Título: Ceguera al azul.
Autor: Javier Tomeo.
Año: 1969
Editorial: Tábano (colección: Galería de no premiados).
Páginas: 190.
Ahí están los personajes. A vista de pájaro, forman apenas un laberinto. Los personajes de Javier Tomeo -hombres e insectos- son puras formulaciones geométricas. Se diría que el autor no cree ya en la sangre. Es un mundo de consignas estáticas que engendra monstruos. Las palabras que sostienen el tinglado son neutras y ocres, casi sin matices, y el autor, a fuerza de estar ausente de cada una de ellas, acaba por estar presente y absoluto casi por ectoplasma. Javier Tomeo se diría que escribe con un compás y un metódico sistema de espacios blancos y negros. En Ceguera al azul, centra la acción en un personaje apenas insinuado en su profesión de corredor. El hombre, no cabe duda, respira y es de carne y hueso. Nos damos cuenta, a medida que el relato se convierte en una niebla, que este hombre no busca; huye de un mundo en el que la gente, que parece tranquila y aposentada, está realmente muerta entre las estructuras fosilizadas del sistema. Páginas irreales a fuerza de irrealidad, su lectura nos sirve de antídoto contra los tósigos que nos administran los astutos manipuladores de conciencias.