El emperador obeso me está ayudando.
Usa su sombra para protegerme del calor del desierto,
Ha dejado de comer, solo para alimentarme,
Es gracias al reflejo de sus gigantescas gafas, que tengo luz en las noches;
Y me escucha cuando hablo de los tacones.
De su color verde oscuro,
De los detalles, algo exagerados, que parecen aumentar su precio;
De la presión que han ejercido y que tal vez sigan ejerciendo en mi interior,
Aplastando, construyendo
Y básicamente jugando a ser dios conmigo de apóstol.
El emperador escucha comprensivo, con un habano en los labios y jugando con su bastón,
Entendiendo también que tiene que pasar algún tiempo,
Que mis pensamientos y corazón tienen que alinearse, formando algo casi perfecto.
Sera entonces,
Cuando líneas rojas dejen de corregir mis reflexiones,
Que tomaremos un café
Y parados en el mismo terreno,
Le contare todo sobre la dueña de los tacones.
Parado en mal terreno
Re: Parado en mal terreno
Es un poema bipolar. La primera parte casi parece un juego infantil y la segunda es plenamente adulta.
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
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Re: Parado en mal terreno
Si es lo que buscabas, no.
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