acabado
ya desde el principio se adivina que la novela no pertenece a esa clase de libros que enamoran, sino que resultan ser simplemente correctos. De este modo, el contexto de la trama resulta pesado según avanzan las páginas hasta resultar tedioso en la parte final, a pesar de que es entonces cuando todo se precipita. Y es ahí donde reside el valor de este libro, con un par de buenas sorpresas que recuerdan ligeramente al mejor Coben y su sello característico: un escenario inquietante, un puñado de personajes y giros de trama que se revelan en las últimas líneas. Sin embargo, ello no es óbice para obviar lo que ha antecedido a ese gran momento: unos personajes monótonos y un ritmo narrativo que, de poético, lastra la buena experiencia de lectura. Y es una pena porque la trama no desmerece, pero acabas obligándote a acabar el relato y eso nunca es positivo.
dos estrellitas y media para este libro de Staalesen, un autor al que hay que agradecer su táctica pero traiciona su técnica. De no ser por ello estaríamos hablando de un notable descubrimiento. Pero, qué se le va a hacer. Todo no se puede tener.