Este magnífico relato tiene mucho en común con las grandes narraciones épicas que en todos los tiempos han existido. Tenemos a nuestro héroe, Koolau,
cuya infalible puntería y firme determinación consigue mantener a raya él solo a todo un ejército |
. Y tenemos unos valores morales, la lucha contra la injusticia y la defensa de la dignidad humana.
El relato comienza siendo la resistencia de una minoría estigmatizada por su enfermedad, contra la injusticia que supone su confinamiento en una isla, apartados del resto de la sociedad y obligados por unos extranjeros que paulatinamente han ido apoderándose de los territorios donde han nacido. Pero a medida que avanza la narración y aumentan las dificultades para Koolau, el relato se convierte en un canto épico de un personaje que lucha por su dignidad, que combate en una guerra que sabe que no puede ganar pero que nunca se rendirá porque prefiere morir de pie que vivir arrodillado.
El final del relato es grandioso.
Koolau tendido sobre la hierba con la lluvia golpeando sobre su cuerpo , dedicando sus últimos pensamientos a los momentos felices de su juventud. Cuando Koolau siente que su hora está cerca no he podido evitar acordar el final de Roy Batty en la famosa escena de las "lágrimas en la lluvia" de Blade Runner. Y sobre todo, la imagen final del hombre que muere abrazado a su fusil simbolizando a l hombre indomable, al rebelde que ha elegido no rendirse y que ha estado dispuesto a pagar un alto precio por conservar su libertad. |