los mil novecientos y cuarenta clavos
sobre la cruz.
Aún cae la lluvia
con su sonido como el pulso del corazón que ha cambiado al latido martilleante
en el Campo de Potter, y el sonido los pies impíos
En la tumba
Aún cae la lluvia
En el campo de sangre donde las pequeñas esperanzas son engendradas y el cerebro humano
nutre su avaricia, ese gusano con la frente de Caín
Aún cae la lluvia
a los pies de los hombres hambrientos colgados en la cruz.
Cristo que cada día, cada noche, estás clavado ahí, ten piedad de nosotros
en Divos y en Lázaro:
Bajo la Lluvia la herida y el oro son como uno sólo.
Aún cae la lluvia
todavía cae la sangre de los lados heridos de los hambrientos hombres:
El soporta en su corazón todas las heridas, aquellos de la luz que murieron,
el último débil destello.
En el corazón auto-exterminado, las heridas de la triste e incomprendida oscuridad,
las heridas del oso hostigado
el ciego y sollozante oso que los cuidadores golpean
en su desolado cuerpo… las lágrimas de la liebre abatida.
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Re: Edtih Sitwell
Me llama la atención su obra Excéntricos ingleses, aunque estaba ella para hablar
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