AUTOR: Marc R Soto
AÑO: 2008
RECOPILADO EN: El hombre Divergente
EDITORIAL: Grupo AJEC y edición para Kindle aquí.
EXTENSIÓN: págs.
SINOPSIS:
- Los mosquitos solo viven durante un día, Nacho recordaba que la señorita Mercedes se lo había explicado en el colegio. Aunque tal vez estuviera equivocada, porque el mosquito que se escondía en su habitación regresaba noche tras noche al apagarse la luz: se posaba en un dedo y comenzaba a ascender, cada vez un poco más pesado, por el envés de la mano, sobre la piel fina y sensible del brazo, arriba, cada vez más arriba, antes de picarlo...
Sí, tal vez su profesora estuviera equivocada. Ojalá lo estuviera, porque Nacho anhelaba aquellos picotazos.
Los necesitaba.
Mercedes, por su parte, necesitaba otras cosas. Recuperar a su marido, por ejemplo. Y silenciar a aquella voz desquiciada de su pasado, que susurraba, desde lo más profundo de su ser "vuelve, sabes que deseas volver...". Cada vez más alto. Más fuerte.
Y así transcurren los días en una tranquila población costera donde la oscuridad acecha bajo disfraces inofensivos: un niño tímido, una mujer que mira el teléfono, el zumbido nocturno de un mosquito, una picadura sin importancia... hasta que el horror por fin se desencadene en una noche de pesadilla.
Hola a todos. Abro este hilo para, muy brevemente, anunciaros que quien lo desee puede descargar la novela corta "Mosquitos" (incluida en "El hombre divergente") en todos los formatos habido o por haber.
Más información, enlaces de descarga y demás, aquí.
¡Espero que os guste!
La portada:
El prólogo:
CINCO MINUTOS ANTES de que el sol asome tras las colinas y convierta el agua en cobre, la vida despierta en las marismas de Collero. Los patos se desperezan y acicalan sus plumas. Los caballucos del diablo planean sobre las cañas y los pájaros vuelan tras ellos. El silencio se rompe cuando, de pronto, cientos de ranas y sapos croan al unísono bajo el cielo malva. Cinco minutos antes de que amanezca, las marismas son un hervidero.
Después el sol estalla, exprime su zumo sobre las carreteras, los tejados, la fundición de hierro gris que es el motor económico de la zona; baña los juncos que sobresalen de las marismas en el linde Este del pueblo como postes de vigilancia. Sobre ellos se posan las gaviotas esperando el momento de lanzarse tras algún pez despistado, y su sombra sobre las verdes aguas es la sombra de la muerte.
Los mosquitos alzan el vuelo entonces y legiones de ellos recorren la superficie dibujando lentas espirales que se mecen con la brisa. Cuando el viento sopla del Este –tal y como ha sucedido durante toda la semana–, los mosquitos invaden el pueblo y los lugareños avanzan dando manotazos por las calles, pero esta mañana, tres días antes de la matanza, el viento ha cambiado por fin de dirección.