Título: El agente de su majestad
Autor: David Shahar
Editorial: Galaxia Gutenberg
Año de publicación: 2001
David Shahar es uno de los renovadores de la literatura hebrea moderna y de su sociedad emergente. En El agente de su majestad refleja la diversidad de las influencias culturales y contradicciones del orden moral judío, a la sombra de la historia de amor de un espía que se infiltra en una de las organizaciones judías de liberación tras la creación del Estado de Israel.
David Shahar (1926-1997), nacido en Jerusalén en el seno de la quinta generación establecida en la ciudad, forma parte, junto con los novelistas Amos Oz y David Grossman, de ese grupo de escritores -entre los que cabría citar también a Aharon Appelfeld, Meir Shalev y el último Yaakov Shabtai- que renovaron la narrativa hebrea moderna convirtiéndola en una de las más dinámicas del mundo. Es muy posible que el espectacular renacimiento de la lengua hebrea se encuentre, junto con el éxito del kibutz, en la raíz de la vitalidad cuestionada de Israel. La literatura israelí contemporánea, que arranca a principios del siglo XX, ha sido indudable factor de cohesión nacional. Dentro de ella y en el nuevo escenario de la posguerra, Shahar tuvo un papel de cronista de la nueva sociedad emergente, del mismo modo que el papel de Amos Oz puede considerarse ahora mismo de moderador entre dos formas antagónicas de narrar un conflicto intestino de incierta solución.
El personaje central de El agente de Su Majestad es un sargento de origen alemán, Henry Reinhold, que sirvió en el Ejército británico en Palestina en la II Guerra Mundial, fue formado como espía y se infiltró después en los días del nacimiento del Estado de Israel en las filas del Irgun, una de las organizaciones judías de liberación. La historia, que abarca un período de treinta años, la cuenta un oficial israelí que vive la guerra de Yom Kipur contra los egipcios y que conoció a Reinhold cuando era un muchacho. El tema principal al que da vueltas Shahar es la dificultad de conocer las verdaderas motivaciones de las personas y la ausencia de lógica en la vida. elpais.com