La tejedora de coronas - Germán Espinosa

En este foro se hablará de novelas históricas.

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La tejedora de coronas - Germán Espinosa

Mensaje por 1452 »

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Ficha técnica
Colección: Hispánica
Páginas: 400
Publicación: 20/09/2006
Género: Novela
Precio: 18,00 €
ISBN: 9789588061887
EAN: 9789588061887

Además de lúcida y subyugante, La tejedora de coronas, centrada en el personaje de Genoveva Alcocer, es un viaje a través de un lenguaje magnífico y pleno de sorpresas, vigor y sugerencias, que al guiar al lector por un pasaje de la historia de Cartagena y su presencia en el siglo XVIII, lo ubica entre las coordenadas que han integrado la mentalidad, el espíritu y la realidad del hombre actual.

A partir de una gestación primitiva, el mar y sus bestias legendarias, Espinosa recrea un período en el cual saber, anticipar y crear constituían peligro; y corre estadios en donde la astrología, las matemáticas, los mitos imperantes en el viejo y nuevo mundo, la intolerancia y la guerra, se planteaban como aventuras de envergadura y riesgo iguales. Asistimos al desmoronamiento de una época dominada por la superstición, cuando la crueldad y los afanes de poder engullen el nervio de los pueblos, pero también la afirmación, la inteligencia, la intuición y proyección de los pensadores, inventores, revolucionarios y disidentes; esos cultores del espíritu que ejercerán notable influencia sobre las generaciones posteriores. Con su erudita y apasionada visión de Cartagena y de esa época, su fervor por temas históricos y magistral empleo del lenguaje, una certera claridad del pasado y del porvenir más allá del porvenir, el novelista predice que el lastre de violencia, inquisición, horror, ignorancia y brutalidad no será permanente. A la larga, la imaginación y la creatividad serán más fuertes que los engranajes de los señores de la guerra y la estupidez. El espíritu y la inteligencia ganarán la batalla de la oscuridad.
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Re: La tejedora de coronas - Germán Espinosa

Mensaje por 1452 »

La he empezado hoy y me está gustando, pero se me está haciendo extraño tener que leer sin puntos, y a veces hasta un poco pesado, no sé si será durante toda la novela igual...
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Re: La tejedora de coronas - Germán Espinosa

Mensaje por 1452 »

El País escribió:Germán Espinosa, un escritor patrimonio de la humanidad
La fantasía prima sobre la razón. Aunque para llegar a ese reino se deba andar por caminos culebreros. Fue lo que pensó, sintió e hizo el escritor colombiano Germán Espinosa que, a los 69 años, falleció el 17 de octubre en Bogotá, a consecuencia de un cáncer bucal.

Considerado como uno de los escritores latinoamericanos más relevantes de los últimos 30 años, Espinosa no sólo logró la venia de la crítica, sino también del público y de las instituciones colombianas e internacionales.

La Unesco declaró en 1992 Patrimonio de la Humanidad su novela La tejedora de coronas. Escrita en 1982, el autor de Cartagena de Indias se remonta a los siglos XVII y XVIII para mostrar los destellos, eclipses y contradicciones del Siglo de las Luces a través de la vida de Genoveva Alcocer.

Con la condena a la hoguera de esta mujer en la ciudad caribeña, la novela crea un mosaico de lugares, voces, sentimientos e ideas políticas, sociales y culturales de una época en la que la humanidad corría a trompicones hacia el alba de la modernidad.

Fue la manera en que Germán Espinosa intentó reelaborar la historia desde la literatura. Una vocación que empezó a rondarlo cuando en su adolescencia leyó a autores como Stevenson y Salgari, pero que lo asaltó tras el encuentro con Alejandro Dumas.

Aventuras que lo envalentonaron tanto que a los 15 años publicó un primer libro, aunque ajeno a aquellas intrigas: Letanías del crepúsculo, un poemario erótico que le costó la expulsión del colegio. Una incomprensión que le confirmó que su reino estaba en la imaginación, y que sólo desde allí podría tratar de entender el lugar donde posaban sus pies. La vía para llegar a la razón.

Después de ese poemario vendrían otros 40 títulos, entre cuentos (le encantaban los finales inesperados y sorprendentes), novelas, más poemarios, ensayos y piezas de teatro. Todo ello mientras ejercía de periodista, editor, traductor, profesor universitario e incluso diplomático.

Sobre su interés por el arte de escribir dijo que "la intención era un poco derruir el mito de la purificación a través de la literatura". Creía que el escritor tenía que seguir escribiendo porque nunca lograba alejar para siempre sus demonios. Lo más que podía hacer era mandarlos a paseo una temporada, hasta que de repente volvían a aparecer como un espanto, y no había más remedio que volver a escribir.

"Creo que el impulso literario nace de buscar una especie de compensación de anular una serie de cosas que pesan sobre nuestra conciencia. En la novela, el escritor tiene que volcar todo porque si no la novela aborta". Y él se volcó en un estilo muy literario en novelas como Aitana, La balada del pajarillo, Los cortejos del diablo, El magnicidio, Sinfonía desde el nuevo mundo y Los ojos del basilisco; en poemarios tipo Canciones interludiales, Reinvención del amor, Diario del circunnavegante y Libro de conjuros.

Es el legado de un Germán Espinosa soñador de historias de la Historia, ávido buscador de verdades y de la libertad y feliz creyente y apóstol del amor. Y los amores. Y de las ataduras de sus embelecos, desamores y enigmas, como lo plasma, por ejemplo, en un pasaje de su cuento Los gemelos y el oráculo: "Convinieron, pues, en prolongar con voluntariosa fuerza el amor que ahora se profesaban, hasta la víspera del día en que cumpliesen 40 años. Llegada esa fecha, Focis podría disponer de la vida de Alerio, a fin de preservar su poder y su derecho. El menor de los gemelos prometía someterse gustoso a esa fatalidad, en aras de...".
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Re: La tejedora de coronas - Germán Espinosa

Mensaje por 1452 »

Me ha costado entrar en materia debido a que esta novela tiene una serie de peculiaridades que la hacen densa: el lenguaje utilizado cercano al barroquismo, la ausencia de diálogos, la falta de puntos —sólo se utilizan al final de cada capítulo—, la complejidad sintáctica, etc., pero una vez superadas las primeras cien páginas —aunque las últimas ochenta también me han costado lo suyo— me he acostumbrado a todo ello y ha merecido la pena el esfuerzo y la voluntad porque es un gran libro y la historia de la Historia, valga la redundancia, es estupenda, aunque sólo son cuatrocientas páginas necesitan su tiempo, que es bastante, porque es de esos libros que hay que ir leyendo un poco cada día para no saturarse, al menos en mi caso, que he tardado casi un mes en terminarlo.

El punto de partida son los días previos al ataque de los franceses a Cartagena de Indias, y entre Cartagena, Europa y América, Genoveva va alternando los recuerdos de su vida pasada en Cartagena con lo que va viviendo en los años posteriores en Francia, España..., aunque en realidad todo gira alrededor de la Expedición de Cartagena, pues es en ella donde pierde a toda la familia que le queda y a su primer amor, Federico —también donde sufre sus primeras violaciones—, y es debido a la influencia de él en su vida, aunque apenas son unos adolescentes cuando se enamoran y la tragedia irrumpe en sus vidas, que ella encauzará su vida del modo en el que lo hace, el joven astrónomo es la razón de su ansia de conocimiento, de sus diversos viajes, de su deseo de libertad. El segundo amor de su vida, y uno de los personajes secundarios más importantes de este libro es Voltaire, a pesar de que durante toda la novela aparecen muchísimos personajes históricos —dos de los que más me han llamado la atención han sido Henri de Boulainvilliers y François Le Clerc—, es François Marie Arouet quien destaca.

La historia de Federico me ha hecho pensar en cuántas personas habrán hechos grandes descubrimientos y habrán muerto antes de poderlos dar a conocer públicamente, llevándose todo el mérito, gracias a esa circunstancia, otra persona que los haya descubierto más tarde, una pena, porque de haber tenido la oportunidad Federico Goltar hubiera sido uno de los grandes de su época.

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Respecto al personaje de Genovena Alcocer hay algunas cosas que me descuadran un poco, por ejemplo, Espinosa la presenta como una mujer que desde muy joven se esfuerza por adquirir conocimientos y cultivarse intelectualmente, empresa que tras la partida de su lugar natal se ve mucho más favorecida, y se relaciona a lo largo de su vida, directa o indirectamente, con varios intelectuales relevantes, sin embargo, esto no se aprecia demasiado ni en sus conversaciones ni en sus reflexiones, no suele exponer sus conocimientos directamente, no se la «ve» debatir sus ideas sino plasmar y transmitir las de otros, parece que cumpla el mero papel de narradora, de simple vehículo, aun siendo ella la protagonista, porque al fin y al cabo el libro son sus memorias; sí se percibe cierta aura de conocimiento ella, pero me hubiera gustado que esto fuera algo más patente.

Otra de las cosas que no alcanzo a entender del todo es su activa vida sexual, no sé qué es lo que se quiere mostrar al lector a través de su relación con el sexo que siempre está tan presente, quizás sea otra forma más de mostrar que ella es una mujer libre —aunque en el fondo no lo sea del todo—, en aquellos tiempos donde la Santa Inquisición, entre otros, quería hundirlo todo en la miseria y en la oscuridad.

Una de las facetas más conseguidas, a mi modo de ver, del personaje de Genovena son las creencias religiosas, al principio muy férreas, lo que es normal dados la época y el entorno en el que ha nacido y se ha criado, pero luego, poco a poco, va liberándose de ellas, y a pesar de que no sea por completo, pues desde el principio se advierte que algo de ellas queda, sí lo suficiente como para poder vivir experiencias que le estarían vedadas de otro modo, es más, creo que con el paso de los años no es tanto un abandono de sus creencias sino una mejor comprensión, al menos esa es una de las conclusiones que yo extraje de su encuentro con Benedicto XIV.

Hay un personaje en este libro que creo que daría para otro libro, la hermana de Federico, María Rosa, es un personaje que a mí me resulta muy complejo, sufre lo que a mí me parece que es una escisión de personalidad que la lleva de un extremo a otro durante toda su vida, puede pasar, y además consigue resultar creíble, de ser una prostituta a ser una abadesa.

Aunque toda la narración acerca de «El Oriflama» y el ataque a la ciudad es apasionante, al igual que lo que concierne a Voltaire, para mí el núcleo de este libro es la lucha por la libertad, por el conocimiento, hay dos clases de personas en esta «guerra», los que quieren liberarlo y los que lo quieren coartar, pero el núcleo del núcleo, y todavía más importante, es la libertad de pensamiento, porque hasta algunos de los que quieren acabar con ciertas instituciones que consideran que van en contra del progreso intelectual, parece que quieren que todos se unan a sus ideas y deseen terminar con ciertas ramas de conocimiento, vamos a llamarlo así, que para ellos no están a la «altura», hay un pasaje del libro que para mí define esto perfectamente.
... mientras el barón von Glatz, al calor nada satisfactorio de la chimenea, cuya lumbre hacía danzar rojizos fantasmas en las paredes, sobre los manguales cruzados y las viejas lanzas de guerra, discurseaba acerca del poco valor de la moral social ante la ética personal y trataba de demostrarnos cómo la primera variaba insensiblemente, sin que sus más recalcitrantes defensores se diesen apenas cuenta, y cómo tal fenómeno solía pasar inadvertido a los historiadores, por concentrar éstos su atención en determinados períodos de la historia de un pueblo y no en el largo fluir de los acontecimientos, de suerte que, por ejemplo, imaginábamos siempre a los griegos muy reverentes con la religión deifica, sin saber que ya en tiempos de los diádocos fue abandonada totalmente para dejar campo a la astrología, mientras los dioses del viejo panteón eran reemplazados por divinidades forasteras como Atis, Astarté o Baal, lo cual lo llevaba a afirmar que, así como toda evolución cultural de cierta importancia tenía, por definición, que ser hecha contra la moral corriente de su tiempo, así aquella evolución, al cumplirse, por una debilidad más que humana solía erigirse a su turno en moral establecida, en dogma, y acababa por ser tan nociva como su predecesora, casi su hermana, casi su discípula, de modo que esta Diosa Razón que ahora la ciencia y la filosofía se esforzaban por entronizar, a la vuelta de unas centurias se volvería tan rígida, tan mezquina y tan inquisitorial como el cristianismo que la provocó, de eso no parecía caberle la menor duda, ya veríamos a los racionalistas acumulando dogmas inconmovibles, y aun elevando príncipes y pontífices que no aceptarían nada que con sus ojos no pudiesen ver, entonces el avance de la ciencia, cuyo impulso inicial es la hipótesis, debería refugiarse otra vez en los insalubres sótanos de la clandestinidad, pues según él el universo guardaba muchos secretos que la sola razón humana no podría tan fácilmente esclarecer, y para cuyo futuro discernimiento sería necesaria otra guerra entre la Razón y la Intuición, es decir, entre la ciencia y la filosofía, guerra en la cual la religión confundiría aún más a los legos, tomando partido ya por una, ya por otra de las partes en discordia y salpicando con su descrédito a aquélla que eligiese como favorita, ante lo cual decidí preguntarle si, en las presentes circunstancias, a comienzos del siglo XVIII, recomendaba, así fuera transitoriamente, el partido de la Diosa Razón, y respondió que sólo en una forma exterior y convencional, pues, en lo íntimo de sí, el hombre de pensamiento debería siempre preservar su independencia de las corrientes de la hora y remitirse muy exclusivamente a sus impulsos profundos, o sea, a su ética individual, única que podía salvarlo y abrirle los caminos de un fidedigno conocimiento, ideas que siguió exponiendo durante largas sesiones en aquel invierno...
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Esta lectura me ha recordado muchísimo a la lectura de Don Quijote de la Mancha —aunque Don Quijote de la Mancha al lado de La tejedora de coronas me parece casi una lectura ligera— no por una cuestión de similitud, sino porque mis sensaciones con las dos han sido muy parecidas, no son lecturas fáciles, pero compensa darles un poco de margen porque tanto una como otra son auténticas joyas.

Por cierto, una vez terminado sigo estando algo confusa sobre qué foro sería el suyo, si éste o el de «Novela histórica», aunque creo que encajaría más en el último porque, pese a que hay cosas totalmente ficticias, su base, desde mi perspectiva, es histórica.
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Eyre
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Re: La tejedora de coronas - Germán Espinosa

Mensaje por Eyre »

1452 escribió:Por cierto, una vez terminado sigo estando algo confusa sobre qué foro sería el suyo, si éste o el de «Novela histórica», aunque creo que encajaría más en el último porque, pese a que hay cosas totalmente ficticias, su base, desde mi perspectiva, es histórica.
Allá que va, entonces :wink:
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ciro
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Re: La tejedora de coronas - Germán Espinosa

Mensaje por ciro »

Estupenda reseña 1452. Dan y no dan ganas de leer el libro. Me explico: el libro parece muy interesante, pero a uno le da la impresión de que va a tardar un buen trecho en leerlo con ese lenguaje alambicado. Yo creo que en eso se parece más que al Quijote, a Cien años de soledad o a los libros de Saramago como El evangelio escrito por Jesucristo, que me gustaron pero iba leyendo casi a hoja por día para no saturarme.
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Re: La tejedora de coronas - Germán Espinosa

Mensaje por 1452 »

Gracias, Eyre :60:.

Ciro, comprendo perfectamente lo que dices, según lo iba leyendo tuve bastante claro que seguramente nadie más lo leería, pero será una pena, de verdad, porque es un libro maravilloso, quitando una cosa que me disgustó profundamente y que le ha costado su parte de nota, el resto es francamente notable.

No es una lectura fácil, no voy a engañar a nadie, de hecho creo que es el libro que más me ha costado leer en toda mi vida, y no hablo sólo de tiempo sino también de voluntad, pero merece la pena, incluso la utilización del lenguaje que hace Espinosa, que es una de las cosas que más dificultan la lectura junto con la sintaxis, se acaba convirtiendo en un gusto, tanto es así que una vez terminas esta novela y coges cualquier otro libro te sientes desubicado, por lo menos a mí me está pasando, es como si La tejedora de coronas fuera un mundo aparte, un universo en sí mismo, y una vez que estás fuera lo echas de menos, pero en esto influye mucho, al menos en mi caso, el hecho de que no he leído nada más que esto durante varias semanas y relativamente poco al día, incluso había días en los que no leía nada, es decir, se pasa mucho tiempo con el libro y eso ayuda a que se entre en la historia de forma muy intensa, a mí no me había pasado nunca esto, a este nivel, con ningún otro libro, es toda una experiencia literaria.

Sobre el tema de las comparaciones con otras novelas es algo muy personal, por ejemplo, a mí Cien años de soledad no me pareció en ningún momento excesivamente complicada, al menos no la recuerdo así, tampoco la recuerdo como una lectura densa —la tengo que releer algún día, así que ya veremos si mis recuerdos son certeros—, El Evangelio según Jesucristo, creo que lo tengo en casa pero no sé si lo he leído o no, yo lo comparé con Don Quijote..., porque es una lectura relativamente reciente y, sobre todo, porque es un libro al que al principio también me costó algo de esfuerzo habituarme y tardé en terminarlo algo más de tiempo que la media.

Seguramente ya no será este año, porque no sé si lo resistiría :lol:, pero más adelante tengo que leer algún otro libro de este gran autor.
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ciro
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Re: La tejedora de coronas - Germán Espinosa

Mensaje por ciro »

Con El Quijote suele pasar que lo ves tan gordo que te da pereza. Sobre todo a la edad que sueles leerlo. Yo lo leería con 20 años o así. Entonces me dije. Vale, cada noche me leo un capitulo nada más y poco a poco lo acabo. Cuando me fue gustando, claro empecé a leer más de un capitulo cada noche, pero fue la forma de abordarlo.
A mi Cien años de soledad me gustó mucho pero al no tener tampoco mucha puntuación ocurre lo mismo que tú has descrito, que debes estar muy concentrado y no perderte nada y por tanto ir lento.
Yo no descarto leerlo, pero como tú dices, con paciencia y en solitario. Yo es que suelo leer 5 o 6 libros a la vez y para estos casos es mejor lo que tú comentas.
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