Regreso para irme... porque me da que va a ser mi tónica con tus relatos joío en todos lo concursos como pintes así cada uno de tus cuadros.
Me alucina esa visión tuya para crear cosas de la nada, cosas que llegan bien dentro, y que haces que las creamos posibles porque deben serlo, porque cosas como una niña calabaza con la piel de dos naranjas nacida de padre roto me lo creo, quiero creerlo. Hasta que no te he ido leyendo no tenía yo claro que me gustase a mí eso de lo onírico, vagar por lo irreal para darle esa fachada de posibilidad, aunque sea en la mente que lee, en la mente que vive lo que tú le das para leer.
Ahora soy cada vez más consciente de las inmensas posibilidades que se abren si uno apuesta por no tener límites, ni cortapisas, por dejarse llevar por los sueños y por todo lo que te nace. Hay que tener visión especial, claro, y hay que tener un buen pegamento con que juntar las letras, darles forma para que respiren y se crean a sí mismas, y sean creídas, y de eso tienes tú mucho; es más, diría que hasta te sobra, a saber cómo tendrás el escritorio de notas aquí o allá, de libretitas con letra apretada, formando mil y una hilera de hormiguitas alineadas. Y esa cabeza tuya que ya te dije que no podía tener tamaño normal, pero cómo tú dirías le cabe una noche de verano con todos sus luceros, y una playa soleada con todos sus granos de arena, y un mar revuelto con sus mareas y sus espejos, y una realidad entera con todo todito dentro.
Autor te admiro, te lo digo antes de que ahí arriba, junto al nombre de este relato homenaje tan hermoso, aparezca tu nick, porque luego todo lo traspapelas, fintas y requiebras.
Gracias por hacernos soñar.
