Un periodista descubre en una alfombra traída de la India un mensaje de socorro del niño que la ha tejido. Incapaz de no darse por aludido, y siguiendo dos leves pistas -un nombre, Iqbal, y una procedencia, la ciudad de Madurai- el periodista inicia una investigación que le llevará a descubrir la tremenda realidad de la esclavitud infantil. Un tema de plena actualidad, en una novela-reportaje de Sierra i Fabra que, al hilo de la acción, pone al descubierto una de las grandes miserias de este siglo XX: la explotación de los niños. Buena documentación y ritmo trepidante, para un relato que se lee con mucho interés.
Relato que hace reflexionar, pues nos cuenta una pesadilla. Una pesadilla que es realidad. Mientras leo esta prosa, ágil y amena, llena de diálogos, me sitúo sin esfuerzo en el taller de alfombras que nos describe. Yo estuve en uno igual en Egipto, cerca de El Cairo. Algo olía a gato encerrado, pero no quise pensar que aquellos niños que tejían con sus pequeñas y hábiles manos estaban sufriendo algún tipo de persecución. Cuando menos, eso sí, eran mano de obra barata.
El problema en la India es mayor. La estructura de castas propicia que perviva la esclavitud. Los padres venden a sus hijos y luego son mantenidos de mal manera mientras trabajan ante el telar horas y horas.