Cuando las lluvias torrenciales de julio llenan el cauce del río Santa Cruz, que cruza la pequeña ciudad fronteriza de Tumacarori (Arizona), es imposible pasar a México. Donald, que ha escapado de la prisión —donde cumple condena por asesinato—, ha escogido un mal momento para refugiarse temporalmente en el rancho de su hermano Patrick. Nada tienen en común, salvo una inmoderada afición a la bebida y el extraño desapego que sienten ante la vida. Patrick, además de abogado y rico propietario, es ahora deputy sheriff; Donald, el hermano pródigo, es en cambio un fugitivo que ha de cruzar el río a toda costa. Así comienza este drama en torno al amor entre hermanos, que cobra visos de western trágico y que, al igual que el inacabable desierto que constituye el decorado, nos retrata uno de los universos más desesperados de Simenon.
Escrita en 1949, El fondo de la botella comienza con la clásica advertencia de que los personajes que aparecen en ella son ficticios; en vano. Los biógrafos de Georges Simenon aseguran que éste vivió, junto a su hermano Christian, una situación parecida a la descrita en esta obra; simplemente, Simenon traslada a ella lo ocurrido en París, en la primavera de 1945, cuando su hermano, comprometido con el colaboracionismo y condenado por asesinato tras un consejo de guerra, acudió a él. Porque, digamoslo ya, esta novela trata de la culpa y de las complejas relaciones entre hermanos, tema que tocó ya en La nieve estaba sucia, escrita unos meses antes de El fondo de la botella.
Autor: Georges Simenon
Título original: Le Fond de la bouteille
Año de publicación: 1949
Editorial: Tusquets
Colección: Fábula
Año de la edición: 2005
ISBN: 978-8483109984
Páginas: 212
Traducción: Ramón de España