Juegos de espias (relato)

[Jonan]

Bueno, principalmente, siempre que he escrito, han sido microrelatos, de apenas una pagina, donde no daba tiempo a profundizar en los personajes, ni en describir objetos ni lugares. Por eso, he cogido como reto el hacer un relato algo mas largo. Me gustaría que me ayudaseis a mejorar, comentarme las expresiones que uso de manera equivocada, palabras que repito demasiado, estructuración incorrecta, etc.

Os dejo a continuación el primer capitulo:

Capitulo 1: Una entrevista inolvidable

Tic-tac, Tic-tac, Juan miraba fijamente su reloj, eran las 11:50, todavía quedaban 10 minutos para su entrevista de trabajo. Ahí se encontraba él, frente a las oficinas de una de las empresas más importantes del país, vestido de pies a la cabeza con la elegancia (e incomodidad) necesaria, mas aun teniendo en cuenta el calor que hacía. La verdad es que el calor acentuaba su ya de por sí gran incomodidad, se sentia sudado, el sol le deslumbraba, le clavaba sus afilados rayos en la cabeza, aumentando progresivamente un dolor de cabeza que no desaparecía últimamente. Levanto la cabeza, su mirada se clavo en la puerta de entrada, y lentamente fue avanzando hacía su oportunidad de conseguir trabajo, algo que llevaba intentado hacer desde hace unos meses, desde que le despidieron por “recortes”.

Abrió la puerta, rápidamente pudo sentir el frescor de su cara, algo que agradeció infinitamente. Intento avanzar con paso decidido hacia la recepción, intentaba dar una imagen de seguridad. ¿Seguridad? ¿Qué era eso? Apenas lo recordaba ya, hacía tiempo que lo había perdido, seguramente ayudo algo el hecho de haber recibido varias negativas en sus entrevistas. Sabiendo que la primera impresión es fundamental, intento animarse, “eres un licenciado, tienes 35 años, has trabajado activamente 15 años, tienes una gran experiencia ¿Qué razón tienen para rechazarte?”, se repetía constantemente en la cabeza. Cuando llego al mostrador la recepcionista le indico que esperase sentado, el señor Martinez le recibiría en un momento.

Se sentó, a su lado tenía varias revistas, cogió una, no vio nada interesante, cogió otra, empezó a leer un artículo sobre las maravillosas vistas de Noruega, deseaba poder visitar ese lugar algún día, desgraciadamente no disponía de los recursos suficientes para viajar al extranjero, por si eso fuera poco, estaba tan nervioso que le era imposible concentrarse en la lectura, por lo que desistió rápidamente. Su vista se poso en el reloj, tic-tac, tic-tac, el segundero del reloj se movía con dificultad, parecía no querer avanzar, odiaba que el tiempo pasase tan sumamente despacio, odiaba estar sudando aún teniendo el aire acondicionado al lado, odiaba sentirse un principiante buscando trabajo, un inútil de la vida, odiaba la corbata de rayas rojas que le había comprado su mujer, bueno, ex mujer, parecía que el amor se había acabado junto al dinero, casualidad……, realmente odiaba a esa puta zorra, como si no tuviese suficientes problemas como para que al llegar a casa, en vez de recibir apoyo, lo máximo que recibía era unos gritos desagradables, y por si eso fuera poco, además, tenía que alquilar un piso, “puta ley” pensaba.

Suspiró, debía concentrarse, no podía dejar pasar esta oportunidad. Miro el reloj, todavía quedaban 5 minutos, la espera se la hacía eterna, recorrió la habitación con su mirada, unas plantas artificiales (claro, si fuesen de verdad no durarían ni dos días), unos cuadros “modernos” que no acababa de comprender, las paredes pintadas de color sepia…. un estilo bastante sobrio en general, sin demasiadas florituras. En ese momento, sus ojos se fijaron en la guapa recepcionista. Con los nervios le había sido imposible fijarse en lo guapa que era, su melena rubia y larga, sus ojos azules, sus labios refinadamente pintados, sus voluminosos pómulos…. seguramente su talla 90 también había ayudado en su contratación. Pudo notar como poco a poco su erección se hacía mayor, asustado, intento despejar rápidamente su mente, olvidarse de la chica, para ello no se le ocurrió otra cosa que pensar en la Duquesa de Alba, por suerte, funciono. Al instante la secretaria levanto la mirada, le miro, y le indico que el señor Martinez estaba disponible, y que podía pasar.

Se levanto inmediatamente, se ajusto la corbata, se ajusto el traje, y se encamino hacia la puerta, golpeo con su puño dos veces, “¡Adelante!”, se escucho desde el otro lado. Abrió la puerta. La decoración de la habitación consistía en un escritorio de madera antigua, una alfombra persa, y un ventanal gigantesco cuyas vistas abarcaban toda la ciudad. Tras la mesa se encontraba un hombre bigotudo, de cabeza rechoncha, tanto el bigote como su cabellera estaban llenos de canas. Tras echar un vistazo a la habitación, anduvo un par de metro, y se sentó en la silla que se encontraba justamente enfrente del Señor Martinez. Pudo entonces contemplar como la mesa estaba llena de papeles, ordenados pulcramente, y encima de todos ellos, su curriculum, además, dos vasos de agua acompañaban a los papeles.

- Juan Jose Echevarria. Es ese su nombre, ¿verdad? – le pregunto el señor Martinez

- Si, así es.

- Está bien señor Echevarria, dígame, ¿Por qué cree que es idóneo para llevar a cabo nuestra contabilidad?

Juan tardo unos segundos en reaccionar, intento pensar rápido, tenia la boca seca, deseaba tomar un trago de agua, pero ¿Estaba ese vaso ahí por simple cordialidad? ¿Debía beber, o era mejor aguantarse? Lo que estaba claro es que necesitaba dar una respuesta ya, además, tras la entrevista se iría a un bar, el agua no le sería suficiente, por lo que decidió dejarlo para más tarde.

- Bueno, he trabajado durante 15 años en la misma empresa, y no he tenido ningún problema, hemos pasado con nota todas las auditorias. Además, conozco a los auditores de la zona, se tratar con ellos, y mi trabajo siempre es pulcro y ordenado.

- De acuerdo, permítame beber un poco de agua antes de proseguir.

El señor Martinez sostuvo con sus temblorosas manos el vaso de agua, y dio un breve sorbo. Unos instantes más tarde su cara empezó a cambiar de color, fue obteniendo un color cada vez más oscuro, sus temblorosas manos intentaban desabrochar el nudo de su corbata, esperando con ese gesto facilitar la entrada de aire en sus pulmones, tras ver que no surtía efecto, intento pedir ayuda a Juan, que no movía ni un ápice de su cuerpo, estaba petrificado, absorto, en estado de shock. Lo único que pudo hacer Juan fue ver como poco a poco la fuerza escapa del cuerpo del señor Martinez, como sus manos, tras revolver todos los papeles que solamente unos minutos antes estaban bien ordenados, no podían siquiera mantenerse cerradas. Su cuerpo, inerte, se escabullía bajo la mesa, deslizándose lentamente desde la silla. Juan, simplemente, veía escapar su mejor oportunidad, veía como la persona que estaba enfrente había muerto con una mueca horrible en la cara. Juan, simplemente, veía como su vida se iba a la mierda, siguiendo la misma trayectoria de su curriculum, que había acabado impregnado de las babas del susodicho. Por si eso fuera poco, el olor empezaba a ser inaguantable, al parecer el cadáver le había dejado un regalito en forma de pastel de chocolate, que con la ayuda del calor, inundaba la sala de tan magnífico olor. Aun así, Juan, seguía inmerso en su mundo, era incapaz de moverse o de articular palabra alguna. El único movimiento en su cuerpo era el de su corazón latiendo, y el tic-tac de su reloj, incansable. Tic-tac, tic-tac, tic-tac…….

[Katia]

Jonan, está muy bien de contenido, me ha enganchado, sabes narrar ágilmente y creando intriga, y los principios son precisamente los que deben "atrapar".

En cuanto a la ortografía, faltan muchas tildes y hay demasiadas comas, si te fijas. Utiliza el F7 de Word, y verás como adelantas

[lucia]

Aparte de las tildes que te ha comentado Katia, procura no repetir tanto las mismas palabras. En e l primer párrafo hay demasiadas incomodidades y trabajos.

El resto tiene los mismos fallos. En cuanto a la historia, has conseguido que se me atraviese Juan