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Título: Las mentiras de la ciencia. ¿Por qué y cómo engañan los científicos? Autor: Federico Di Trocchio Título original: Le bugie della scienza. Fraude científico Año de primera publicación: ¿1993? Año de esta edición: 2005 Editorial: Alianza Colección: Historia de la ciencia, 2500 ISBN: 9788420639888 Traducción: Constanza V. Meyer Número de páginas: 472
Sinopsis de contraportada:
Sea para huir de la mediocridad, sea para salvar escollos en aras derealizar su contribución científica como en el caso de Galileo o Newton,los científicos han engañado desde siempre, si bien en la época moderna,desde que la ciencia pasó de vocación a profesión, lo más común es que elmotor para hacerlo sea el dinero, en forma de financiación o de cobro depatentes. FEDERICO DI TROCCHIO describe en esta obra el desacostumbradopanorama de LAS MENTIRAS DE LA CIENCIA en un relato curioso y documentadoque explica por qué y cómo engañan los científicos e incita a numerosas reflexiones.
Hace tiempo que tenía ganas de leer algún libro en italiano, idioma del que no tengo ni idea más allá de algunas palabras básicas, y me lo has puesto en bandeja porque éste me interesa mucho.
Voy a tardar dos años en leerlo , pero algo aprenderé.
1452 escribió:Hace tiempo que tenía ganas de leer algún libro en italiano, idioma del que no tengo ni idea más allá de algunas palabras básicas, y me lo has puesto en bandeja porque éste me interesa mucho.
Voy a tardar dos años en leerlo , pero algo aprenderé.
¿Vas a leerlo en versión original?
Yo no sé que tal estará este libro, pero si buscas libros en italiano yo te recomiendo también "Las cosmicómicas" de Itálo Calvino. Son relatos no muy largos que puedes y acabando. Lo que no sé es si el lenguaje es demasiado complicado.
Pseudoabulafia escribió:¿Vas a leerlo en versión original?
Palabrita que sí, lo tengo en el Kindle y el otro día leí tres páginas que me costaron como unas tres horas, pero no veas si se aprenden palabras .
Pseudoabulafia escribió:Yo no sé que tal estará este libro, pero si buscas libros en italiano yo te recomiendo también "Las cosmicómicas" de Itálo Calvino. Son relatos no muy largos que puedes y acabando. Lo que no sé es si el lenguaje es demasiado complicado.
Mi lema es: Para qué hacerlo sencillo si se puede hacer complicado.
No, la verdad es que necesito que el libro me interese mucho para no dejarlo por el cansancio de tanto buscar palabras, y éste es ideal.
Qué disgustos me está dando Di Trocchio , todavía sigo en estado de shock con esto de que Ptolomeo le copiara las posiciones de las estrellas fijas a Hiparco de Nicea.
Después de leer las historias de Ptolomeo, de Galileo y de Newton, lo que me da por pensar es si me puedo fiar más de los científicos actuales que de ellos.
Como he avanzado tan poquito, apenas nada, no sé si Di Trocchio también llegará a este punto o no, y si ahondará en él, aunque, a juzgar por el prefacio, las mentiras actuales, por llamarlas de alguna manera, parecen ser de otro tipo diferente al de las antiguas.
Albert Schatz (2 de febrero de 1922 - 17 de enero de 2005), destacado científico que fue con el tiempo reconocido por el descubrimiento de la estreptomicina, antibiótico usado para el tratamiento de la tuberculosis y otras enfermedades.
Nació en Norwich, Connecticut (EE. UU.). Hijo de padres ingleses y judeo-rusos, fue criado en una granja. En 1943 tomó el peligroso trabajo de la búsqueda de un antibiótico para la tuberculosis. Trabajó solo en un laboratorio instalado en un sótano en el Cook College en la Universidad de Rutgers. Luego de tres meses, el 19 de octubre de 1943 aisló dos cepas de actinobacteria, que podían efectivamente detener el crecimiento de ciertas bacterias resistentes a la penicilina.
Originalmente, el descubrimiento de la Estreptomicina le fue acreditado únicamente a su supervisor, Selman Waksman, que llegó incluso a recibir en 1952 el premio nobel por este motivo. Schatz rechazó drásticamente esta falsa acreditación de méritos e inició un juicio en 1950 contra Waksman, requiriendo su reconocimiento como descubridor de la estreptomicina y reclamando parte de las regalías de su patentes. En un acuerdo extrajudicial estos requerimientos se vieron satisfechos.
Falleció víctima de un cáncer pancreático en Filadelfia en el año 2005, luego de haber sido reconocido con múltiples premios a lo largo de su carrera. Sin embargo, la fundación Nobel nunca reconoció su error en la entrega del premio a quien solo había sido el supervisor formal del trabajo sin haber participado en el mismo.