Le abro hilo aparte porque creo que lo merece. No conocía a su autor, Claude Seignolle, y ya es lástima porqeu tiene otras obras que parecen caramelos.
En este relato, el narrador-protagonista, de 18 años, noctámbulo en París, con apetito de mundo y obsesivo hasta el agotamiento -o demasiado necesitado de afecto, o excesivamente fantasioso-, descubre a una muchacha (16 años) por la calle y la persigue el tiempo suficiente como para enamorarse/encapricharse de ella como un becerrillo. La conoce, claro. Y
" (...) entonces surgió entre nosotros una extraña y vertiginosa comunión. Sonriéndola, volví a contemplarla, empujado por una necesidad tan intensa de ella, que se vió obligada a bajar la cabeza, sin duda para ocultar esa gran timidez que sienten las jóvenes cuando, creyéndose incapaces de no lograr nunca emocionar a un hombre, manifiestan un exagerado pudor cuando se les presenta la prueba súbita de lo contrario".
La descripción del tira y afloja sentimental, el fuerte componente sexual (reprimido) entre ambos cuando se conocen, me parece impecable.
Pero -siempre hay un "pero"- ella es
muda. Y viste muy anticuadamente. Y nadie parece poder verla. |
Y a eso se le suma la "anormal y breve vida nocturna" que lleva...
"Mi amor por Delfina me había desposado con las tinieblas". Es desoladora su búsqueda de ella. Pero el lector está más que avisado de que Delfina es una aparición, pese a su solidez, aunque la expectación por conocer su historia no decae hasta que es satisfecha.
Y luego está el final:
Delfina es un fantasma de la revolución francesa, una criatura que atraviea cada noche varias calles de París eludiendo barricadas que solo ella, en su mundo, puede ver. El prota la descubre, la ve, pero no entiende su actitud. Se enamoran, o al menos, él. Y finalmente, ¿por las acciones de él? (el vestido rojo, su llamada de atención), ella MUERE en el siglo XIX, en el tiempo de él, con un vestido rojo y atravesada por una bala perdida de ¿1798?... |
A partir de cierto punto me ha recordado muchísimo al mundo onírico, a la ambientación de pesadilla de Meyrink.
Me gustó muchísimo. No pude dejar de leerlo hasta que lo acabé.