Un paseo infernal (relato)

[shirabonita]

UN PASEO INFERNAL

Caminando por el desierto de Melatonin , me quedé sin agua. No podía llegar a ti, que estabas en el otro extremo, esperándome , como siempre lo has hecho. Mi dulce Arthur.
Así que me puse a cavar , en una hondonada, a la sombra, donde crecían arbustos raquíticos, pero verdes a fin de cuentas.
Me rompí algunas uñas, me desollé los nudillos, encontré piedras con aristas afiladas y cuando el sol ya asomaba por encima de mi duna protectora, me empezó a arder la nuca y empecé a dudar sobre si llegaría a ver el ocaso de aquel día.
Pero insistí, con el sudor rodando por mis sienes, y el frenesí del aprendiz de superviviente.

Encontré agua , ligeramente salada y maloliente, pero mejor eso que nada. Empecé a beber despacio, tras llenar la cantimplora. Sabía asquerosamente mal, olía a putrefacción, pero mi cuerpo clamaba por cualquier clase de líquido , aunque fuera aquella mezcla sospechosa.

Al poco tiempo, mi cuerpo empezó a retorcerse con terribles espasmos abdominales, empecé a perder sensibilidad en las manos, y esta sensación se fue extendiendo hasta llegar al corazón. Este debió detenerse, pues el siguiente recuerdo que tengo , es el de mi cadáver, visto desde arriba, junto al hoyo de agua ponzoñosa.
Nunca pensé que un cuerpo humano pudiera quedar tan horriblemente retorcido. Flotando sobre mi cuerpo sin vida, te vi a ti , acercándote a mi cadáver.

Estabas quemado por el sol del desierto, tus labios, agrietados por la deshidratación, los ojos, brillantes por la fiebre. Descendí para hablarte, para tocarte, y hacerte saber que estaba allí contigo. Pero tus oídos eran sordos a mis palabras, y no reaccionabas a mis caricias.
Sólo escuché un grito desgarrador, de angustia y derrota, que salió de tu garganta inflamada y sedienta.
Entonces te derrumbaste, gimoteando, sobre mi cadáver. Tus ojos se fijaron en el hoyo cavado por mis propias manos, hacía poco tiempo.

Intuí tu intención de apagar el dolor de tu sed, y entonces fui yo la que bramó, rugió y hasta golpeé tu espalda, pero todo este despliegue de actividad resultó inútil. No percibías ninguno de mis avisos, y tus manos ya recogían el líquido infecto. Tus labios ya sentían el alivio del agua venenosa.

Tuve que contemplar tu agonía, sabiendo que sería como la mía. Pero creo que fue aún más duro tener que soportar esa visión, que el hecho mismo del dolor que había sufrido yo antes. Tu cuerpo se retorció en espasmos crueles, tus gritos de dolor llegaban hasta el cielo seco.

Esta vez fui yo la que te esperó a ti, con la certeza de que tu alma saldría de tu cuerpo, y flotaría, como lo estaba haciendo yo. Pero me llevé una terrible sorpresa: tu alma flotó un momento y al instante fue absorbida por el hoyo infecto.

Habías atravesado el desierto para encontrarme, ahora sería yo la que bajaría al infierno para buscarte.
Decidida, mi forma etérea atravesó el hoyo y la capa de agua maldita, que ahora ya ningún mal podía hacerme.

Floté y caí por un pozo negro cuyas paredes estaban formadas por cuerpos humanos vivos y apilados. Algunas manos se tendieron hacia mí, buscando una salvación imposible y horrorizada, puede ver que eran capaces de agarrarme y frenarme en mi avance.

Soltándome de esas manos esqueléticas, seguí descendiendo hasta llegar a la orilla de una especie de lóbrega laguna subterránea. La única luz provenía de las propias aguas sombrías, en las que había algún tipo de luminiscencia. Una niebla espesa flotaba sobre la laguna.
Al cabo de poco tiempo, empecé a distinguir una forma que se acercaba, entre la niebla. Parecía una barca muy antigua , con extraños símbolos tallados en sus bordas. La llevaba una figura alta y encapuchada, que manejaba una pértiga. Al llegar a la orilla, se quedó esperando, así que tomé la iniciativa y embarqué. Sólo entonces se retiró la capucha, mostrando un rostro sin ojos, donde la oscuridad parecía hacerse sólida en sus cuencas vacías.

- Qué! ¿Otra alma más destinada a las Tinieblas?- su voz chirriaba como una tiza sobre una pizarra demasiado gastada.
- No. He venido en busca de un alma concreta – respondí resuelta.
- Ningún alma puede salvar a otra del Infierno. Una vez dentro, tendrás que abandonar toda esperanza, - sentenció.
- Mi esperanza es asunto mío. Tú , sólo llévame hasta allí. Ese es tu trabajo, verdad? – repuse.
- Lo ha sido durante siglos y lo seguirá siendo por toda la eternidad – empezó a manejar la pértiga para alejarnos de la orilla. – No eres la primera alma que viene aquí en busca de otra. Aunque la encuentres, no te reconocerá. La locura del dolor hará que llegue incluso a agredirte y lo máximo que podrías hacer por ella sería ocupar su lugar. Entonces, esa alma quedaría liberada , pero tú deberás permanecer aquí por siempre, y todos tus recuerdos se perderán. Ni siquiera sabrás cómo llegaste hasta aquí , ni tendrás memoria de tu pasado, ni de los seres que amaste – replicó lúgubre.
- Calla y dale a la pértiga- respondí, hastiada de escuchar sus negros presagios.

Para mi sorpresa mantuvo silencio, y yo me dediqué a observar el paisaje, si es que se puede utilizar esta palabra para designar el escenario que tenía delante de mis ojos. En las orillas de la laguna , parecía haber unos extraños árboles sin hojas, cuyas ramas se retorcían de forma espasmódica. Al acercarnos a la otra orilla, comprobé espantada, que lo que creí ser ramas eran miembros humanos, brazos y piernas de personas atadas por el tronco cabeza abajo, que parecían sufrir convulsiones epilépticas o algún otro mal nervioso.

- Ya puedes desembarcar – me avisó la figura de la pértiga. Así lo hice, y avancé por el bosque humano, a buen paso , pues tenía la certeza de no poder hacer nada por esas pobres personas. En un claro del bosque encontré a un escribiente concentrado sobre sus rollos de pergamino. Manejaba pluma y tintero, y vestía ropas oscuras y antiguas. Levantó la cabeza al escuchar mis pasos, y observé el rostro más arrugado que había contemplado en mi vida. Con todo, éste tenía ojos, diminutos y negros, pero dotados de un extraño brillo.

- Nombre, apellido y fecha de muerte – exigió de forma rutinaria.
- Olivia Wilson, morí el 30 de Julio , creo, pero no estoy aquí por el motivo habitual. He venido por voluntad propia , en busca de otra alma – repuse con firmeza.
Ante mi respuesta, el escribiente arqueó una ceja, y sonrió cínicamente, arrugando hasta lo imposible su ya ondulado rostro.

(segunda y última mitad, mañana)

[dorsvenabili]

Me gusta mucho el relato. El estilo es limpio, preciso y exacto, pero no resta emoción a la historia.

Me angustió la primera parte del relato. Cuando leo que la protagonista va al infierno voluntariamente mientras cruza ¿La Laguna Estigia? Hacia el ¿Inframundo? Creo ver algunas referencias a la mitología clásica, me siento dividida. ¿Es amor o es masoquismo?

Continúa, porfa.

[shirabonita]

Gracias por leerlo , Dors
Efectivamente, hay una referencia implícita hacia la Laguna Estigia , pero la protagonista baja allí por amor, por intentar salvar a su pareja.
En principio, mi idea es colgar la segunda parte mañana. Pero si veo a varios foreros con tantas ganas como tú, , entonces lo haré esta tarde.

[dorsvenabili]

Y también haces referencia a Caronte, lógicamente.

[shirabonita]

Y también haces referencia a Caronte, lógicamente.

Claro, el barquero que se lleva a los condenados... Debes tener en cuenta que estoy leyendo la Narrativa completa de Poe y toda esa mezcla de oscuridad y fascinación por la muerte se me ha pegado bastante

[Eleanis]

Me gusta mucho este relato, hadita. Al principio, cuando Olivia observaba cómo moría Arthur, creí que las dos almas liberadas iban a reunirse, lo cual me habría desilusionado, pero al leer que éste era llevado al inframundo la historia me atrapó. Me encantó la descripción de la laguna y del bosque infernal.
Mis felicitaciones, amiga
Habrá que esperar...

[karen mendoza prada]

vaya, debo reconocer que aun que este tipo de relatos no es mi estilo, me he dejado llevar por él y estoy siguiendo toda la aventura de Olivia. Ya quiero ver la segunda parte, de como salva a su amado y y como termina ella. Me has dejado en ascuas shirita, te mando un gran abrazo y cuidate un monton, bye

[shirabonita]

Bueno, como veo que ya sois tres que os apetece leer la segunda parte , voy a romper mi disciplina alemana y voy a colgar ahora mismo la segunda mitad.

[shirabonita]

- No es posible salvar a un alma del Infierno, como mucho puede intercambiarse por ella, pero este universo es infinito . Lo más probable es que no la encuentre nunca.
- sí, ya he escuchado advertencias por el estilo. Haga el favor de apuntarme – pedí.
- No, no puedo inscribir a un alma que viene por voluntad propia . Simplemente, entre y veremos cuánto tiempo mantiene la cordura.
- ¿Por dónde entro? No veo ninguna puerta – dudé en ese momento.
- No hay puertas en el sentido físico de la palabra. Permítale ayudarle –repuso.
Y sin darme tiempo a reaccionar , me agarró un brazo con su mano huesuda y arrojó mi cuerpo etéreo detrás de su escritorio, con una fuerza prodigiosa.

De súbito, me encontré rodeada por la oscuridad más absoluta. Tenía la sensación de avanzar a través de un gel espeso pero un clamor de gritos espantosos me guió de algún modo, hasta que empecé a ver algo. Era un paraje desolado donde brotaban llamaradas amarillas y verdes desde el suelo, de forma espontánea y con gran potencia. Hombres y mujeres , amarrados a estacas fijas, se quemaban literalmente con este extraño fuego , pero una vez en carne viva, su piel se regeneraba en cuestión de segundos y volvían a sufrir la tortura de las llamas en un bucle infinito.

Sus alaridos eran tan agudos que me traspasaban como flechas, y observé algunos rostros mientras corría entre estacas y llamas. Pero ninguno de ellos era el tuyo.
Me interné por una galería rocosa, empezando a dudar de mi propia fortaleza para esta empresa , cuando alcancé una cámara gigantesca. Sus dimensiones excedían el máximo alcance de mi capacidad visual, en las tres dimensiones. Multitudes de desdichados picaban y empujaban rocas inmensas, con sus cuerpos famélicos: sólo piel y huesos. Si se detenían más de dos segundos en su tarea, restallaba sobre sus sangrantes espaldas el látigo de los guardianes, abriendo profundas heridas que dejaban a la vista costillas y vértebras. Pero los tejidos volvían a regenerarse en poco tiempo. Uno de los guardianes se fijó en mí, y pareció sorprenderse de ver a una persona , caminando en libertad por sus dominios.

- Eh, tú! – bramó - Acércate. Tengo que ver qué nivel te corresponde- algunos otros guardianes , de fiero aspecto, se acercaron con curiosidad. Todos eran fuertes y musculosos, vestidos con ligeras ropas de cuero.
- Estoy aquí buscando un alma concreta- repuse, fingiendo serenidad.
- Vaya! Hacía tiempo que no teníamos a un turista , eh, chicos?- lóbregas carcajadas respondieron a su frase.
- Por favor, permítame ver a las personas que trabajan aquí . No tardaré mucho tiempo – respondí, sabiendo que investigar esa cámara podría ser una tarea eterna.
- Pero, si podemos ayudarte! ¿Quieres ver al Jefe? Él te facilitaría mucho la labor – no puede captar el más mínimo matiz de ironía en su afirmación. Parecía hablar en serio.
- ¿Se refiere al Diablo, a Satán, a Lucifer…?- logré articular.
- sí, bueno, tiene muchos nombres , pero aquí simplemente es el Jefe.
Un miedo oscuro y frío me paralizó por un momento. Pero, finalmente, se impuso mi determinación.
- De acuerdo. Llévame hasta él- respondí sin dar crédito a mis propias palabras.
- Bueno, será más fácil que él venga hasta aquí – bramó el gorila.

Hizo una señal a uno de sus compañeros, que tocó una gran campana de bronce, golpeándola con un ariete desde fuera. Un único tañido resonó , por encima de todos los demás ruidos , lúgubre y largo.
Una sombra, más densa que la oscuridad más negra, se cernió sobre todos los presentes. Aleteando y planeando, se acercó hasta mí, y al tomar tierra empezó a definirse una forma humana , a fin de cuentas. Un hombre, de cabello castaño claro, ojos como la miel de azahar, y tez pálida. Todo encajaba, los rasgos, las cejas finas y expresivas, los labios siempre curvados en una pícara sonrisa. Vestías unos vaqueros y camiseta naranja.

- Arthur! Eres tú! – me acerqué a ti con la esperanza de que me reconocieras.
- Olivia! Qué sorpresa tan grata! Te has tomado la molestia de venir a buscarme hasta aquí- pero no hiciste gesto alguno de intentar abrazarme o besarme.
- Realmente, eres un alma cándida- continuaste, con un tono irónico en la voz.
- ¿Eres tú Arthur Wright? ¿Mi Arthur? – pregunté, con la brecha de la duda empezando a quebrarme por dentro.
- Bueno, tengo muchos nombres en este mundo y en el de los vivos. Es fabuloso…un alma más para mis dominios, y encima, vienes de motu propio! – afirmaste.

Entonces , la verdad empezó a abrirse paso en mi conciencia, como un punzón picahielos.
- No, no puede ser. Esto es una broma, verdad?- inquirí.
- En absoluto, pero es motivo de celebración. Es más, te doy la opción de escoger el lugar donde trabajarás en esta mina, por haber venido voluntariamente- se escucharon risas de los guardianes como respuesta.
- No, NOOOO!! – grité , mientras una fuerza invisible me arrastraba hasta el lugar más oscuro de la gran caverna. Mientras me recuperaba del impacto, contra las polvorientas rocas, desorientada, el látigo de uno de los guardianes ya desollaba mi espalda. Aullé de dolor y en ese momento…

***


… me desperté con el corazón acelerado y todo el cuerpo sudado. A mi lado, mi pareja encendió la luz de la mesilla de noche. Sus ojos dulces me miraron con curiosidad:
- ¿Qué te pasa, querida?
- Yo…he tendido una pesadilla espantosa – sentía el corazón encogido todavía – pero … ya se me va pasando- mi voz sonaba nerviosa. – Era horrible, tú morías y yo bajaba al infierno en tu busca, y después…-rompí a llorar y él me abrazó cariñosamente.
Luego acercó su boca a mi oreja, con una sonrisa traviesa y susurró en mi oído:
- Procura descansar, tienes que recuperar fuerzas y cicatrizar tu espalda para seguir picando piedra mañana . Mi querida Olivia, alma cándida!!


FIN

[karen mendoza prada]

vaya, al final tda esa historia tenebrosa, resultó ser sólo un sueño, pero con algunas concidencias con la realidad ¿no? Besitos y abrazos amiga

[dorsvenabili]

¡Qué bueno el final! ¡Me descolocaste!

[shirabonita]

Me alegro de que os haya gustado, chicas

Os habéis planteado quién es en realidad el hombre que enciende la luz en la mesilla de noche?

abrazotes para las dos

[dorsvenabili]

PUes sí, ahora que lo leo me descoloca más ese detalle...

[shirabonita]

PUes sí, ahora que lo leo me descoloca más ese detalle...

Pues ahí está la gracia ( o la desgracia, según se mire )

[Emisario]

¡Excelente! Entretenido, breve y con muchos giros. Te felicito. Nos has llevado de la mano al mismo infierno y de regreso a una realidad que sólo confirma la historia .

Saludos

Emisario