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¿Quién no ha leído a Lope de Vega y Calderón entre otros muchos autores? Buñuel, Almodóvar, Fellini, ¿qué sería de una buena película sin un buen guión?
Teatro hispanoamericano contemporáneo (Tomo 1)
de VV.AA.
Carlos Solórzano, crítico y autor, reúne aquí las obras del teatro hispanoamericano con el propósito común de reconciliar al hombre con su mundo. En este tomo se incluyen: Sempronio, de Agustín Cuzzani; Ida y vuelta, de Mario Benedetti; Los invasores, de Egon Wolf; El fabricante de deudas, de Sebastián Salazar Bondy; En la diestra de Dios Padre, de Enrique Buenaventura y La muerte no entrará en Palacio, de René Marqués.
Detalles del producto
Tapa blanda: 419 páginas
Editor: Fondo De Cultura Economica USA (31 de diciembre de 2006)
Colección: Popular
Idioma: Español
ISBN-10: 9681607708
ISBN-13: 978-9681607708
Sempronio, de Agustín Cuzzani, trata el tema de la radiactividad y la diferencia de sus usos, es decir, como peligro o ayuda para la humanidad. Sempronio es un padre de familia argentino, que un día descubre que tiene la capacidad de proporcionar energía, es una pila humana. Él vive feliz ayudando a su familia y a todo el barrio, que de aprovecha de esta peculiaridad. Hasta que un día el Estado detecta esta energía y se quiere hacer con ella a pesar de provenir de un ser humano, por lo que terminan llevándoselo a unas instalaciones del gobierno para estudiarlo. Al final, lo que quiere enseñarnos en esta agradable historia es que todo lo que se use para el bien de la humanidad de forma desinteresada siempre será mejor que cualquier uso económico o armamentístico.
Ida y vuelta, de Mario Benedetti. Habla sobre una pareja desde que se conoce hasta que les abruma el tedio y lo cotidiano. Hasta ahí no hay mucha novedad, pero es que sin duda lo mejor de esta obra es el juego escénico que realiza el gran Benedetti, introduciendo un narrador que interactúa con lo personajes. Además de como plantea la historia y como la acaba. Merece mucho la pena.
A Benedetti siempre le he tenido poca estima. Su poesía me parece cursi (tal vez unos cuantos de temática política se salven), y su narrativa no le encuentro nada realmente destacable. Pero su teatro, del que he leído ésta y Pedro y el capitán, me han parecido muy buenas, sobre todo esta por el juego en escena tan original que propone. Un gozo, la verdad.
Estoy contigo, Armando. De momento (y aunque no me disgusta su poesía), lo mejor de Benedetti para mí también es su teatro.
Los invasores, de Egon Wolf. Esta obra está francamente bien. Nos plantea la familia de un industrial de éxito que vive junto a su esposa, su hija y su hijo en una lujosa mansión en un adinerado barrio. De repente una noche una marea de indigentes y desheredados del mundo irrumpen tanto en la vivienda como en el resto de la ciudad, tomando el control y comenzando a tomarse la revancha. Lejos de una obra panfletaria, asistimos al distanciamiento propio brechtiano en el que se nos plantea esa posibilidad, que esa gente algún día decida dejar de esperar y reclamar su parte. Hay muy buenos diálogos, y se nos plantea bien ambas formas de existencia y la incomprensión por parte de los ricos y la necesidad de cambio por parte de los pobres. Merece mucho la pena.
Aben Razín escribió:¡Me parece una recopilación muy interesante!...
Ambos tomos merecen muchísimo la pena, Aben. Está genial para conocer otro teatro. Además la calidad y la selección está muy bien. Y ya tanto el tamaño del tomo, como la extensión y el precio no podían más que mejorar esta más que recomendable antología.
El fabricante de deudas, de Sebastián Salazar Bondy. Es una obra actual pero con un regusto a Molière. En ella un hombre que vive constantemente endeudado y engañando y quitándose de encima a sus prestamistas, decide salir de la pobreza y las deudas casando a su hija con un noble extranjero. Pero la hija, que por otro lado está enamorada de un joven estudiante, alerta a este, que será el encargado de evitar la futura boda de su enamorada. Es quizás la más "normalita" del tomo, pero aún así juega con el humor y se pasa un buen rato.
En la diestra de Dios Padre, de Enrique Buenaventura. Es una obra extraña, pero muy original y curiosa. En ella tanto Jesús como San Pedro deciden premiar a un hombre muy caritativo que vive con su hermana haciendo el bien constantemente y compartiendo lo poco que tiene con los más necesitados, por lo que deciden concederle unos deseos. Lo disparatado de la trama está en la clase de deseos que pide, y en como estos enrevesan toda la trama. También es que está escrito en clave de humor.
Una obra interesante que merece mucho la pena. Lo mejor de esta antología es que nos da la oportunidad de leer obras a las que no estamos acostumbrados.
La muerte no entrará en Palacio, de René Marqués. En esta obra tenemos una representación de lo que para el autor supuso el protectorado de Puerto Rico por parte de EE.UU.
La muerte no entrará en palacio (1957) es una pieza teatral en la que René Marqués hace patente su vocación nacionalista -era miembro del citado Partido Nacionalista Puertorriqueño- y la aguda crítica que ejerce sobre los mecanismos de dominación colonial. Integrante del grupo conocido como la Generación del ´40, cuyo líder fue Lorenzo Homar, trabajó en el área de educación y tuvo polémicos conflictos con el gobierno de Luis Muñoz Marín.
Fue durante el gobierno de este político que se firmó el documento que convirtió a Puerto Rico de “colonia” en “protectorado”. En la mencionada obra teatral, Marqués retoma elementos del teatro clásico: los episodios desencadenantes estén enmarcados por los parlamentos de una sacerdotisa y de un adivino: Teresias y Casandra.
La muerte no entrará en palacio es un texto enmarcado: comienza con una profecía de Tiresias y se cierra con el cumplimiento de su pronóstico. Desde el principio, Casandra se anuncia como un personaje que ejecutará un “gesto histórico” -si hiciéramos un relevamiento de la frecuencia con que la palabra Historia aparece en el texto, notaríamos que su insistencia es demasiado significativa como para ser obviada.
En la obra de Marqués, estos atributos son trasladados a la hija de Don José: al principio vaticina la felicidad del pueblo y la esperanza de su amor con Alberto. Pero es esta chica “insignificante” (como la califican las mujeres de alta alcurnia que asisten a la firma de la nueva constitución del protectorado), crédula y optimista quien, tras la anagnórisis del cuadro final, reconoce su papel en la tragedia, infringe el “orden moral del universo” -la moira griega- y efectúa el gesto histórico: matar a su padre, el gobernador Don José, la ficcionalización del Muñoz histórico, el tirano imperialista enmascarado bajo el ropaje del liberador de Puerto Rico que encarna lo que podríamos llamar un sistema de “cesarismo democrático”.
El momento desencadenante -y esperanzador para el futuro de Puerto Rico- se hace evidente en la respuesta que Casandra ofrece al discurso de su padre, ante el Comisionado del Norte.
Cabe mencionar que, a pesar de la presencia y el rescate que René Marqués hace de referencias clásicas, en su drama existe una cosmovisión no teñida del determinismo griego. Hay esperanza de cambio; la muerte del tirano a manos de su propia sangre es una señal. Tiresias defiende el libre albedrío de los ciudadanos y se transforma en portador de la ilusión colectiva. Doña Isabel dice “Ay padrino, padrino nuestro. Dios me castiga por haber aceptado un destino que no era el mío”.
Esta era la última obra del tomo. Tanto el Tomo 1 como el Tomo 2 de esta antología son una maravilla que recomiendo a todo amante del teatro. Tienen una calidad enorme las obras seleccionadas y un precio muy recomendado. Es de lo mejor que he leído en teatro en mucho tiempo, y para mí ambos tomos son ya un indispensable en mi biblioteca.