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La reina dispuso un pequeño palacio dedicado a su princesita en el coto de caza, ya que su niña podía enfermar por cualquier cosa o cualquiera. Así se dispuso una enorme alcoba parecida a una casa de muñecas. Desde sus primeros andares dentro del recinto favorito de la reina, la princesita conoció las maravillas que hacen brillar los ojos pero no dan consuelo al corazón, las sedas multicolor mas hermosas y suaves traídas desde lejanos países solo para ella; juguetes exóticos como tiovivos en miniatura creados por los mas celebres artesanos; muñecas de porcelana que abrían y cerraban los ojos imitando a bebes de verdad; ponis con piel genuina que podía montar una tarde lluviosa imaginando como seria el mundo el cual le era privado.
La reina pasaba mucho tiempo con su princesita mas esto no significaba que le daba calidad, la niña podía sentarse en un rincón jugando sola o con alguna aya mientras su madre conversaba con sus damas o hacia otras actividades. Su madre la aleccionaba en lo mas mínimo que debía hacer y de lo que se esperaba de ella. La princesita complacía en lo mas mínimo a su madre para verla sonreír o ser feliz por que desde que se volvió la señora de esas tierras, la habían alejado de su familia y sentía el vacío junto con la soledad de un amor no prodigado. La frase predilecta de la madre a la pequeña niña era “nunca te iras de mi verdad no sabes que sin ti sufriría demasiado tu perdida, quiero que seas independiente pero eres tan débil, como podrías sobrevivir en el mundo exterior” para ella era solo una muñeca, su muñeca por capricho y por que le debía la vida .
Así pasaron los años y la reina nuevamente estuvo en gravidez, el reino se puso gozoso y tuvieron una nueva esperanza por un heredero. Para la princesita no pasaban los años ni los días, para ella todo era igual soñando que había detrás de las ventanas y las paredes de mármol. Un día mientras se suponía dormía la siesta se escucharon golpes, la princesita no podía saber lo que era ya que en su mundo solo era lo poco que la rodeaba su innata curiosidad la hizo mover muebles cerca de la alta ventana , nunca lo había intentado pero que mas daba no estaba nadie cerca, ni su madre se había aparecido por ahí, no tenia que fingir mientras estaba sola, se subió de puntillas y alcanzo la ventana a los lejos vio troncos que se derribaban y humo. “árboles que bien solo los he visto por los libros” pensó vivazmente – no puedo abrir la ventana pero que pensara madre, bueno solo un poquito, se dijo en voz alta. De repente el aire meció sus cabellos y sintió el aroma clásico de humo mezclado con verano, nunca se imagino que desde ese momento el día seria especial.
Continuara.............gracias por leerlo
Shaila
que es horrible, bueno a mejorar.
fuera de las faltas de ortografia, me ha gustado mucho la historia y me gustaría leer la continuación. Un abrazo querida, bye 