Es una preciosidad cómo recrea y sumerge en Tahití, Lo he disfrutado mucho ya sólo en este aspecto. Pero yendo a la trama, tomamos el seguimiento del mayor Owen, que acude a la isla en vista a dar con un chaval al que, por fallecimiento de su padre, le caería una gran fortuna. Si no lees la reseña, esto se va desvelando poco a poco. Al principio la novela plantea un viaje en barco por Panamá en la que el mayor Owen descubre un polizón, y sentimos como se molesta cuando ésta resulta ser una mujer que anda a vuelta con el telegrafista... aunque una vez en Tahití, la cosa no termina bien, y resulta estar aliada con el antagonista, el francés. Pero en realidad, la trama de esta mujer, su antigua relación con el buscado, y el ser " cebo" preparado por el francés para hacerlo caer en aceptar la fortuna, aunque de algún modo es la trama (ya que el mayor Owen, precisamente, aspira a lo mismo, y por tanto, hay una rivalidad entre ambos, pero no sólo por esto, si no también por carácter y por vida), queda un tanto, para mi, en segundo plano. Hace mover las cosas, pero lo que me ha terminado importando era cómo iba viendo, sintiendo, viviendo, el mayor Owen.
Al final Owen entiende que bien está la nueva vida del muchacho que venía a buscar, y que ya se las verá él mismo en si quiere o no cambiar radicalmente de vida (al final, sigue con lo suyo, casado con una nativa, y rechaza el asunto). El francés lo va a llevar peor, ya que iba buscando de manera agresiva tener acceso a esa fortuna. Pero Owen es de otro talante. Vamos siguiendo sus reflexiones y su planteamiento vital, a través del ir viviendo en Tahití, en clubs, en bares, y en cabañas.
Este libro, sin pretenderlo, deja un poso de gravedad reflexiva y a la vez, transmite muy bien las sensaciones de haber estado ahí, de transportarte a un paraje idílico, donde las gentes son como niños y viven de manera tan natural y desenfadada con su medio. Lo he leído con mucho gusto, la verdad.
Me ha parecido curioso cómo se hace referencia varias veces (por parte del doctor Benedic, afincado ya en la isla) al "ser uno de los nuestros", es decir, personas que al final asumen que ya es bastante el ir viviendo por doquier, y sin muchas esperanzas terminan acodándose en las mesas de los clubs de Tahití para siempre, cagados de canas y recuerdos. Es lo que le pasa a Owen. De hecho, podría ser esta una novela donde vemos reflejado el sentimiento de soledad y la sensación de entrada en una edad donde ya no cabe esperar nada más. Lo menciono, lo de ser uno de los nuestros, porque en Lord Jim de Conrad también se hacía varias veces referencia a eso, a ser "uno de los nuestros", en el sentido de ser un verdadero marino, con luces y sombras, y que al final le es indiferente volver o no a una suerte de hogar. |