Nº de páginas: 192 págs.
Editorial: DESTINO
Lengua: ESPAÑOL
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788423328949
Año edición: 2012
Plaza de edición: BARCELONA
Ediciones B escribió:Uno de los inversores más poderosos del mundo desvela las causas de la crisis y apuesta por la intervención del Estado para solucionarla.
Primas de riesgo desbocadas, recetas improvisadas para salir de la crisis, proclamas apocalípticas…La enloquecida actualidad financiera, sin tiempo para la reflexión, pide a gritos espacios como el que aquí dedica George Soros, una de las mentes financieras más reconocidas en todo el mundo, a diagnosticar en tiempo real la política económica de los últimos años en Estados Unidos y Europa.
Realizando una suerte de enmienda a la totalidad a las tesis del thatcherismo adoptadas también por Reagan en los años ochenta, según las cuales el mercado se regula solo, sin intervención del Estado, Soros sostiene que es la supresión de las normas y los sistemas de control sobre el mercado lo que ha provocado el descontrol y el fraude; algo que, unido al gasto manirroto de ciertos países, ha generado una deuda tóxica que está en el origen de la crisis.
A lo largo de esta treintena de ensayos, escritos entre 2008 y 2011, Soros, una voz de un peso específico y una autoridad difícilmente discutibles, propone que nos detengamos y pongamos en perspectiva lo ocurrido desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, a la vez que inyecta una dosis de sentido común a la realidad de los mercados y plantea una serie de soluciones a la crisis basadas en su conocimiento directo de las finanzas internacionales.
Entre ellas, asumir que los mercados no son capaces de autocorregirse y reconocer la necesidad de intervención del Estado para marcar las reglas del juego. Porque sólo con reglas, afirma Soros, es posible el liberalismo.
Por qué los mercados sólo pueden sobrevivir con reglas
Cuando Thatcher y Reagan dejaron de tener razón
La tormenta financiera es un ensayo en tiempo real –compuesto por distintos artículos publicados en la prensa especializada anglosajona, como el Financial Times- sobre la crisis de Estados Unidos y Europa, las respuestas equivocadas de los gobiernos y el futuro que nos espera a todos. En él, Soros realiza una suerte de enmienda a la totalidad a las tesis del thatcherismo apoyadas por Reagan, según las cuales el mercado se regula solo, sin intervención del Estado. La historia de la superburbuja que nos ha reventado en la cara arrancó en 1980 y no hace apenas unos años, como aseguran muchos expertos.
Soros, uno de los genios financieros más indiscutibles de las últimas décadas, un liberal convencido y militante, sostiene sin embargo que la supresión de las normas y los sistemas de control sobre el mercado, en lugar de mejorar la competencia, han provocado el descontrol y el fraude, lo que, unido al gasto manirroto de los países, ha generado una deuda tóxica que está en el origen de la crisis.
Este libro defiende que los Estados deben olvidarse de medidas paliativas como el plan de rescate, las bajadas de interés o la garantía de los depósitos, que no han parado la crisis, y que deben, además, asumir que los mercados no son capaces de autocorregirse. En definitiva, apoya la necesidad de intervención del Estado para marcar las reglas del juego, porque sin reglas, afirma Soros, no hay liberalismo.
El mercado como credo: un sistema con taras
«En 1980, cuando Ronald Reagan fue elegido presidente de Estados Unidos y Margaret Thatcher era la primera ministra del Reino Unido, el fundamentalismo de mercado se convirtió en el credo dominante del mundo. Los fundamentalistas de mercado creen que los mercados financieros asegurarían el reparto óptimo de recursos siempre que los gobiernos dejaran de entrometerse con ellos.»
«En los ochenta, consiguieron guiar la política de Estados Unidos y el Reino Unido. Estos países se embarcaron en la desregulación y la globalización de los mercados financieros. La iniciativa se propagó como un virus.»
«Por desgracia, el principio básico del fundamentalismo de mercado está equivocado: los mercados financieros, dejados a su aire, no tienden necesariamente hacia el equilibrio: son igualmente propensos a producir burbujas. La historia demuestra que, desde su nacimiento, los mercados financieros siempre han generado crisis económicas. Toda crisis ha provocado una respuesta de las autoridades. Así se han desarrollado los mercados financieros, de la mano de la banca central y la regulación de los mercados.»