Dorrego - David Viñas

¿Quién no ha leído a Lope de Vega y Calderón entre otros muchos autores? Buñuel, Almodóvar, Fellini, ¿qué sería de una buena película sin un buen guión?

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SISÍFO
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Dorrego - David Viñas

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Dorrego
de David Viñas



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Estas dos obras de teatro de David Viñas reflejan dos figuras de heterodoxos: uno argentino, el otro de América Latina, que por sus utopías son sancionados por el poder represivo o por los adversarios de sus excesos. Figuras y dramas resueltos sin detallismos, sino con lo esencial de lo trágico. Túpac Amaru, y Dorrego, tienen un común denominador: la rebelión frente al poder -protagonizada por figuras emblemáticas de la historia argentina y latinoamericana- y la correlativa punición oficial ejecutada contra toda heterodoxia.
De uno u otro modo, todas ellas proyectan dramáticamente algunas de las constantes más definitorias de la producción literaria de David Viñas de cuya obra escribió Ángel Rama: 'Así como las novelas y la ensayística davidiana descifran lo eludido por la mayoría de lo escrito en la Argentina, su teatro recupera los perfiles más críticos en la tradición de Sánchez y de Payró'.

Detalles del producto
Tapa blanda
Editor: Losada (1 de mayo de 2006)
Idioma: Español
ISBN-10: 9500363275
ISBN-13: 978-9500363273
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SISÍFO
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Re: Dorrego - David Viñas

Mensaje por SISÍFO »

Lisandro-Dorrego o la traición a la clase.
Nacidos en el seno de la clase detectadora del poder, los protagonistas de las dos obras adooptan una actitud heterodoxa y rompen con los principios establecidos. Contradictorios pero implacables defensores de los ideales que han asumido, sus actitudes resultan un escándalo para la oligarquía en la cual se formaron, una traición que debe ser castigada con un fin trágico.
En Lisandro, Viñas seguirá la trayectoria del tribuno enardecido en su defensa de la democracia, fiscal primero del gobierno de Yrigoyen, lo será luego, en una lucha que lo llevará a la muerte, de las acciones de sus antiguos amigos. No le resultará fácil cortar con su clase. Será una larga batalla en la que, como a Túpac lo comerán las vacilaciones. Lo sacarán de ellas la inalterable fidelidad de su ideario, más firme cuanto más se aparta de él su grupo social.
La trayectoria política de Lisandro se estructura a través de algunos núcleos claves: su oposición parlamentaria al gobierno de Hipólito Yrigoyen y posteriormente al golpe de Uriburu, su participación en las elecciones, el retorno a las Cámaras y la investigación y denuncia del negociado de las carnes. Alrededor de esos ejes se van desarrollando las acciones que muestran el paulatino alejamiento de su clase, dificultoso, acuciado por dudas, por tentaciones de poder, hasta el enfrentamiento final.
Armada la obra como un montaje de secuencias, el tratamiento dramático se enriquece con la utilización de coros, música y recursos técnicos -algunos de los cuales, como las proyecciones, remiten a Piscator- con los que se produce el distanciamiento. También mediante ellos se remarcarán las condiciones históricas:
Slights en una pantalla y voz en off señalarán el contexto ratificando u oponiéndose a la acción teatral. La música -tangos significativos desde el punto de vista social como "Yira, Yira", "Donde hay un mango, viejo Gómez", "Quévachaché!" contribuirán a la ambientación epocal. Pero donde se juega con mayor fuerza la teatralidad, donde la obra se dinamiza constantemente, es en el accionar del coro. El recurso de transformación del mismo que ya había presentado en Túpac Amaru se multiplica. Irrumpe en la acción de los personajes, la interrumpe y la distancia, juega situaciones propias, se relaciona con las proyecciones, expande el espacio escénico avanzando sobre la platea. Convocará al verosímil histórico. Y jugará rituales en los que el influjo de Artaud es evidente. Cambian entonces los signos del teatro épico y aparecen símbolos que rigen la crueldad. Un mundo amenazante y animalizado invade la escena: vacas opositoras, caballos en celo, langostas, espectros, acosan a Lisandro. Entonan melopeas cuyo lenguaje se va desestructurando por momentos incomprensible, para quedar en mugidos, relinchos, ronroneo o el silencio sólo regido por las acciones físicas.
La concepción materialista se enriquece con estos elementos. Distanciamiento y símbolos se conjugan y permiten testimoniar el pasado y reflexionar en su resonancia actual.
Dorrego. Transgresor de las pautas de su clase como Lisandro, pero sin dudas, y sin sentirse escindido como Túpac, Dorrego aparece al comienzo de la obra en la cúspide del poder y la popularidad. Esa seguridad, que es para sus oporitores traición a su núcleo de origen, provocará desde las primeras escenas la trama que conduce al derrocamiento, el primero de la larga serie de golpes militares de nuestra historia.
Poder, apogeo y escándalo titula Viñas el primer momento de los dos en que divide la pieza, sintetizando así la situación de esplendor de la breve trayectoria política del héroe. Armado el acto en secuencias paralelas, se presentará por un lado la fluidez y comodidad con que Dorrego se mueve entre el pueblo y con los caudillos federales, la seguridad con que cree poder aventar cualquier rebelión, el desprecio por la injerencia extranjera encarnada en la figura del cónsul francés. Pero por otro lado, en las sombras, se gesta la conspiración de la burguesía aliada al poder militar en el que sobresale quien será el antagonista: Lavalle.
Leído el pasado desde los sucesivos pasos que conduce al presente, el golpe contra Dorrego será también cada uno de los golpes contemporáneos y los civiles, los pelucones de la obra, actúan desde la óptica de La hora de la espada de Lugones.
La dicotomía histórica civilización o barbarie aparece nítida y escandalosamente para sus adversarios. Dorrego ha tomado partido por la barbarie. Incómodo en las formalidades del juramento o en los encuentros con el alto comercio, se distiende en los contactos con el pueblo, en los candombes, donde juegan elementos de carnavalización. La música irrumpe entonces en escena como un significante de fuerte referencialidad. Pero será también el elemento de ruptura, de distanciamiento de las situaciones en los songs que los cronistas-payadores entonan a lo largo de la pieza. Como quería Brecht, "el gestus de la demostración, que siempre acompaña el gestus demostrado es particularmente subrayado por las canciones".
El segundo momento, Caída, humillación y holocausto será la contracara del primero en la estructura simétrica de la obra: triunfo-derrota, federales-unitarios, pueblo-antipueblo. El espacio de los vencedores será el de la soledad (Lavalle frente a la plaza vacía donde antes Dorrego era aclamado) y de la dependencia (la larga enumeración de las deudas con el poder extranjero). pero la victoria de los opositores no culmina con el derrocamiento será necesaria la eliminación del que juzgan traidor.
En las escenas finales domina una fuerte teatralidad. Encarando a la muerte, Dorrego sostiene un monólogo en el lenguaje crispado, desesperado, que se va haciendo onírico ante la aparición del candombe -apoyo final en lo popular- mientras el coro de negros potencia el tono político. Ese tono domina totalmente la última secuencia en la que, mientras enfrenta Dorrego el pelotón de fusilamiento, los narradores comienzan a enumerar la larga serie de víctimas del poder y la opresión que desde ese primer momento hasta el presente han ido jalonando nuestra historia.
Apasionado y lúcido para enfocar la historia de Latinoamérica, Viñas logra plasmar un teatro épico renovado en el que la raíz materialista que enfoca los problemas se recupera en la escena conjugándose con los rituales del teatro de la crueldad que acentúan las contradicciones y los enfrentamientos. Y el horizonte de expectativas de las obras se hace explícito: un teatro político que explique las dificultades de la liberación americana.

Fuente: http://www.teatrodelpueblo.org.ar/drama ... gaseta001.
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SISÍFO
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Re: Dorrego - David Viñas

Mensaje por SISÍFO »

En esta obra nos encontramos con el general Dorrego, presidente de Argentina durante la época de la guerra contra Brasil. Al principio aparece como un gobernante cercano al pueblo y que le gusta festejar con este, cosa que desde el principio no agrada nada al sector más conservador y aristocrático de la sociedad, que desde el principio tienen en mente deponerlo por la fuerza. Y es así cuando por medio de intrigas convencen (este sector reaccionario) a otro general para que dé un golpe de estado y deponga a Dorrego. Este en cierto momento es consciente de la conjura, pero la subestima. Y el final está a la altura y es del estilo de las dos obras anteriores.
Otra vez más, merece la pena la obra política de Viñas. :lista:
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