Charles Simic
Moderadores: Tessia, lunallena
Charles Simic
Las nubes se acumulan
Parecía ser el tipo de vida que queríamos.
Fresas silvestres con crema por la mañana.
Entraba el sol en todas las habitaciones.
Los dos paseando desnudos por la orilla del mar.
Algunas tardes, sin embargo, nos encontrábamos
inseguros por lo que pudiera suceder.
Igual que actores trágicos en un teatro en llamas,
con pájaros en círculo sobre nuestras cabezas,
los oscuros pinos extrañamente tranquilos,
y cada piedra que pisábamos ensangrentada por el crepúsculo.
Estábamos de vuelta en la terraza tomándonos un vino,
¿Por qué siempre el atisbo de un final infeliz?
Unas nubes de aspecto casi humano
se iban amontonando en el horizonte;
pero el resto igual de hermoso,
el viento suave y el mar en calma.
La noche, de pronto, sobre nosotros, sin estrellas.
Enciendes una vela, y la llevas, desnuda,
a nuestra habitación y la apagas de pronto.
El césped y los sombríos pinos extrañamente quietos.
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Re: Charles Simic
Pirámides y esfinges
Hay una calle en París
llamada rue des Pyramides.
Una vez me imaginé que estaba llena
de arena y pirámides.
El domingo que fui allí a cerciorarme,
una pobre anciana que cojeaba
chocó conmigo sin verme.
Podría haber sido una egipcia
por su avanzada edad.
Apoyándose en un bastón y a prisa
pasó por las fachadas de las tiendas cerradas
como si hubiera un desfile en alguna parte,
o una ejecución para ver,
¡una cabeza ensangrentada sujeta por el pelo!
El día era frío. Ella pronto desapareció,
mientras yo examinaba un letrero de circo medio despegado
bajo el cual había otro
con la cabeza de una esfinge que me miraba.
(De "Hotel Insomnia", 1992)
Hay una calle en París
llamada rue des Pyramides.
Una vez me imaginé que estaba llena
de arena y pirámides.
El domingo que fui allí a cerciorarme,
una pobre anciana que cojeaba
chocó conmigo sin verme.
Podría haber sido una egipcia
por su avanzada edad.
Apoyándose en un bastón y a prisa
pasó por las fachadas de las tiendas cerradas
como si hubiera un desfile en alguna parte,
o una ejecución para ver,
¡una cabeza ensangrentada sujeta por el pelo!
El día era frío. Ella pronto desapareció,
mientras yo examinaba un letrero de circo medio despegado
bajo el cual había otro
con la cabeza de una esfinge que me miraba.
(De "Hotel Insomnia", 1992)
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Re: Charles Simic
En la Biblioteca
Para Octavio
Hay un libro llamado
"Diccionario de Ángeles".
Nadie lo ha abierto en cincuenta años,
lo sé, porque cuando lo abrí
sus tapas crujieron, las páginas
se derrumbaron. Allí descubrí
que los ángeles habían sido una vez tan numerosos
como especies de moscas.
El cielo al ocaso
Solía estar espeso de ellos.
Había que agitar las manos
para mantenerlos apartados.
Ahora el sol brilla
a través de las altas ventanaaas.
La biblioteca es un lugar apacible.
Ángeles y dioses se apilaban
en libros oscuros no abiertos.
El gran secreto está
en algún estante junto al cual la Srta. Jones
pasa todos los días en sus rondas.
Ella es muy alta, de modo que mantiene
su cabeza inclinada como si escuchara.
Los libros están susurrando.
Yo no oigo nada, pero ella sí.
(De "Gods and Devils", 1990)
Para Octavio
Hay un libro llamado
"Diccionario de Ángeles".
Nadie lo ha abierto en cincuenta años,
lo sé, porque cuando lo abrí
sus tapas crujieron, las páginas
se derrumbaron. Allí descubrí
que los ángeles habían sido una vez tan numerosos
como especies de moscas.
El cielo al ocaso
Solía estar espeso de ellos.
Había que agitar las manos
para mantenerlos apartados.
Ahora el sol brilla
a través de las altas ventanaaas.
La biblioteca es un lugar apacible.
Ángeles y dioses se apilaban
en libros oscuros no abiertos.
El gran secreto está
en algún estante junto al cual la Srta. Jones
pasa todos los días en sus rondas.
Ella es muy alta, de modo que mantiene
su cabeza inclinada como si escuchara.
Los libros están susurrando.
Yo no oigo nada, pero ella sí.
(De "Gods and Devils", 1990)
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Re: Charles Simic
El significado
Oculto como aquel niño pequeño
que no pudieron encontrar
el día que jugaba a las escondidas
en un parque lleno de árboles muertos.
¡Nos damos por vencidos! Gritaron.
Estaba oscureciendo.
Tuvieron que llamar a su madre
para que le ordenara salir.
Primero ella lo amenazó,
luego tuvo miedo.
Al fin escucharon una ramita
Quebrarse tras sus espaldas,
¡y ahí estaba!
el enano de piedra, el ángel de la fuente.
(De "Gods and Devils", 1990)
Oculto como aquel niño pequeño
que no pudieron encontrar
el día que jugaba a las escondidas
en un parque lleno de árboles muertos.
¡Nos damos por vencidos! Gritaron.
Estaba oscureciendo.
Tuvieron que llamar a su madre
para que le ordenara salir.
Primero ella lo amenazó,
luego tuvo miedo.
Al fin escucharon una ramita
Quebrarse tras sus espaldas,
¡y ahí estaba!
el enano de piedra, el ángel de la fuente.
(De "Gods and Devils", 1990)
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Re: Charles Simic
ÁLGEBRA CREPUSCULAR
Aquella loca sostenía un pedazo de tiza
y dibujaba equis en la espalda de las parejas:
pero ellos y ellas se alejaban
cogidos de la mano
y no se enteraban de nada.
Era invierno. Noche temprana.
No se podía ver su rostro.
Iba y venía como un cuervo,
como movida por el viento,
envuelta en mil harapos, furtiva.
Un niño debió de darle la tiza.
Lo buscamos entre la multitud
esperando encontrar
a un chico pálido, muy serio,
con un trozo de pizarra negra en el bolsillo.
Aquella loca sostenía un pedazo de tiza
y dibujaba equis en la espalda de las parejas:
pero ellos y ellas se alejaban
cogidos de la mano
y no se enteraban de nada.
Era invierno. Noche temprana.
No se podía ver su rostro.
Iba y venía como un cuervo,
como movida por el viento,
envuelta en mil harapos, furtiva.
Un niño debió de darle la tiza.
Lo buscamos entre la multitud
esperando encontrar
a un chico pálido, muy serio,
con un trozo de pizarra negra en el bolsillo.
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Re: Charles Simic
SOLEDAD
La única casa que tú y yo tuvimos.
No mayor que una caja de cerillas
—o vasta como el cielo constelado—
y contigo como único inquilino,
feliz de tener pulga que rascarse
mientras se pone a recordar la noche
en que oyó que llamaban a la puerta.
Te daba miedo abrir, pero lo hiciste.
Preguntó si tendrías una vela.
Respondiste que no tenías ninguna.
Se quedaron mirándose las caras
entre los dos departamentos negros,
sin saber qué decir ni tú ni ella
antes de darse al fin los dos la espalda.
La única casa que tú y yo tuvimos.
No mayor que una caja de cerillas
—o vasta como el cielo constelado—
y contigo como único inquilino,
feliz de tener pulga que rascarse
mientras se pone a recordar la noche
en que oyó que llamaban a la puerta.
Te daba miedo abrir, pero lo hiciste.
Preguntó si tendrías una vela.
Respondiste que no tenías ninguna.
Se quedaron mirándose las caras
entre los dos departamentos negros,
sin saber qué decir ni tú ni ella
antes de darse al fin los dos la espalda.
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Re: Charles Simic
DESCRIPCIÓN DE ALGO PERDIDO
Nunca tuvo nombre,
y tampoco recuerdo cómo lo encontré.
Lo llevaba en mi bolsillo
como un botón perdido,
aunque no era un botón.
Películas de vampiros,
cafeterías abiertas toda la noche,
bares oscuros
y salas de billar
en calles aceitadas por la lluvia.
Llevaba una existencia tranquila y anodina,
igual que una sombra en un sueño,
un ángel en un alfiler,
y entonces lo perdí.
Los años transcurrieron con su hilera
de estaciones sin nombre,
hasta que alguien me dijo, «Es ésta»,
y, estúpido de mí,
me bajé en un andén desierto
sin ninguna ciudad a la vista.
Nunca tuvo nombre,
y tampoco recuerdo cómo lo encontré.
Lo llevaba en mi bolsillo
como un botón perdido,
aunque no era un botón.
Películas de vampiros,
cafeterías abiertas toda la noche,
bares oscuros
y salas de billar
en calles aceitadas por la lluvia.
Llevaba una existencia tranquila y anodina,
igual que una sombra en un sueño,
un ángel en un alfiler,
y entonces lo perdí.
Los años transcurrieron con su hilera
de estaciones sin nombre,
hasta que alguien me dijo, «Es ésta»,
y, estúpido de mí,
me bajé en un andén desierto
sin ninguna ciudad a la vista.
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