Director: Mario Bava
Productor: Lionello Santi para Galatea
Guión: Mario Bava, Mario Serandrei, Ennio de Concini, según el relato "El viyi" de Nikolaï Vasil'evich Gogol
Fotografía: Mario Bava
Música: Roberto Nicolosi
Montaje: Mario Serandrei
Intérpretes: Barbara Steele (Katia Vajda/princesa Asa Vajda), John Richardson (Dr. Andre Gorobec),
Andrea Checchi (Dr. Thomas Kruvajan), Arturo Dominici (Javutich/Javuto), Ivo Garrani (Príncipe Vajda),
Antonio Pierfederici (sacerdote), Tino Bianchi (Ivan), Clara Bindi, Enrico Olivieri, Mario Passante, Renato Terra,
Germana Dominici
Nacionalidad y año: Italia / Alemania 1960
Duración y datos técnicos: 87 min.
Taringa escribió: La Princesa Asa es sentenciada a muerte por practicar brujería con su criado Javutich. Dos siglos después, la trama se centra
en el viaje que emprenden, hacia Moscú, el Profesor Kruveian y su joven protegido, el Doctor Andre Gorobec. Los dos incitan
al cochero a que atraviese un lúgubre bosque, aunque éste esté marcado por una fatal leyenda, una superstición que enmarca
la tumba de la bruja Asa en algún lugar de su interior…
La Máscara del Demonio se revela como una cinta de terror instintiva, poseedora de un prólogo impactante pero, a la vez, funcional, que introduce al espectador en esta historia de amantes castigados y maldiciones proferidas, con la inquisición y el vampirismo como protagonistas residuales.
Bava utiliza sus conocimientos en el campo de la fotografía para dotar a la película de un aire irreal y oscuro, incluso en las estancias más iluminadas que no son las del castillo sino las de unos jardines repletos de ramajes mustios y estatuas siniestras. La luz se resguarda de la aristocracia pero no del pueblo ni de sus cantinas, ni de un campo abarrotado de vida y ríos.
El entretexto oculta la descomposición de una familia aristocrática de aires ancestrales sufriente de los excesos de aquellos que posibilitaron su fortuna, viviendo amedrentados por el recuerdo de un pasado cuya naturaleza se explicita del modo que mejor saben hacer las cintas de género: con fantasmas.
El gusto por la acumulación de detalles y por la densidad de la puesta en escena se convierte en un elemento más de la narración, contribuyendo a forjar su apariencia umbrosa y turbadora.
El desmesurado uso del blanco y negro expresionista deudor tanto de los mejores filmes de la Universal como de la obra de maestros de la talla de Tod Browning, James Whale o F. W. Murnau, el italiano retoma sus propios logros formales de "I Vampiri" o "Caltiki, il Mostro Inmortale" para crear un bosque denso y profundo, donde la oscuridad más impenetrable vive a la par con otros elementos, en un principio más banales, pero tan importantes como los inquietantes sonidos de los animales o los destellos de los rayos tormentosos. Un bello cuadro, apuntillado por un soberbio uso de la luz, que se ajusta
a la perfección a ese tono mágico pero marchito a la vez que marca la narración del argumento.
Otro de los aciertos de La Máscara del Demonio es el de haber propuesto, por primera vez en el cine fantástico, una fémina de tales atributos; sí, el cine de terror no contaba hasta entonces con una mujer tan maquiavélica como Barbara Steele; esta inglesa de cabellos oscuros y grandes ojos, cuyo nervio dramático se sustentaba en un rostro cuasi cuadrado, geométrico y de gestos insultantes y fieros, originó una clase de personaje mujeril desde entonces harto recurrente en el cine de género, una malvada en la que se entremezclaba desde el histrionismo más telenovelesco hasta otros particulares tan sutiles y malsanos como una sensible ternura o una tristeza atrayente por su evidente decaimiento.